2ª Entrevista exclusiva para sanchezdrago.com: De la enseñanza en España y todo lo demás

 

Es indudable que en un mundo tan alienado como el nuestro ya no quedan sabios o, si los hay, escasean. Mientras el común de los mortales pululan cuales marmolillos, Fernando Sánchez Dragó deviene en luz del Faro de Alejandría que ilumina el planeta gracias a su sabiduría perenne, poliédrica y macrocósmica. Este escritor y viajero soriano es el vivo reflejo de ilustrado comprometido, crítico con la totalidad del sistema y audaz donde los haya: filósofo de la sospecha, no comulga con doctrina política alguna, su dios es la libertad y su carta de presentación la humildad y generosidad, virtudes ineludibles para alguien que –como él- pretende conquistar la inmortalidad del alma. Lega a la Humanidad una extensa e intensa obra literaria y filosófica, además de un sinfín de programas de televisión que marcarán un antes y un después en la Historia del invento del maligno: invitarnos a leer es su caballo de batalla y, hoy, con sesenta y nueve espléndidos años, sigue empeñado en ello a través de Las noches blancas, renovada línea de fuga intelectual después del talantazo socialista que le censuró Negro sobre blanco. El próximo viernes 25, La Esfera de los Libros publicará Kokoro: A vida o muerte. Dragó entrevista a Dragó, un libro en el que conversa consigo mismo y con la muerte, a la que espera sin desespera. Además, Planeta publicará en febrero Muertes paralelas, una obra voluminosa que, de momento, supera las quinientas páginas; ésta no pasará desapercibida para nadie. Sin duda, Fernando Sánchez Dragó ya forma parte de la Historia de la tradición sapiencial española, junto a escritores como Miguel de Cervantes e intelectuales como Séneca, José Ortega y Gasset o Ibn Arabí.

Pasen y lean, amables lectores, una entrevista profunda, sincera, crítica, lúcida e inusual en un mundo como el nuestro, en el que el sano hábito de reflexionar se convierte en el vicio de especular y opinar.


- Aristóteles inicia su Metafísica con semejante afirmación: “Todos los hombres desean por naturaleza saber”. ¿Opinas igual que el filósofo de Estagira?

- Aristóteles se equivoca. No todos los seres humanos son iguales. Hay personas y hay seres humanos que son simplemente animales. Las personas que no utilizan la vida para saber, para averiguar, para conocer, no son seres humanos, son animalitos. Ésos son como ovejitas que caminan por donde uno quiere, igual que si les tiras un mendrugo o un hueso para jugar con ellas. Pasan por la vida como marmolillos, sin enterarse de nada, sin preguntar nada; a mí ese tipo de personas no me interesa en absoluto, no los considero mis semejantes, no son mis semejantes. En cambio, hay algunas personas -muy pocas- que, efectivamente, utilizan la vida para saber, para averiguar. Entonces esas personas se construyen un alma. Cuando nacemos se nos da la posibilidad de construirnos un alma, es decir, recibir la inmortalidad. Quien no tiene alma cuando se muere, perece. El noventa y nueve por ciento de los seres humanos no se construyen un alma y se van a la nada cuando se mueren. En cambio, los que se ponen en marcha -más o menos- para acercarse a la verdad en mayor o menor grado, y han aprovechado los talentos que se le han dado para construirse un alma o un conato de alma, ya no perecen cuando se mueren sino que entran en el ciclo de la vida. Cuando alcanzas la gnosis, la verdad, en definitiva, entonces ya no pereces.

 

- Aseguras que sólo la religión puede responder a las cuestiones esenciales que se plantea el ser humano. ¿Puede responderlas también la ciencia?

