Una jornada con Fernando Sánchez Dragó: 'El Corazón del Laberinto'

 

Descargue el audio de la conferencia: 'El Corazón del Laberinto' y 'Conversación con Ana María Matute'

La jornada del 22 de julio de 2005 comenzó con la entrada de Fernando Sánchez Dragó a las 10h en punto de la mañana, con puntualidad inglesa -o japonesa, como seguramente me corregiría él-, en una de las numerosas aulas que acogen cada año los ya tradicionales Cursos de El Escorial, organizados por la Universidad Complutense de Madrid.

Fernando Sánchez Dragó, Carlos Pujol, organizador del curso, y Ana María Matute

Viéndose centro de todas las miradas, con el aula completamente llena de oyentes, y después de haber tomado asiento en el centro de la mesa junto a los organizadores del curso y editores de Planeta, Fernando Sánchez Dragó comenzó su discurso, titulado 'El Corazón del Laberinto' y enmarcado dentro del curso 'Medio siglo de literatura española. Historia del Premio Planeta'.

Empezó agradeciendo a los organizadores de la conferencia que hubieran requerido su presencia en tal evento, ya que "es motivo de gran contento poder venir aquí, no ya para dar una conferencia, sino simplemente a prestar un testimonio sobre algo tan importante para un escritor como es su propia vida y su propia obra. Quiero demostrar mi gratitud hacia la editorial Planeta, ya que se ha convertido para mí en una especie de madre, abuelo, abuela, comadrona, ámbito de literatura...

»No sé por qué, en estos tiempos, sobre todo en el mundo occidental, se tiende a la demonización del editor, como contrario o adversario, parece como si los editores tuvieran mala prensa, como si fueran unas personas sedientas, no de sangre, sino sedientas de dinero, que se dedican a estafar a todo el mundo impidiendo a algunos escritores publicar sus libros y, en cambio, ayudando a los malos a corromper a la sociedad en general. La literatura que llega a los lectores nace de un pacto, un pacto sagrado, un pacto en el que las dos partes son cómplices, están destinadas a entenderse, entre el autor y el editor. Porque lo normal es que la literatura, excepto raras excepciones, no dé dinero. Así que verdaderamente tendríamos que estar agradecidos a los editores, todos, los autores, porque permiten que nuestro libro se publique; y los lectores, porque si no hubiera editores no habría escritores tampoco. La literatura, en realidad, tal y como hoy se entiende, es un fenómeno bipolar por el que sin los unos y sin los otros no existiría.

»Así que vaya mi gratitud por delante, una gratitud, por supuesto, llena de luces y de sombras por ambas partes. Una relación tan larga tiene sus disgustillos, uno de los disgustos de los editores es que los escritores no entregamos los libros en las fechas previstas; y por otra parte, los escritores, quejicas como somos, nada hay en el mundo más quejica que un escritor, queremos que el editor nos dé el dinero que realmente está generando nuestra obra, etc., pero esos son disgustillos que no tienen mayor importancia.

»Yo estoy convencido de que, como decía antes, la editorial Planeta ha sido una especie de asilo. Cuando ya los escritores vamos envejeciendo, nos convertimos en diplodocus, en monstruos antediluvianos, ya no estamos de moda y nuestras obras ya no se venden, Planeta, pacientemente, la familia Lara, sigue amparando a esos escritores y publicando sus libros por poco que se vendan, y yo estoy convencido de que muy mal tendrían que ir las cosas en mi vida para que todos mis libros no sigan apareciendo con el sello de la editorial Planeta."

A continuación, Sánchez Dragó criticó el culto a la persona que se está produciendo en la literatura y que hace que "se vendan solamente los autores y que la gente busque la firma en vez de la obra". Después la emprendió contra los galardones institucionales: "El poder nunca premia en vano. Son premios corruptos".

A continuación habló sobre su próxima novela, 'Españolito que vienes al mundo', que está siendo "la más intensa experiencia literaria de toda mi vida". Un libro que terminará en el mes de septiembre y que, ciñéndose a las convenciones narrativas de la tragedia griega, contará la historia de su padre, fusilado en Burgos por el bando nacional durante la Guerra Civil poco antes de que él naciera. «He querido reconstruir al milímetro todas las peripecias de mi padre», comentó Sánchez Dragó, que divide su novela en tres frentes: uno, que cuenta la vida de su padre hasta su muerte, otro sobre la vida de su madre, y la tercera es su propia historia como investigador e hijo que trata de conocer la vida de su progenitor.

El escritor se refirió al final del prólogo de 'Españolito que vienes al mundo', en el que afirma sin miramientos que "lamento profundamente haber nacido español". Según Dragó, "el pueblo español es muy maleducado y montaraz. Es muy picaresco y el pícaro es el modelo nacional". Además, añadió que "el triunfalismo español me irrita profundamente".

