EL LOBO FEROZ: ‘El tiro por la culata’
Arcadi dice que por la Diagonal no deben entrar los tanques, sino las ambulancias. De acuerdo, pero a condición de que no lo hagan con enfermeros, sino con loqueros. Mejor las camisas de fuerza que la fuerza de las camisas, negras, pardas, rojas, azules o esteladas que sean. Yo soy daltónico. Todas me parecen iguales. Jorge Bustos trae a colación el ‘volkgeist’ (‘Deutschland, Deutschland, über alles’, ‘Els segadors’, Arriba España) y opina que la locura del secesionismo catalán en contra de la cordura de lo que fuese el ‘seny’ demuestra que el instinto humano no es democrático, sino hereditario. También tiene razón. O sinrazón: la del eterno pulso entre lo centrípeto y lo centrífugo, entre la barretina y la escafandra del astronauta, entre el ‘¡Viva el Betis, manque pierda!’ y el romanticismo estalinista de las Brigadas Internacionales. Que se lo pregunten a los franceses, presos hoy de la pugna entre la identidad y el republicanismo.
Vienen todas esas reflexiones, incluyendo las mías, a cuento del ridículo, sedicente y sedicioso congreso de ‘Nova Història’ organizado por el municipio de Montblanc. ¿Montblanc? ¡Qué susto! Creí en el primer momento que era esa marca de plumas estilográficas -me regalaron una el día de mi primera comunión. Les guardo ley- la patrocinadora del evento. Pero no. Los nacionalistas, siempre a la vanguardia de la modernidad, escriben con pluma de ganso. Así lo hacía Servent, alias Cervantes. Sea como fuere, Mas y Junqueras deberían desterrar al director del Foro y a sus quince ponentes, valedores todos ellos de la españolización de Cataluña. Flaco favor hacen esas lumbreras a la cruzada catalanista. Si el Quijote (perdón… ‘El Quixot’), la Celestina, el Lazarillo, Fuenteovejuna y ‘Las Moradas’ se escribieron en catalán y catalanes eran sus autores, la conclusión es evidente: Cataluña es la quintaesencia de España. Y eso por no decir nada de Colom (con eme), al que sus paisanos catalanes deben agradecer que hoy se hable español de Castilla en medio mundo. Allá por el 1990 un grupo de empresarios barceloneses, con la anuencia de un ‘conseller’ pujolista que luego terminó en el banquillo (y no me refiero al del ‘Barça’), me propuso que escribiese, de cara al Quinto Centenario, un libro consanguíneo de ‘Gárgoris y Habidis’ que se llamase ‘Catalunya en América sin pasar por España’. Pagaban bien, pero me entró la risa. Si hubiese aceptado, lo mismo estaba ahora en Montblanc. De buena me libré.
Fernando Sánchez Dragó, El Mundo, 10/08/2015.