- Vamos a ver. Yo no digo que sólo la religión las puede responder, sino que sólo la religión se las plantea. La ciencia no se plantea en principio qué somos, quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos. El científico es un mero observador que anota y que llega a conclusiones, por así decir, estadísticas sobre el funcionamiento de la naturaleza, esto es, la física; la ciencia no va más allá de la física, no va después de lo que viene de ésta. De ahí la preocupación de Aristóteles en su Metafísica: lo que viene más allá, después de la física. Desde este punto de vista, toda la Historia del Arte -y la Historia del Arte es la búsqueda de lo sublime, la búsqueda de la verdad, bondad y belleza- hasta la Revolución Francesa, prácticamente -con poquísimas excepciones- es arte sagrado. La gente confunde religión con iglesia debido al peso del Cristianismo y del monoteísmo; en el ámbito de Occidente, cuando hablas de religión hablas de iglesia. Si tú hablas de religión en China o en la India, nadie la va a confundir con una iglesia porque el Budismo, el Taoísmo o el Hinduismo no han generado nunca iglesias. Religión e Iglesia son conceptos completamente diferentes. Una iglesia es algo que pertenece al mundo de la polis, de la sociedad, de la economía: es un ámbito profano, no sagrado. Desde ese punto de vista, en la medida en que sólo en el ámbito sagrado -o religioso, si lo prefieres- se plantean esas preguntas, sólo el ámbito del espíritu las responde. Si sales a la calle y no te formulas ninguna pregunta no te vas a tropezar con la verdad.

 

- Por eso defiendes la presencia de la religión en la enseñanza...

- Soy partidario de la enseñanza de la Historia de las Religiones, es decir, de la historia de la búsqueda de la verdad. Pero, si no se enseña Historia de la Religión, preferiría que se enseñara alguna religión porque, por lo menos, en las religiones se inquieta al alumno. Mi nieto es un chico listísimo, educado en un ambiente ilustrado: su madre Ayanta es crítica de libros en la Cope, yo soy escritor, etcétera. Pues bien: el otro día me dejó estupefacto porque, hablando delante de él, salió a relucir Adán y Eva, y nos para y nos pregunta: “Oye, ¿quiénes son Adán y Eva?”. O sea: dicen que hay cultura, y un niño de casi trece años, nacido en una familia ilustrada, no sabe quién es Adán y Eva. Por lo menos si les hablas de religión católica, cristiana, la que sea, sabrán quién es Adán y Eva, y tendrán una cultura y se habrán formulado las preguntas. Desde ese punto de vista, si no les enseñan Historia de las Religiones, si no les enseñan Budismo -que yo lo preferiría al Cristianismo- o Taoísmo, por lo menos, mejor eso que nada. Por supuesto, les van a contar muchas mentiras y muchas patrañas, todas las que cuenta la Iglesia, pero les van a inquietar un poco, y yo prefiero eso a nada. No hay que olvidar que - no tanto en el protestantismo, que es cristianismo puro- el catecismo es Pablo, que formula su arquitectura conceptual, y éste era un helenista, un griego. Hay mucho paralelismo colado de rondón en el catecismo y también mucho Oriente. Me parece que era Michellé o Renan -no lo recuerdo con exactitud- quien decía que el drama del catolicismo es que nació con vocación de ser una religión oriental y se convirtió en una religión occidental. Entonces todo eso está metidito, pero si quitas la hojarasca de la Iglesia, de los obispos, de la catequesis, de los mandamientos y todo esto, algo queda.

 

- La educación es un desastre nacional, o esa idea se desprende del informe PISA, además de la violencia imperante en las aulas, la desmotivación de los alumnos, el fracaso escolar...

- La educación en España es formar asnos multiculturalistas. Hay una confusión tremenda entre el multiculturalismo que se deriva de la cultura: las culturas no se pueden mezclar, y si lo hacen desaparecen. Una cultura tiene que tener un núcleo duro. Esta idiotez de la Alianza de Civilizaciones nos conduce a la guerra mundial, avalada ya hasta por el Rey de España: Kofi Annan, un corrupto, con el Zapatero este, y el Presidente de Turquía y el Rey de España.
Por ejemplo: confunden civilización con cultura. Civilización sólo hay una en el mundo. Es decir, en El Cairo, en Tokio, en Ciudad del Cabo, en Buenos Aires, en Madrid o en París, hay la misma civilización. Tú y yo llevamos esta camiseta, estos pantalones, la gente se pone corbata, ahí hay un televisor, hay coches en las calles... La civilización es la misma en todas partes. Lo que es diferente son las culturas y, verdaderamente, la riqueza del mundo está en el mantenimiento de estas culturas, y no en hacer una especie de chapapote, de cocidito madrileño, con todas ellas. Desde el momento en que confundes cultura con multiculturalismo o con civilización, que son conceptos que no tienen nada que ver, ya te estás cargando con su base la educación.

