He hecho de todo en la vida, me he metido en mil líos, he pasado por cárcelesy guerras, he cruzado los Pirineos sin pasaporte, he atravesado varias veces el Sahara y una en Tibet (cuando nadie lo hacía), he recorrido Mongolia, Yemen, Bhután, el Triángulo de Oro, la Ruta de la Seda, el río Usumacinta, el Mkong, el Asunción, el Nilo, los fiordos de la Patagonia, el litoral de Fukushima después del tsunami y, de costa a costa, los siete mares, he subido al Sinaí, al Pico de Adán y a la roca de Sigiriya, me he caído yendo en coche a un lago de Afganistán, me ha mordido un perro rabioso en Etiopía, me ha zarandeado un terremoto de fuerza siete con tres en el decimocuarto piso de un hotel de la Zona Rosa en el Distrito Federal y un tifón digno de Conrad en un cayo de Belice, me han lapidado en Israel y en Mauritania, he vivido en tres continentes y viajado por cien países (cifra literal), he sobrevivido a seis experiencias conyugales y voy por la séptima, he tratado a reyes y a mendigos, a filósofos y a bribones, a monjas y a putas, a creadores e impostores, he publicado treinta y dos libros (y ahora, otro más), tengo media docena en el telar a riesgo de que éste sea para ellos el de Penélope, me han operado del corazón a vida o muerte, he corrido delante y detrás de los toros en los sanfermines, he probado casi todas la drogas y he reincidido en el consumo de algunas, he sido contrabandista, he viajado en globo, he estado a punto de morir en varias ocasiones incluyendo algunas reyertas de burdel... Sólo me falta ir a la Luna.
¿Cómo no voy a ser buen filón para quien quiera y sepa contar historias?
Todo hombre tiene, como mínimo, tres vidas: la pública, casi siempre superficial, que muchos conocen o pueden conocer sin necesidad de que su protagonista la cuente; la privada, hecha de episodios fútiles –estudios, familia, amigos, amores, rupturas, salud, trabajo, dinero, mudanzas, anécdotas, diversiones, alegrías, contrariedades, decesos; y la secreta, que es la única que de verdad importa, define y revela a quien la narra, y puede, por ello, sorprender al lector, despertar su curiosidad, cautivar su atención y convertirse en algo más que simple literatura –buena, regular o mala– de tente mientras lee. Estas memorias se sumergen así en esta esfera secreta de uno de los escritores más importantes y polémicos de este país.
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