· Dentro de la
casa de El Caballero del Escarabajo
· Exteriores
de la casa de El Caballero del Escarabajo
· La futura Escuela
Iniciática o Centro de Estudios Místicos
· La Escuela Iniciática se pone en marcha: los Encuentros Eleusinos en Castilfrío
FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ CONSTRUYE SU UTOPÍA EN SORIA
“Aquí vive Fernando Sánchez Dragó, escritor y viajero, sivaíta [del dios Siva], Caballero del Escarabajo y Gran Maestre de la Orden de Gea». Es la tarjeta de presentación del televisivo escritor en la puerta de su casa de la localidad soriana de Castilfrío de la Sierra. Lo del escarabajo es un regalo de su amigo entomólogo Julio Ferrer, que le asignó el nombre de Somaticus Sanchezdragoi a uno de estos insectos encontrado en Namibia. «Es uno de los animales que tiene el pene más largo en relación a su tamaño -cuenta divertido-, aunque no es mi caso».
Situado en la sierra de Oncala, muy cerca de la legendaria ciudad de Numancia, Castilfrío y sus casas de piedra de los siglos XVIII y XIX -en muchas de ellas los escudos hidalgos soportan bien el paso del tiempo- recuerdan épocas de prosperidad. Una primera, relacionada con la mesta y la segunda con la vuelta de los indianos que hicieron las américas. «Aquí lo que más tenemos es frío y tranquilidad», resume uno de sus escasos habitantes -diez para ser exactos- que estos días se afanan en limpiar las imágenes y hasta los confesionarios de la iglesia recién restaurada. Pero ahora su morador más ilustre es el conocido autor de Gárgoris y Habidis (Premio Nacional de Ensayo en 1978), La Dragontea o La prueba del Laberinto (Premio Planeta en 1992), entre otras.
El Tíbet en Castilla
Sánchez Dragó, Alejandro Jodorowsky y Antonio Ruiz-Vega
Femando Sánchez Dragó nos recibe en la casa que ha ido restaurando en los últimos ocho años hasta convertirla en una especie de museo Oriente-Occidente. Allí reside junto a Naoko, una ex alumna suya a la que conoció en Kioto. «Es de Guinness, le llevo 38 años, podría hasta ser mi nieta». Dos enormes cabezas de Buda resisten los embates del viento sobre los muros del edificio y, en el interior, los recuerdos y objetos recopilados por el escritor en sus constantes viajes aportan al conjunto un extraño y acogedor aire que matiza la reciedumbre castellana con el refinamiento oriental. «La verdad es que Castilla es muy cosmopolita y este pueblo es como el Tibet, hasta la arquitectura lo recuerda», señala Sánchez Dragó, que pretende fundar allí lo que él llama «una nueva Eleusis», emulando al santuario iniciático griego del que partieron toda la filosofía y la mentalidad paganas.
Planes no le faltan. Además de varias casas en el pueblo -en una de las cuales quiere instalar un hotel-, acaba de comprar unas majadas cercanas al cementerio para impartir lecciones, talleres, estudios o seminarios tan diversos como de artes marciales, filosofía, meditación o tantrismo. Habrá también celdas de tipo tibetano donde la gente pueda aislarse y apartarse de la civilización durante unos días. «Siempre en esa onda de reconstrucción de Eleusis, de espiritualidad y de renovar el proceso de ilustración. Esta noche empiezo las negociaciones para hacerme con los edificios que me faltan», cuenta emocionado pasando de lo divino a lo humano.
Pero sus proyectos van mucho más allá. Uno de ellos es instalar un restaurante de lujo en el antiguo lavadero del pueblo -al que todavía acuden algunas mujeres aunque tengan lavadora en casa- que fusione la cocina japonesa con la soriana. Otro, montar un campamento nómada en la cercana localidad de Aldealices (etimológicamente, «aldea de los santos felices»), con doce yurtas (las tiendas de los nómadas mongoles) colocadas en torno a una jaima. «Así las parejitas podrán venir a solazarse en un territorio que es igual a Mongolia y que se llamaría La Orda Dorada, como el ejército de Gengis Khan», afirma con una sonrisa socarrona.