Pero, además, si democratizas la educación también te la estás cargando porque, el problema de la democracia, es que es un sistema político para organizar la polis, y en cuanto a sistema político tiene sus virtudes y sus defectos. Pero es eso: un sistema político. El problema es que la democracia se ha convertido en un régimen, en una iglesia, en una religión (en el libro que estoy escribiendo hay treinta o cuarenta páginas dedicadas a trazar un paralelismo entre la religión y la democracia, y es impresionante: la visita de los Reyes a Belén que sería lo del siete de diciembre, la Carta Magna es la Biblia, reformistas y no reformistas, etc.; es idéntico, comulgar por Pascua florida, votar una vez cada cuatro años, es evidente). ¿Qué es lo que pasa? Esa extrapolación de la idea de democracia a ámbitos que no son políticos ni económicos es errónea. Ahí es donde la democracia se convierte en un enemigo de la libertad. El arte, por ejemplo, no puede ser democrático. El arte es jerarquía: requiere maestros y discípulos. Y la educación es evidente que es jerarquía: tiene que haber un profesor y un alumno, y éste tiene que respetar al profesor y acatar su autoridad. Si no hay autoridad no hay educación. En el momento que dices: tabula rasa, todo tiene que ser democrático, el arte tiene que ser democrático, la educación tiene que ser democrática, entonces te estás cargando todo aquello que no sea directamente democrático.

Éstas son las dos causas fundamentales de lo que está sucediendo en España. Claro, cuando la democracia lleva desde hace trescientos años como en Inglaterra, todos estos vicios de la democracia y esas tiranías que el propio Tocqueville -creador de la democracia- denunciaba, desaparecen más o menos. Aquí en España, como estamos recién nacidos en esto de la democracia, somos más papistas que el Papa y nos lo estamos cargando todo. Y encima, claro, tenemos los políticos que tenemos, que es una cosa patética, todos esos políticos que gobiernan.

 

- Por fortuna, sigue sin interesarte la política...

- La política no me interesa nada, la miro de una manera frívola: tengo hábito de leer el periódico, pero como quien lee Caperucita Roja. Lo que pasa es que la política ha llamado continuamente a mis puertas. Yo no he llamado nunca a las puertas de la política. En la época de Franco, por ejemplo, a mí no me interesaba nada. Yo estuve en la cárcel sin haber leído un solo texto marxista. Y dentro del Partido Comunista yo era rebelde, aventurero, podía ir a cazar leones como Hemingway, etcétera. Pero ya entonces la política no me interesaba nada. Además, nosotros, los de entonces, no luchábamos por traer la democracia: luchábamos por traer la libertad, cosa bien distinta.

Yo soy una persona curiosa, me meto en todas las partes, los políticos llaman a mis puertas, a veces me dejo tentar... Soy guerrero. En el mundo actual hay muchos ámbitos para guerrear, y la política es uno de esos ámbitos; por ejemplo, cuando se trata de sacar a Felipe González del poder me alío con el Partido Popular: un guerrero tiene que establecer alianzas, estrategias, y la única estrategia entonces era aliarse con el Partido Popular. Lo cierto es que yo me aburro en la política profundamente. Yo soy hombre de campo, no de polis.

 

- Si te dieran un cargo de Ministro de Cultura, ¿qué programa desarrollarías?

- En la época de UCD me tentaron y, a la persona que me lo propuso, de manera amigable, le dije que aceptaría pero con tres condiciones: trabajar ocho horas, ni una más; salir con pantalones vaqueros, sin corbata y en camiseta al mundo exterior; por último, llevarme Las Meninas al comedor de mi casa. Entendió que yo no era la persona idónea para el cargo.

