«’Libros con uasabi’, dos tazas», por Anna Grau
Fuente: cuartopoder.es
Será el 4 de octubre, si los imprevistos no arrecian, cuando asomará a la parrilla de la segunda cadena de RTVE un nuevo programa de libros presentado por Fernando Sánchez Dragó y por tres mujeres. Una es su hija y colaboradora habitual, Ayanta Barilli. Luego está otra colaboradora suya habitual, María Pedroviejo. La tercera soy yo. Servidora de ustedes, Anna Maria Grau Arias (Anna Grau), y también colaboradora literaria suya, aunque sólo desde hace algo más de un año…
Vaya por delante el dato porque no hace tanto que he leído por ahí (no quiero acordarme ahora mismo de dónde…), un chorreo de premonitorias y funestas pestes, de malísimos agüeros sobre ese programa, que sí, se va a titular ‘Libros con uasabi’. Ya saben, ese exquisito rábano picante japonés. Personalmente me parece un título bastante más elegante que, vamos a suponer, “Quien se pica, libros come”.
Nunca se sabe cómo va a resultar un programa de televisión antes de hacerlo. Existe la posibilidad técnica de que nos salga un bodrio. También de que surja una genialidad. Las leyes del término medio empujan hacia que al final no salga ni lo uno ni lo otro. Pero vamos a ver. Intentamos hacer algo distinto, muy distinto a todo lo que se ha hecho hasta ahora. Y a la vez con toda la seriedad exigida por nuestro patrocinador, que no es no el Ku Klux Klan ni Paris Hilton sino nada menos que la Obra Social «La Caixa», de cuyo rigor cultural y criterio ético nadie en su sano juicio, provisto de un mínimo de información, puede dudar. En este preciso instante está todo abierto.
Para las mentes mínimamente abiertas, claro. Para las que estén cerradas a cal y canto, obstruidas y ocluidas por el retortijón perpetuo del prejuicio, supongo que tampoco hay nada que hacer. No se inventó la miel para según qué bocas. Ni se arrojan margaritas a según qué parte de la granja.
Miren, les voy a contar cómo conocí a Fernando Sánchez Dragó. Fue hace veintidós años en una expedición de la Ruta Quetzal. Yo concurría como periodista, él como él. Hablamos brevemente al pie de una pirámide maya. Menos de cinco minutos de conversación. Debo decir que en aquel momento no había leído un solo libro suyo ni visto ninguno de sus programas de televisión. Sí había ojeado algunas columnas, algunos artículos, interesantes y distintos. Pero Dragó no era una prioridad ni mucho menos una obsesión (como constato divertida que sí que puede serlo para algunos articulistas que por ahí resoplan…).
Andando el tiempo volví a interesarme por él. Nuestro reencuentro fue, a la vez, casual y causal. Casual, porque no estaba previsto. Sucedió en un lugar cualquiera, camino de cualquier parte. Y causal, porque al poco tiempo fui requerida para que echase una mano a Dragó en el duro trajín de la extraordinaria novela –La canción de Roldán. Crimen y castigo– en la que, a la sazón, andaba envuelto. Se trataba, al principio, de acompañarle en algunos de los merodeos geográficos a los que el proyecto en curso lo obligaba y de ir tomando notas al hilo de los mismos para que Dragó los convirtiese en material literario. Y así lo hicimos. Pero mis notas le gustaron tanto que me pidió permiso para incorporarlas, una vez redactadas y, por supuesto, firmadas por quien las había escrito, al río en marcha de su novela. Acepté y lo hizo.
De ese modo nació una relación que probablemente dé más frutos literarios en el futuro. No siempre tiene el escritor (o la escritora) la fortuna de toparse con otro escritor (o escritora) que lo sean de verdad, de la cruz a la bola, de la infancia a la vejez y hasta el último aliento. Queden así explicados los lazos profesionales que nos unen.
Andado más tiempo todavía nos volvimos a juntar los unos con los otros, y con las unas, y con las otras, y de repente estamos todos y todas aquí, a punto de colaborar en un programa de libros. Yo sé que he hecho muchas locuras en esta vida. Unas me han salido mejor, otras peor. Pero debo decir que puestos a trabajar en un programa de libros, precisamente de libros, hacerlo con alguien como Fernando Sánchez Dragó, que ha escrito decenas de ellos y que se ha tirado muchos, muchos años (treinta y siete, para ser exactos; no conozco a nadie que, en el mundo de los libros, pueda decir otro tanto) haciendo televisión precisamente para hablar del tema y siempre con listones extraordinariamente altos de calidad y honestidad, bueno, pues eso, que debo decir que no tengo una particular sensación de montaña o de ruleta rusa.
Creo que me he arriesgado bastante más pues no sé, sentándome a participar en tertulias políticas con gente brutalmente indocumentada, yendo a programas de televisión presentados por seres que parecían de otro planeta o incluso leyendo artículos escritos desde la más atrevida ignorancia e irracionalidad.
Tranquilidad, damas, caballeros y demás gentes. Keep calm and watch TV. Sin duda hay gente malísima del PP (y del PSOE, y de IU, y de Podemos, y de la madre que parió a casi todos los partidos políticos…) que trata de convertir los medios de comunicación y los programas que en ellos se hacen en armas de una guerra donde interesa hacer pocos o ningún prisionero. Pero simplemente no es verdad que exista una mágica opción política a salvo de esa tentación. Simplemente tampoco lo es que todos y cada uno de los espacios que se programan en una determinada cadena de televisión carezcan de interés y hasta de buena fe.
Les invito a ver ‘Libros con uasabi’ con toda la mala leche que ustedes quieran, pero de verdad, con los ojos limpios, la intención recta y la política, ya me perdonarán, bien metidita donde les quepa.
Es que esto va de otra cosa, ¿saben? De sobrevivir y hasta ultravivir leyendo y creyendo en que todo lo que se lee dispara las posibilidades de todo lo que se es, será o sería.
Dispara incluso las posibilidades de ser menos sectario y mejor televidente y persona.
Anna Grau
‘Libros con uasabi’ se estrenará el 4 de octubre a las 13:00h. y se emitirá todos los domingos a la misma hora en La 2 de TVE, con la colaboración de la Obra Social «La Caixa».