Este
volumen abarca las Dragonteas publicadas por el autor desde los
primeros días de 1994 hasta los últimos del mes de
1997... Dice el propio Dragó: «Y no es mala fecha,
lector, la recién citada para poner punto final a un libro
como éste, abiertamente personal y por ello intransferible,
pues abrigo en el momento de escribir estas líneas la razonable
y razonada sospecha —casi certidumbre— de que estoy
a punto de doblar, por enésima vez en mi vida, un cabo del
proceloso océano que ojalá sea el de Buena Esperanza
y no el de las Tormentas. Pero más allá de él,
sea como fuere, me aguarda un destino que no conozco. »Ars
lunga, vita brevis... Cuento aquí mi camino no de Ítaca,
sino hacia Ítaca. El matiz es importante, creo, e incluso
determinante, habida cuenta de que el verde y peñascoso islote
de Ulises no es tanto un lugar de la geografía cuanto una
categoría del espíritu, y éste, lector, sólo
se revela cumplidamente, si es que alguna vez lo hace, cuando la
pálida señora se nos lleva al huerto del más
allá. »¿Ricos, entonces, en saber y en vida,
como cantó Kavafis? »La pregunta es legítima
y legítima es la confianza en que así sea, pues de
otro modo sobrarían estúpida y patéticamente
las alforjas del duro viaje de la existencia y los talentos de la
parábola de Jesús, pero esa incógnita no se
despejará hasta que salgamos del tiempo por el escotillón
de la muerte y va-deemos el río del olvido. »Insh'allah!
»Y aplique, mientras tanto, el escritor la fórmula
que asegura que el arte empieza cuando vivir no basta para expresar
la propia vida. Ése es mi caso.»
(De la nota previa del
autor.) |