Ni te cuento en la época de Aznar: empezó a comentarse muy seriamente que iban a hacerme Ministro de Cultura, Ministro de Medio Ambiente, Director del Cervantes, Director de Televisión Española, cosas así, y yo estaba horrorizado. Yo sé que Aznar es un hombre sensato y no se le iba a ocurrir nunca sentarme en el banco azul. Claro, yo lo primero que haría en el banco azul es ponerme una chilaba, fumarme un porro y cosas así; no lo puedo evitar, soy un excéntrico como todo escritor creo que debería serlo... Entonces le escribí una carta a los tres días de ganar las elecciones y le dije: José María, yo sé que no estás loco, y que no me vas a nombrar nada, pero como todo el mundo me dice por ahí cosas, te suplico que no me ofrezcas nada porque va a ser muy difícil decirte que no. Además, es un ámbito que nunca he pisado, una experiencia nueva. Y yo, que al fin y al cabo, me pirro por las experiencias nuevas, podría ceder y picar. Le dije que no me nombrara nada y lo cumplió.

 

- Parece que los socialistas tienen algo contra ti...

Los socialistas son cristianos, son una religión: el socialismo es una secta, el cristianismo es una herejía, esto es evidente. Entonces yo para ellos no soy un intelectual crítico, soy un renegado. Si yo no hubiera sido antifranquista, si no hubiera estado en el Partido Comunista, habría sus más y sus menos pero no me tendrían esta tirria especial. Además, tienen esta costumbre pintoresca de que, cuando llegan al poder, cierran todos los ámbitos. Les irrita porque creen que con eso me joden, y no lo hacen. Al contrario, me encanta que me cierren puertas: un fracaso, una derrota, te obliga a luchar, a buscar otras salidas, otras experiencias... Por ejemplo, es lo que ha ocurrido con Negro sobre blanco. Me había establecido en la rutina, e irme otra vez me ha obligado a reciclarme, a hacer cosas diferentes... Claro, eso les enfada muchísimo. Me ven en otro programa feliz y sonriente, y se cabrean porque se dan cuenta de que soy invulnerable. A mí no me pueden quitar nada: lo único que tengo es mi ser, no mi estar ni mi tener... No tengo apego alguno, me da igual. ¿Que tengo dinero? Me gusta tener dinero, e irme a un buen restaurante. ¿Que no puedo irme a un buen restaurante? Pues me como un bocata y soy tan feliz como en un restaurante. Esas cosas me dan igual. Mientras pueda leer y viajar, y estar con un amigo y tomarme una botella de vino -y eso no me lo van a quitar nunca- soy feliz.

 

- Y de Europa ni te cuento...

- ¡Querrás decir Eurabia!

 

- Sí. Dices que en treinta años pasaremos a ser el Tercer Mundo.

- Sí, pero eso no lo digo yo. Se dice en petit comité. Cualquier economista te dirá que vamos camino al Tercer Mundo. Yo que vuelvo continuamente del Tercer Mundo a Europa, la sensación que tengo es de extrema pobreza. Europa no funciona nada. Europa es un cachondeo. Europa es un espacio gobernado por el sistema de apoderarte vía confiscación de lo que ganan el setenta y cinco u ochenta por ciento de la renta per cápita -de una forma u otra- como mínimo (en Suecia llegan a cifras como del noventa por ciento), y que va a parar a las arcas del Estado. Y con eso compran votos. Se dedican a distribuir entre todos los mindundis de la Tierra el dinero por igual Eso se puede aguantar durante cierto tiempo, pero luego el edificio se desploma: no hay competitividad, la mano de obra en Europa es carísima y la menos productiva del mundo, y entonces las empresas se deslocalizan y se van a otras partes. Por otra parte, el sistema impositivo es brutal. El comunismo ha triunfado en Europa, todo son estados comunistas. Además del problema de la inmigración. Dentro de poco va a haber muchos más minaretes que campanarios. Europa como concepto desaparece: no tiene núcleo duro. ¿Cuáles son los países y las culturas que permanecen? Los países que tienen un núcleo duro: Japón, que no tiene inmigración. O Estados Unidos, que tiene inmigración pero ésta fue la que fundó el país. Hay un núcleo duro que es WASP: éste te podrá caer bien o te podrá caer mal, yo no me siento WASP, pero bien, es el núcleo duro de la cultura americana. Ortega escribió España invertebrada. Ahora hay que escribir Europa invertebrada. Fuera de Europa la gente cumple con su deber, la gente trabaja. Cuando llegas a Japón, a Estados Unidos, a la India o al Vietnam y se enteran de que llegas de España, de Europa, te dicen que eres de ese sitio en el que no se trabaja. Ésa es la imagen de Europa. Y luego está la sinvergonzonería imperante, el pícaro español: España e Italia son los países con más sinvergüenzas por metro cuadrado. Tú vas a Japón y no te engaña nadie. Honradez más voluntad más trabajo, es una ecuación que arroja prosperidad. En cambio, aquí no tenemos ni voluntad ni honradez ni trabajo. Europa se va al garete.

