«Soy esperancista: Aguirre será la primera mujer que llegue a Moncloa»

 

Fernando Sánchez Dragó dirige desde hace dos semanas el Diario de la Noche en Telemadrid. Se siente con fuerzas para hacer frente a este reto que no fue ideado por ningún dirigente de la Comunidad de Madrid, según explica. «Ha sido una apuesta personal del director general de la cadena», agrega. Pretende ayudar a dignificar «la profesión de mi padre, que está absolutamente encanallada». Quiere que su informativo sea distinto. Su arrolladora y singular personalidad se manifiesta cada noche en un programa que, aunque con oscilaciones de audiencia, ha sido bien recibido.

¿Qué hace un chico como usted en un lugar como éste?

Todo el mundo lo está viendo: dirigir y presentar un programa informativo. No sé por qué la gente se sorprende tanto, pues además de escritor he sido periodista toda mi vida. En Italia hice muchos programas informativos en la RAI; en Japón hice incluso el diario radiofónico y aquí gané un Premio Ondas con un programa informativo y cultural en Radiocadena Española, que tenía ese toque cosmopolita y cultural habitual en todos los míos. Ese asombro es fruto de la manía española por encasillar; quien es futbolista no puede ser torero. Pues bien, yo soy futbolista y torero. Soy un hombre orquesta; sirvo para cualquier cosa.

 

Ya, pero, sin duda, supone para usted un gran esfuerzo a sus 70 años.

Me encuentro casi exactamente igual que cuando tenía 20 años. Toda mi vida he sido así. No puedo entender que la gente se jubile. Jubilarse es morirse. Claro, la mayoría de la gente no trabaja por vocación, sino por ganar dinero. Por ganar dinero no hay que hacer nunca nada en esta vida. Siempre me he negado a hacer trabajos sin vocación. Y en esos casos su ocio es su negocio; su trabajo es su descanso. Yo siempre he trabajado 14 horas los 365 días del año y procuraré seguir haciéndolo hasta que muera.

 

Ha comenzado con un buen share, pero lo difícil no es empezar, sino mantenerse.

A mí el share me trae absolutamente sin cuidado. Los latinos decían «haz lo que haces». Me es absolutamente indiferente, de la misma manera que cuando escribo un libro, lo importante es que sea el que a mí me gusta, y luego si se vende y gano dinero pues muy bien, a nadie le amarga un dulce.

 

Ya, pero seguro que a los directivos de Telemadrid sí les importa.

Hasta cierto punto. Ellos mismos me lo dicen: «No te preocupes por la audiencia». Hacer un informativo es como torear; si te sale un buen toro, te luces. Si yo llevo a mi programa a José Saramago, muy buen amigo mío y escritor, que habla un español infernal, sé que me bajará la audiencia, pero tengo la responsabilidad de entrevistar, me la suba o me la baje, a un Premio Nobel que presenta un libro en Madrid. Los directivos de Telemadrid no pretenden que yo lleve a los hermanos Marx todos los días al plató. Es normal que haya oscilaciones de audiencia en un informativo.

 

Algunos le estaban esperando con la escopeta cargada. Por ejemplo, le acusan de «chupar» demasiado micrófono y cámara.

Peor sería que me acusaran de otras cosas. En este país está todo el mundo con la escopeta cargada. No se olvide de que es el país con más guerras en toda la Historia de la humanidad. A mí siempre se me ha recibido así y siempre se me ha despedido con aplausos. Quien me conoce de cerca acaba siendo mi amigo. Seré un buen o mal escritor, un buen o mal presentador de informativos, pero lo que le aseguro es que soy buena persona. Y eso es lo único importante en la vida. En la distancia corta se detecta la bondad; en la larga, no.

 

¿Qué pretende aportar con el Diario de la Noche que ha diseñado?