Junto a Naoko en el pabellón de té japonés
Sueños
Bromeando con una mujer mientras limpia un confesionario
Mientras paseamos por Castilfrío acompañados por su perra Kuma («oso», en japonés), el escritor explica otro de sus sueños: un concurso literario que llevará como texto obligatorio la inscripción que figura en uno de sus dinteles y que reza categórica: «Si furiosas las llamas me injuriaron, generosos y nobles mis hijos me vengaron». Aunque quizá entre todas las ideas que bullen en su cabeza la más importante es la fundación que pretende poner en marcha para instalar las más de 3.000 obras de arte contemporáneo propiedad del escritor Femando Arrabal. Su idea es instalar allí también su colección de más de 70.000 libros, en la antigua fortaleza de San Gregorio, que se convertiría en un centro de enseñanza de español para extranjeros, orientado fundamentalmente a estudiantes asiáticos. Todos estos son palos de un mismo proyecto que el escritor considera como la obra de su vida, por encima incluso de su obra literaria. «Yo siempre he tenido la costumbre de tener muchas pelotas en el aire, como un malabarista: muchas se me van al suelo, pero alguna siempre se te queda en las manos», dice.
El ambicioso proyecto de Fernando Sánchez Dragó pretende salvar no sólo un pueblo sino parte de las tierras altas sorianas. «Aquí hay ovejas, cerdos, ganado… no es un parque temático de chalets adosados, y yo quiero darle vida de calidad, no de turismo alpargatero. Este es un espacio sagrado intemporal, que está en España pero podría estar en cualquier lado».
Sentados en el jardín de su casa, delante de otro Buda, Sánchez Dragó resume los pormenores de su próximo libro, que tiene que estar en la calle en febrero y que relata la muerte de su padre, «el periodista más brillante de su generación», asegura con orgullo, una tarea pendiente para él desde hace años. El libro -concebido como una tragedia griega- se inicia en 1956, en la siniestra Dirección General de Seguridad, donde Sánchez Dragó permaneció detenido junto a Dionisio Ridruejo, Enrique Múgica, Ramón Tamames y Ruiz-Gallardón padre. Allí se entera, a través del odiado comisario Conesa, de que su padre había sido asesinado por los falangistas y no por los rojos como él había pensado hasta entonces. Conesa le gritó: «Tú eres un niño de mierda que está aquí porque eres un resentido, porque nosotros matamos a tu padre».
Investigaciones
Desde aquel día, el escritor se ha dedicado a investigar por todos los medios cómo fueron los últimos días de su progenitor. Y en esa búsqueda ha utilizado de todo, desde documentos -enseña uno en el que figura su liberación, aunque luego le darían el paseíllo- hasta lo que él llama la vía mágica. «He hecho psicofonías y hasta he pasado una noche en el cementerio de Burgos con un péndulo, encima de la fosa común donde están enterrados los muertos anónimos de la Guerra Civil». La obra que él mismo define como «un libro enredadera» se llamará ‘Españolito que vienes al mundo’ y llevará el subtítulo de ‘Muertes paralelas’, «porque es un libro sobre las muertes paralelas de la Guerra Civil, desde García Lorca a José Antonio Primo de Rivera, mi padre o Buenaventura Durruti, Muñoz Seca o Ramiro de Maeztu, víctimas todos del cainismo de las Españas. Por eso y porque escribir es un oficio de samuráis que consiste en rajarse la tripa y ponerla sobre la mesa, en la última frase del prólogo digo que lamento profundamente haber nacido español», afirma a sabiendas de que la frase le va a traer algún que otro quebradero de cabeza.
(Reportaje realizado por Fuencisla Muñosz para la Revista Tiempo, 22 de Agosto de 2005)
«…Lo explica mientras paseamos por el pueblo, animoso pero algo fastidiado por el día de perros que nos impide apreciar el paisaje con el cielo despejado. Apenas hay dos casas en ruinas: la mayoría están siendo rehabilitadas como segunda residencia por gente que, siguiendo el ejemplo de Dragó, valora vivir alejado del mundanal ruido. “La mía perteneció a mi padrastro y se la compré a mis dos hermanos (Guillermo y María Elena) por tres millones de pesetas en 1996”, relata con orgullo el improvisado guía.
