Ella
¿Es el matrimonio, como sostiene la Iglesia, un sacramento indisoluble?
Respondo: sólo en un caso… El maridaje de la vida con la muerte. Al nacer empezamos a morir -omnes vulnerant, postuma necat- , y ese lazo conyugal nunca se rompe.
Heidegger se preguntaba antes de convertirse en el filósofo de más vuelo del siglo XX: ¿por qué el Ser y no la Nada?
Escribió miles de páginas, pero no nos dio la respuesta. Sólo al morir la averiguaremos, suponiendo que tras ese punto de no retorno (o sí: la reencarnación) nos demos de bruces con el Ser, y si éste no existe, será la Nada quien nos acoja en su seno.
Por eso, con razón, llaman a la muerte la hora de la verdad. Otra no hay. Seguir leyendo…