Muchísimas cosas. Por lo pronto, dignificar la profesión periodística, que está absolutamente encanallada por culpa, sobre todo, de la telebasura y de la prensa del corazón. Pero también porque muchos periodistas están al servicio de intereses políticos o empresariales. El periodismo se ha ido de la calle. Las redacciones de los periódicos actuales parecen cementerios de diseño. En cambio, quiero hacer un informativo cálido y emotivo que recupere el pálpito de la calle y que dignifique la profesión de mi padre. Pretendo hacer todo lo que mi padre, asesinado al principio de la guerra, no pudo hacer. Tengo un oscuro deber filial que se ha ido poniendo de manifiesto con muchísima fuerza en la medida que iba trabajando en mi última novela. Ese oscuro deber es el que me ha llevado con 70 años, tres by-passes en el corazón y un par de... a aceptar este reto. Voy a hacer lo que a mi padre esa España con la escopeta cargada no le permitió hacer.

 

En este puesto ha tenido dos antecesores, Germán Yanke y Armando Huerta. ¿Cuál ha sido la contribución de cada uno de ellos?

Germán Yanke hacía un programa diferente con mucha personalidad, que a mí me agradaba mucho. Un programa sosegado y ecuánime al que me gustaría imitar en muchos aspectos. Armando Huerta es mi mano derecha, vertebra los aspectos técnicos e informativos del programa. Me llevo muy bien con él y estoy encantado.

 

Por cierto, se asegura que a usted le han colocado desde la Puerta del Sol.

Mire, no he tenido el mínimo contacto con un político de la Puerta del Sol en los últimos tiempos. La última vez que ví a Esperanza Aguirre, que por otra parte es amiga mía, fue hace poco menos de un año cuando coincidí con ella en el AVE. Ella estaba en Clase Turista y yo en Club. Le hice una visita a su zona y me quedé un rato con ella charlando. Ignoro incluso si sabía que me iban a nombrar director de ese programa. Lo que sí les puedo asegurar es que se trata de una decisión y de una apuesta personal de Manuel Soriano. Todo empezó en un encuentro fortuito con Soriano con motivo de una cena de entrega de premios de El Mundo. Acababa de volver de China, donde me sorprendió la noticia de la marcha de Yanke, y le pregunté por lo sucedido antes de incorporarnos a nuestras respectivas mesas. Me estaba explicando lo que había pasado cuando de repente me miró, estoy seguro de que se le ocurrió en ese momento, y me preguntó: «¿Tú te atreverías a hacerlo?». Y yo le contesté: «Manolo, esto no se plantea en un momento como éste, con una copa de vino en la mano». A los 20 días me llamó, tuvimos una comida y me lo propuso. Esto saldrá bien o mal, yo creo que está saliendo muy bien, pero se ha producido un doble gesto de valor. Uno por parte de Telemadrid, que ha puesto el buque insignia de sus informativos en manos de un hombre tan extravagante y anticonvencional como yo. Y otro por mi parte de meterme en semejante fregado a mi edad. Lo estoy haciendo exclusivamente por devoción. No necesito dinero, tengo el suficiente para vivir.

 

¿Le gustan los noticiarios que se hacen en la televisión española? ¿Qué le parece Iñaki Gabilondo?

No quiero criticar a ningún colega, pero me parece que todos los informativos son muy parecidos; parecen clónicos. No puedo entender que se hable de deportes en el arranque de un telediario y se dedique más de la mitad del tiempo a esa temática. Mi diario está llamando poderosamente la atención porque no es así, porque arriesgo. Eso sí, no mezclo nunca opinión e información. Me mojo en todo salvo en aquello que tenga repercusión electoral. Con respecto a Iñaki Gabilondo, prefiero no hablar de él.

¿Por qué?

Hemos sido muy amigos y no se ha portado bien conmigo.

 

¿Le parece bueno el periodismo español?

El buen periodismo es el inglés y el americano. Los periódicos españoles están llenos de opinión por todas partes; los americanos, en cambio, están repletos de noticias.

 

Hablemos de política. ¿Cómo ve a España?