Fernando Sánchez Dragó mencionó a sanchezdrago.com -y a mi persona- a propósito de las recomendaciones de libros que suele hacer en sus programas de libros en televisión: "Borges decía que él estaba más orgulloso de los libros que había leído que de los libros que había escrito. Por supuesto, yo también estoy más orgulloso de los libros que he leído que de los libros que he escrito, pero, sobre todo, estoy orgulloso de aquellas ocasiones en las que me he convertido en vehículo, en palanca, en motor, para que el lector llegue a leer determinados libros que a lo mejor si no hubiera dicho una cosa, no hubiera escrito algo o no hubiera hecho un programa de televisión, no se habría enterado. Eso, descubrir al autor, convencer a los lectores de que lean a ese autor, es verdaderamente impagable para mí. Ahora, incluso hay una página web, yo no sé nada de internet, pero ahí está el creador de mi página web, que la ha creado gratis et amore. Me llamó hace unos meses y me dijo que yo no tenía página web, y efectivamente no la tenía, y que quería crear mi página web. A mí me resultaba totalmente indiferente, pero al final ha creado su página web, en la cual sabe mucho más de mí que yo mismo. Yo ya por las mañanas, cuando me levanto, le llamo y le digo: 'Oye, ¿hoy qué hago?'. (Risas) Se entera de todo y allá donde voy está. Y, efectivamente, hoy está aquí también.

»En esta página web voy a colgar una lista de libros aconsejados, la estoy elaborando, entre ellos estará 'Rubicón', y también estará este otro libro, al cual dediqué hace poco un programa entero de 'Las Noches Blancas', cuya lectura aconsejo vivamente, y que era un libro condenado a vender trescientos ejemplares y que, sin embargo, en parte por el granito de arena que yo haya podido poner, y en parte porque el lector es sensible y se ha dado cuenta poquito a poquito, de boca a oreja, va ya por la tercera o la cuarta edición. Este libro es 'Libro de Réquiems', de Mauricio Wiesenthal, un escritor barcelonés que tiene cien libros publicados, libros de encargo, mayormente. Yo no lo conocía, no sabía quién era, y si yo no sabía quién era que llevo treinta años haciendo programas de libros en televisión, es que prácticamente no lo conocía nadie."

Conversación entre Fernando Sánchez Dragó y Ana María Matute

Una vez finalizada su conferencia, se dio paso a un diálogo entre Sánchez Dragó y Ana María Matute, que comenzó su charla con su habitual mezcla de simpatía y candidez. La escritora ganó el Premio Planeta en 1954 con una novela escrita a los diecisiete años titulada 'Pequeño teatro'. Sánchez Dragó, tras cambiarse de asiento y sentarse al lado de la escritora, reconoció que Ana María Matute "es mi novia frustrada. Yo me enamoré de ella cuando tenía veinte o veintiún añitos y leí esa novela maravillosa que es 'Primera Memoria', y verdaderamente me enamoré, y fantaseaba por las noches, ... Y luego ya, muchos años después nos conocimos..."

"¿Y por qué no me lo dijiste?", espetó Ana María Matute.

"Ya, tenía la timidez del enamorado...", contestó Dragó. "Yo no era nadie entonces. Tú ya eras una escritora conocida. Así que esta cercanía me agrada muchísimo."

Al finalizar la conversación entre Fernando Sánchez Dragó y Ana María Matute, un aluvión de admiradores se abalanzaron sobre la mesa que ocupaba Dragó, ávidos de autógrafos, de firmas para libros, de fotografías con Dragó y de breves y apresuradas palabras intercambiadas con el admirado autor de sus libros de cabecera. Mucha gente le preguntaba cuál era el nombre de su página web, la cual había nombrado durante la conferencia, y también se acercaban a mí buscando información sobre sanchezdrago.com, incluso me tocó hacer una foto a una pareja de admiradores con Dragó, la vida de webmaster es lo que tiene...

Fernando Sánchez Dragó atendiendo a sus admiradores

Fue entonces, cuando todo el mundo se había retirado y Fernando Sánchez Dragó se levantaba de su asiento, cuando entablé conversación con él. Me dijo que ese día había citado allí mismo, en el pabellón donde había tenido lugar la conferencia, a todos los medios a los que debía atender -ya que hacía varias semanas que se había retirado a Castilfrío a escribir y no había salido de allí hasta entonces-, por lo que iba a tener una mañana muy ajetreada, pero que podía acompañarle si lo deseaba y hablar con él mientras cumplía con sus compromisos e iba de un lado para otro. Acepté, claro está.

El primer compromiso se trataba de una reunión con el organizador de un congreso sobre Orientalismo que tendría lugar en octubre en Madrid y que había pedido a Dragó que gestionara, haciendo uso de sus amistades y tirando de su agenda de contactos, la participación de eminentes conferenciantes expertos en la materia. Dragó se mostró muy interesado en el proyecto y confirmó, tras una breve introducción por parte del organizador de las expectativas y objetivos del congreso, que participaría en el ciclo de conferencias. Es más, le propuso al organizador dedicarle al congreso un programa entero de ‘Las Noches Blancas’ para darle más publicidad al evento, a lo cual éste aceptó gustoso.