 

- ¿Y por qué no dicen esto los economistas?

- Los economistas son asalariados, están a sueldo, y dicen lo que dicen. Mira, en el Faro de Alejandría grabamos un programa sobre ambiente, y todos eran representantes oficiales de la Agencia de Medio Ambiente: dijeron que después de toda la que armaron para cambiar los coches a gasolina sin plomo, han descubierto que ésta contamina más que la otra. Me quedé horrorizado. Claro, no se atreven a confesarlo. Ahora habría que volver a hacer lo mismo en sentido inverso, pero no se atreven a decirlo. Eso es Europa: un cachondeo. ¿Cómo es posible? Poniendo el cazo: imagínate los miles y miles de millones de euros que ha supuesto cambiar todos los motores, las subvenciones a los políticos, etc. Tú llegas a Japón y no puedes cambiar los euros. Me pasó hace tres meses. En los bancos no quieren euros. Lo hicieron en el octavo banco que entré, y se quedaron el treinta y tres por ciento. China es la primera potencia del mundo, no dentro de cincuenta años, sino dentro de cinco; y Japón, Corea y Vietnam.... No hay nada que hacer, trabajan más que nosotros, trabajan mejor, son más honrados, son más austeros, son más limpios, son más simpáticos... No hay nada que hacer.

 

- Y Madrid...

- Madrid es una ciudad gobernada por un señor que la gente no se ha dado cuenta de que está construyendo su sepultura como Ramsés. Está construyéndose una enorme pirámide para ser enterrado con el honor de los faraones. Madrid es delirante, es la cochambre absoluta.

 

- Me gustaría que expresaras tu opinión sobre la opción de adopción de los homosexuales.

- Nunca he sido homófobo, sino todo lo contrario. Ayer hice un programa con Boris Izaguirre, que es un escritor excelente y que acaba de publicar un libro extraordinario. Claro, lo que pasa es que se superpone la imagen de Boris enseñando el culo en Crónicas Marcianas... Pero es lógico, si tú vienes y me das un pastón para que me baje los pantalones, yo lo hago... También estaban Leopoldo Alas y Eduardo Mendicutti, los tres homosexuales salidos del armario. Llega Javier Esteban de Generación XXI y saca el tema a debate. La adopción es un asunto serio. Existen unas pautas masculinas y otras femeninas: es el yin y el yang. Yo creo que un niño y una niña para crecer necesitan el modelo masculino y el femenino. Yo lo sé muy bien, porque no he tenido en mi casa el modelo masculino al no tener padre. Mi padrastro entró a casa cuando yo tenía ocho años, y nunca quiso colocarse en el lugar de mi padre; fue una persona encantadora y maravillosa, pero nunca asumió el papel de padre. Pues a mí me ha costado muchísimo trabajo, por ejemplo, aprender a ser padre, porque al no haber tenido el modelo de padre tardé mucho tiempo en convertirme en un padre de verdad, tropezando continuamente para conseguirlo. Como éstas, otras mil cosas. Entonces algunos dirán que hay infinidad de hijos de madres solteras; sí, muy bien, también hay infinidad de mancos y de cojos en el mundo... Qué se le va a hacer. Si un hijo es hijo de madre soltera, o han matado a su padre, como fue mi caso, o a su madre, pues qué se le va a hacer, es una fuerza mayor. Y en eso coincido con Savater: en el caso de niños huérfanos se puede admitir determinada familia monoparental, pero qué duda cabe que es infinitamente mejor una pareja armónica con un modelo masculino y un modelo femenino, de complementarios y no de adversarios. Desde ese punto de vista, yo soy enemigo de la adopción.