Ritos iniciáticos. Ahora apostilla que su tercer nacimiento acaeció en Castilfrío de la Sierra. Tan apegado se siente al lugar que ha decidido invertir sus ahorros en la construcción de una nueva Eleusis. La metáfora alude al santuario de la mítica ciudad griega, próxima a Atenas, donde se rendía culto a las diosas Deméter y Perséfone; unos ritos de iniciación conocidos como misterios eleusiacos, con fuerte componente agrario (los ciudadanos ingerían productos del campo, como vino y cebada, de donde procede el LSD, para alterar sus conciencias) y sexual. Según los estudiosos, estos ritos representarían el triunfo de la vida sobre la muerte.
“En estas majadas que acabo de comprar, de unos 1.500 metros cuadrados”, dice señalando unos terrenos situados junto al cementerio del pueblo, “quiero hacer un centro de estudios místicos. La gente podrá encontrar aquí Oriente en Soria. Será un lugar de reunión donde se impartirán cursos de yoga y tantrismo y conferencias sobre nueva espiritualidad, al estilo de las que he venido organizando en los últimos 10 años en los Cursos de El Escorial. Y en este viaje a la gnosis, al conocimiento, que incluye muerte, drogas enteogénicas y soledad, me acompañarán amigos afines como Fernando Arrabal, Isidro Palacios, Luis Racionero, Antonio Escohotado, Alejandro Jodorowsky o Ramiro Calle, por citar a los más conocidos”.
Esta Eleusis soriana, advierte Dragó, no estará abierta a cualquiera: “Será un jardín abierto para todos y un paraíso cerrado para algunos. Los iniciados deberán demostrar un determinado grado de evolución personal”. La idea no es nueva, está basada en el Círculo Hermético que fundaron Hermann Hesse, Miguel Serrano y Carl Jung en Montagnola, en la Suiza italiana. Por cierto, Jung dijo una vez (y Dragó es un jungiano convencido) que es más fácil llegar a Marte que encontrarse a sí mismo.
Para mantener el cotarro está construyendo una casa rural (su gusto por la decoración oriental no excluye el mobiliario Ikea) que estará terminada para el próximo verano. En la tercera planta hay un ataúd de madera que ha comprado al Ayuntamiento de Castilfrío. “Se cedía a las familias más humildes para los velatorios, pero yo le daré otro uso: me meteré dentro para meditar. La muerte me atrae, no me asusta. Opino que la vida sigue después de la muerte y lo único que me preocupa es indagar en ese misterio. Y es a lo que me dedico principalmente: a través del sexo (una especie de muerte en vida), de las sustancias enteogénicas (que proporcionan experiencias de muerte y resurrección) y del estudio”, asegura, rematando la frase con su televisiva sonrisa de viejo zorro.
La próxima parada del tour turístico es otra vivienda de su propiedad provista de jardín zen, salón de té y una lujosa biblioteca que albergará un tercio de sus 70.000 volúmenes. “Me gustaría abrirla al público”, cuenta antes de hablar de otro proyecto: su campamento nómada; es decir, una haima castellana que prevé instalar en la vecina localidad de Aldealices para uso y disfrute de turistas aventureros.
–¿El anarcoindividualista se ha transformado en terrateniente?
–Yo esto no me lo planteo como mi modus vivendi, pero de alguna forma habrá que autofinanciarse, cobrar por los cursos y por las habitaciones, aunque el precio sea módico… Mira, he hecho un esfuerzo tremendo en los últimos años presentando un programa de televisión, dando conferencias, escribiendo libros. Trabajo 100 horas a la semana. Es brutal lo que yo trabajo. Por eso quiero acumular el dinero suficiente para poder retirarme y hacer lo que a mí me gusta: estar aquí solito escribiendo y viajar durante seis meses por el mundo a mi manera hippie. Ése es mi sueño. Tengo 67 años y estoy a punto de alcanzarlo.