España siempre va mal porque en ella no hay pueblo, sino plebe. Se ha pasado de la España mágica a la trágica, la de la Guerra Civil, y ahora a la hortera. El problema de España es la gente. Por supuesto que tengo muy buena opinión de algunos españoles. Japón es un pueblo sin plebe y educado que me gusta mucho. Aquí, en cambio, hemos pasado de la rebelión de las masas a la rebelión de la chusma. No es cierto que España sea el país en el que mejor se vive porque, junto con otros, es el que tiene más sinvergüenzas por metro cuadrado y eso nos coloca a todos en una posición de guardia que conlleva un estrés permanente. Es extraordinariamente desagradable para vivir.

 

¿Se fía de Zapatero?

Nada. Me parece, lo digo con el máximo respeto, el peor jefe de Gobierno que he tenido en ningún país, y he vivido en 13 y recorrido setenta y tantos. La función de un jefe de Gobierno no es crear líos, sino resolverlos. Este hombre monta un lío todos los días. Tengo malísima opinión de él porque está haciendo cosas absolutamente irreversibles.

 

¿Intuye cómo acabará todo este lío del «proceso»?

No puede acabar bien. Comprendo que un Gobierno negocie o dialogue con una banda terrorista, pero tiene un tope, ya que no puede ceder ante sus pretensiones independentistas, que son las mismas que tienen los partidos nacionalistas, incluidos los más razonables como el PNV.

 

¿Está de acuerdo con quienes dicen que ha dañado la unidad nacional?

España está rota o en fase de desintegración.

 

¿Aguirre o Gallardón? ¿Qué le gusta más y menos de cada uno de estos dirigentes madrileños?

Se puede pensar que lo digo porque trabajo en Telemadrid. Conozco a Esperanza Aguirre desde hace 20 años, cuando empezaba a dar los primeros pasos en política de la mano de Pedro Schwartz. Me parece una política magnífica, una gran liberal que se convertirá en la primera mujer en presidir el Gobierno de España. Soy esperancista. Gallardón es amigo. Coincidí con su padre en la cárcel durante la dictadura. Un hombre valioso que llegará lejos, aunque tengo muchas dudas de sus obras faraónicas, ya que lo lógico, como está pasando en las principales ciudades europeas, es que se cierre al tráfico privado el casco urbano, por lo que habrá resultado inútil tanto gasto.

 

¿Y Rajoy? ¿Lo ve con posibilidades?

Rajoy es demasiado inteligente y fino para un pueblo como el español.

 

Usted se acercó al PP de Aznar en la campaña de las elecciones del 93. ¿Le ha decepcionado el ex presidente?

Yo entrevisté a Aznar cuando era presidente del Gobierno de Castilla y León y al terminar le dije a mis colaboradores: «Este hombre será presidente del Gobierno». Siempre he tenido una relación de confianza con Aznar porque mi padre fue discípulo de su abuelo, pero no soy hombre ni de partido ni de iglesia. Soy un lobo solitario razonable. Y a la hora de elegir a un administrador me preocupa más su capacidad de gestión que sus ideas.

 

¿Por qué está la cultura en su sentido más amplio en manos de la izquierda?

No es verdad que esté en manos de la izquierda, lo que pasa que ésta sí tiene gran habilidad, mientras que la derecha es muy torpe, en el manejo de la agitación y la propaganda, que le ha llevado a controlar editoriales, redacciones, universidades, etc. Una de las mayores responsabilidades en que ha incurrido la cultura es la de haberse puesto al servicio de un criminal tan abominable como Stalin. El otro día hice el ejercicio de recordar los intelectuales españoles de valía que se podrían encuadrar en la derecha y me salió una lista de más de 70. Lo que pasa es que esas personas no van a las manifestaciones con una banderita como hacen otros.

 

¿Y sufrirá su creación literaria con esta dedicación diaria a la información televisiva?

Evidentemente se detendrá. El libro que iba a sacar en marzo se retrasará hasta septiembre. Esto para mí es sólo una pausa, pues no sé dejar de ser escritor. Estoy corriendo la mayor aventura de la libertad, perderla voluntariamente. Voy a hacer este programa y después reanudaré mi vida. Claro que si lo hago tan bien que de repente aparece el presidente del CNN y pone sus informativos en mis manos, a lo mejor pico.


(Entrevista realizada por Juan Delgado para elsemanaldigital.com, 09 de Febrero de 2007)