Ahora, por lo demás, esto del matrimonio y que les reconozcan los derechos me parece bien. A mí me llena de estupor que cien años de lucha reivindicando sus derechos se conviertan en ceremonias, confeti y tal, pero allá ellos.

 

- Gustavo Bueno, otro filósofo español, es buen amigo tuyo... No me dirás que comulgas con sus tesis sobre la felicidad...

- Me gusta Gustavo como yo le gusto a Gustavo: somos consanguíneos, nos llevamos bien, nos apreciamos, nos respetamos, pero decimos cosas completamente diferentes el uno del otro. Pero bueno, yo pienso como Proust que lo que verdaderamente une no es el pensamiento sino el sentimiento, la consanguinidad de espíritus. De Gustavo aprecio su valor, su coraje, esa especie de toro de Miura que tiene, es enérgico como yo... Todo eso lo aprecio. Ahora, otra cosa es lo que dice. Mi idea de felicidad es muy clara: la felicidad es el fruto de la buena conducta, y quien tiene ésta puede ser feliz aunque sea un desarrapado que está en la cuneta. Hay que hacer coincidir el querer con el deber, la libertad con la responsabilidad, y eso sólo se consigue a través del gnosticismo: cuando sabes quién eres, sabes lo que quieres y sabes también cuál es tu papel, sabes lo que debes hacer; entonces querer y deber, libertad y responsabilidad, se confunden. El resultado de esa ecuación: buena conciencia. Así de sencillo.

 

- ¿Cómo te gustaría que te recordaran cuanto hayas muerto?

- No sé si sabes que ya tengo un ataúd. Las únicas palabras que espero que figuren sobre mi tumba son cuatro: escritor, viajero y una humilde persona.

 

Hasta aquí una charla con Fernando Sánchez Dragó, un pensador serio, honrado y comprometido. Mientras queden intelectuales como él, España gozará de espléndida salud moral e intelectual. Gracias, Fernando.

 

(Entrevista realizada por Agustín Zaragozá Granell, filósofo (agustinzg@yahoo.es), para sanchezdrago.com, 20 de Noviembre de 2005)

 

En la tarde del 12 de Noviembre de 2005, días antes de la publicación de esta entrevista, una gran multitud participó en Madrid en la manifestación contra el proyecto de la Ley Orgánica de Educación (LOE), convocada por diez organizaciones educativas y de familia, con la finalidad de solicitar la retirada del texto del Gobierno y la negociación de los cambios educativos con los agentes del sector. En la Plaza de Cibeles esperaba a los manifestantes desplegada una gran pancarta azul con globos amarillos y el escrito "La Educación también importa", que luego se trasladó a la Puerta de Alcalá, donde se leyó una carta de Fernando Sanchez Dragó, que es reproducida aquí:

"Soy Fernando Sánchez Dragó. No puedo acompañaros porque estoy lejos de Madrid, pero mi corazón y mi cabeza andan a vuestro lado. La ley de educación y de enseñanza que nos proponen ni es educación ni es enseñanza. Es un coladero demagógico y liberticida que pulveriza, en los niños y en los jóvenes, la idea de España, les impide llegar a ser ciudadanos, transformándolos en súbditos, y los convierte en carne de borregos numerados, analfabetizados y desmoralizados, en el sentido literal de esta palabra. Para terminar, cuatro vivas: ¡viva la cultura!, ¡viva el criterio de excelencia frente al todo vale!, ¡viva la ética! y ¡viva la libertad!"
Fernando Sánchez Dragó