(Fragmento de una entrevista aparecida en el suplemento de El Mundo magazine 230, 22 de febrero de 2004)
Sánchez Dragó, Alejandro Jodorowsky y Antonio Ruiz-Vega
Dentro de la Casa de El Caballero del Escarabajo
Nada más entrar por la puerta de color azul de la fachada de la casa, y sólo después de habernos descalzado, una vivienda es un hogar, y un hogar es templo, nos encontramos, en primer término, en el recibidor, este futbolín, puesto que Dragó ha sido siempre un gran jugador de futbolín, por lo que una partida con los invitados a la casa de El Caballero del Escarabajo es cita ineludible. Cuenta el propio Dragó, entre risas, que durante una visita de la familia Marichalar a Castilfrío de la Sierra el pequeño Froilán, nada menos que el tercero, en aquella época, en la línea de sucesión real, mientras jugaba con sus primos al futbolín se hizo daño en el ojo con una de las barras de los mangos. Imagínese el lector los titulares del día siguiente: «Froilán, tercero en la línea de sucesión de la Corona de España, tuerto en casa de Dragó».
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El recibidor está compuesto
de varias puertas, a nuestra izquierda una puerta que descubre unas escaleras
que suben hasta la primera planta; a la derecha observamos otra puerta que
da a la "tabernilla" (que puede verse en la fotografía),
una especie de minibar donde Dragó puede servir unas bebidas a los
invitados mientras pierden al futbolín contra él; y frente a
la puerta de entrada principal otra puerta que nos lleva al salón,
donde podemos apreciar el lugar donde los habitantes de la casa se relajan
escuchando música, tocando el piano, leyendo o viendo una buena película,
al calor de la lumbre de la chimenea.
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Dejamos el salón y nos dirigimos
hacia la primera planta subiendo las escaleras que se encuentran a la derecha
de la puerta principal, en el recibidor, encontrándonos con una habitación
con varias puertas que dan a diferentes dormitorios y cuartos de baño.
La puerta que se ve en la fotografía con el farolillo japonés
da a un pasillo que conduce a otras tantas habitaciones para invitados.
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Los dormitorios no están carentes
del simbolismo marca de la casa.
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Finalmente nos dirigimos hacia el segundo
piso por las mismas escaleras que conectan las tres plantas. Allí nos
encontramos en un ático o desván que, paradójicamente,
es la parte de la casa de El Caballero del Escarabajo donde más tiempo
pasan sus habitantes, pues aquí se encuentran los despachos de trabajo
y el dormitorio conyugal. Podemos perdernos en esta segunda planta entre adornos
de todos los países, recuerdos de antiguos viajes, fotografías
de juventud, alfombras persas, turcas, etc. Tras entrar en la estancia es
ésta la imagen que podemos observar: Naoko y Fernando compartiendo
su lugar de trabajo. Podemos apreciar la disonancia palpable entre el ordenador
de Naoko y la máquina de escribir de Fernando.
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En la siguiente fotografía podemos
ver a Fernando comprobando su agenda personal. Al fondo podemos distinguir,
a la izquierda, la puerta de entrada al despacho de Fernando, donde recala
cuando necesita mayor concentración y donde medita.
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En esta mesa se encuentran ordenados
libros de consulta, manuscritos y varias carpetas conteniendo los borradores
de varias obras inéditas de Fernando Sánchez Dragó.
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En esta fotografía podemos advertir
la entrada, que no puerta, al dormitorio conyugal tras las cortinillas de
corte japonés al fondo.
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Fernando, con esta fotografía,
les dedica a los lectores de sanchezdrago.com su mejor sonrisa y les agradece
su amistad, interés, apoyo y fidelidad. Sanchezdrago.com es una web
muy visitada, lo cual es motivo de gran orgullo. También, divertido,
muestra cómo mira él internet, agazapado tras Naoko, y sólo
con su ayuda.
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Entramos en su despacho particular,
una habitación con un inmenso ventanal que ocupa toda una pared hasta
el techo, una pieza muy iluminada, con ventanucos también en el techo.
Aquí podemos ver a Fernando mientras consulta en su mesa de trabajo
un volumen de la enciclopedia Larousse.
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Frente a su mesa
se encuentra el famoso ataúd de madera, comprado al Ayuntamiento de Castilfrío.
“Se cedía a las familias más humildes para los velatorios, pero yo le
doy otro uso: me meto dentro para meditar. La muerte me atrae, no me asusta.