Lo siguiente en su apretadísima agenda para esa mañana era participar en un reportaje sobre el fallecido Dionisio Ridruejo (El Burgo de Osma, 1912 - Madrid, 1975), escritor y político español, que fue uno de los primeros seguidores de José Antonio Primo de Rivera. Ridruejo ocupó diversos cargos políticos, y desde 1951 siguió una política divergente al régimen franquista, por lo que fue confinado y encarcelado en varias ocasiones, coincidiendo en Carabanchel con Dragó. Fundó el Partido Social de Acción Democrática (1957), y en 1947 fue uno de los fundadores de la Unión Socialdemócrata Española (USDE). Mientras sus primeros libros poéticos muestran un formalismo clasicista, los últimos reflejan una austera conciencia ética. Es autor de 'Escrito en España' (1962), 'En algunas ocasiones' (1962) y 'Casi unas memorias' (1974).

Fernando Sánchez Dragó, el director del reportaje y un técnico de sonido, que iba a colocarle a Dragó el micrófono de solapa

El testimonio de Fernando Sánchez Dragó formaría parte del documental sobre Dionisio Ridruejo. Los técnicos de TVE -la productora del reportaje- vinieron al encuentro de Dragó y lo llevaron a los exteriores del pabellón donde nos encontrábamos, donde, al parecer, había menos problemas con la acústica. Tenían preparada una silla de mimbre para Dragó, delante de un pequeño árbol en el centro del jardín. Tras darle instrucciones de cómo se desarrollarían los planos y las tomas que harían, y después de hacer las pruebas de sonido pertinentes, Dragó, al darle la señal de que estaban grabando, comenzó a hablar de Dionisio Ridruejo, narrando sus vivencias con el poeta con la facilidad de palabra y la elocuencia que siempre le ha caracterizado. Me gustaría subrayar que esto se producía después de haber dado una conferencia de una hora y media de duración, de haber ejercido de improvisado entrevistador en la conversación que mantuvo con Ana María Matute y de haberse reunido con el organizador del congreso sobre Orientalismo. Realmente, es encomiable y digna de alabanza la enorme versatilidad que Fernando Sánchez Dragó estaba mostrando ante los ojos atónitos de quien esto escribe.

El director del documental dando las últimas instrucciones a Fernando Sánchez Dragó

Al terminar su intervención, y después de casi media hora departiendo acerca de Dionisio Ridruejo delante de la cámara, Dragó inició una breve conversación con el director del documental, viejo conocido de Dragó, en la que rememoraron tiempos y viajes pasados. Después de despedirse nos dirigimos hacia la terraza del pabellón, donde tendría lugar una entrevista con dos periodistas de El Mundo.

Pedro, el entrevistador, y Fernando Sánchez Dragó durante la entrevista

Tras acomodarnos en la terraza junto a los periodistas comenzó la entrevista concedida a El Mundo, una entrevista extensa y muy ecléctica -con preguntas como qué opinaba de los viajes del Inserso o si un viaje en metro suponía un viaje al interior- de la que Fernando Sánchez Dragó salió airoso, respondiendo con perspicacia, ingenio y humor a las cuestiones del entrevistador, llevando la entrevista a su terreno, aunque muchas de las preguntas se prestasen claramente a respuestas políticamente incorrectas. Pregunté al entrevistador por la fecha en la que saldría la entrevista y me comentó que se publicaría en agosto, en el magazine de El Mundo. He aquí la entrevista: "El INSERSO es una maniobra para acabar con los ancianos"

Fernando Sánchez Dragó, durante la entrevista

Para finalizar, los periodistas de El Mundo propusieron a Dragó posar para ilustrar la entrevista del magazine con unas fotos ciertamente pintorescas, siguiendo la línea de los magazines del periódico (todos recordamos el famoso desnudo de Dragó con el cuerpo tatuado con frases de su obra 'El Sendero de la Mano Izquierda'). Para ello volvimos al jardín y, tras entregarle a Dragó una máscara anti-gas para que se la pusiera al cuello, le pidieron que sostuviera un casco con una flor plantada en su interior y que la regara con una regadera que tenían preparada. El hecho de que Fernando Sánchez Dragó se prestara a ello demuestra un gran sentido del humor por su parte, así como una profunda humildad y sencillez en el trato con el autor. Testigo fui de ello.

Fernando Sánchez Dragó y Julián, fotógrafo de El Mundo, preparando la sesión de fotos. Apréciese la máscara anti-gas y el casco con la flor

Para entonces eran ya las 15h de la tarde y los organizadores del curso de Planeta le esperaban para comer. Le agradecí enormemente que me hubiera permitido acompañarle durante toda la mañana y, mientras nos despedíamos afectuosamente, quedamos en que nos llamaríamos.

Una jornada inolvidable...

Gracias por todo, Fernando.

Francisco Javier Redondo Jordán