Opino que la vida sigue después de la muerte y lo único que me preocupa es
indagar en ese misterio. Y es a lo que me dedico principalmente: a través
del sexo (una especie de muerte en vida), de las sustancias enteogénicas (que
proporcionan experiencias de muerte y resurrección) y del estudio”,
asegura Fernando.
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El despacho está repleto de
documentos derivados de sus investigaciones sobre la muerte de su padre, Fernando
Sánchez Monreal, joven periodista asesinado en Burgos por sedicentes
miembros de la Falange el 14 de septiembre del 36. Dragó se ha dedicado
en los últimos años a recabar información sobre los últimos
días de su padre, cuyos resultados han tomado forma en el que para
él es "el libro más intenso de mi vida": Muertes
paralelas. Así, se pueden ver numerosas cartas manuscritas,
envueltas en plástico, pertenecientes a la correspondencia que su padre
mantenía con su madre una vez que había estallado la Guerra
Civil.
Asimismo, aquí podemos verle
junto al Tarot que Alejandro Jodorowsky le regaló, señalando,
por supuesto, el Arcano XIII.
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Entonces nos dirigimos hacia la parte
opuesta de la habitación principal de este ático: el dormitorio.
Atravesamos las cortinillas que lo separan de la pieza y penetramos en el
santuario tántrico de Castilfrío. Nada más entrar saltan
a la vista dos grandes cuadros con posturas tántricas colgados en la
pared de la cabecera del tálamo. La cama está casi a ras de
suelo, por algo es de tatami japonés. Alrededor de ésta
cualquier adorno es de procedencia oriental, aunque prevaleciendo en las paredes
gran cantidad de retratos y fotografías. Digna de admiración
es la hilera de libros de cabecera de Fernando.
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Dentro del dormitorio está el
cuarto de baño de la pareja, donde, para nuestro asombro, y como si
fuéramos Parsival ante el Santo Grial, nos encontramos con ‘El
Elixir de la Eterna Juventud’.
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Exteriores de la casa de El
Caballero del Escarabajo
La casa del Caballero del Escarabajo
fue construida en 1807, tal como refleja la inscripción sobre el balcón situado encima de la puerta principal. Aquí puede verse la entrada principal de la casa del Insigne Caballero. |
Vista frontal de la casa del Caballero del Escarabajo |
A ambos lados de la puerta principal
de entrada podemos apreciar una iconografía cargada de simbolismo:
a la izquierda, una mano extendida que sale de la pared, así como baldosas
que representan un reloj de sol y una abeja. A la derecha podemos observar
tres baldosas más, con los dibujos de San Fernando, un escarabajo y
el dios griego Dionisos.
Puerta principal de la casa del Caballero del Escarabajo |
Parte superior de la fachada frontal de la casa del Caballero del Escarabajo |
Si miramos hacia la izquierda, justo
antes de entrar en la casa del Caballero del Escarabajo, repararemos en la
presencia de uno de los muchos budas que hay repartidos por toda la casa y
sus inmediaciones.
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Desde la misma posición, si
ahora miramos hacia arriba, hacia el tejado, contemplaremos la veleta de la
casa, que hace honor a su nombre. Además, el ventanal que puede apreciarse
a la derecha pertenece al despacho de Fernando Sánchez Dragó.
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Otra cabeza de Buda al lado de la chimenea |
Si accedemos a la casa del Caballero
del Escarabajo a través de otra puerta podremos encontrar más
motivos de marcado carácter simbólico, como las baldosas con
epígrafes donde pueden leerse mensajes como "Eleusis. Círculo
Hermético", "Dionisio" o "Kokoro", así
como dibujos del Ouroboros, de Amicitia y de otro escarabajo. Además,
podemos leer la placa que le acredita: "Aquí vive Fernando Sánchez
Dragó. Escritor y viajero. Sivaíta. Caballero del Escarabajo.
Gran Maestre de la Orden de Gea."
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Vista desde una ventana del salón. Otra cabeza de Buda, esta vez contemplando la inmensidad del paisaje soriano |
Vista general de perfil de la fachada de la casa del Caballero del Escarabajo, con la iglesia de Castilfrío detrás. |