Burmese days (3): Costumbres extrañas

dolares

Vuelvo a Birmania, que quedó ya muy atrás, después de mis excursos anteriores…

Olvidé dar un consejo, no por extraño menos importante, en mi segunda entrega, que lo era de instrucciones.

Paese che vai, gente che trovi, dicen en Italia, y añado yo que no hay nación en la que no existan costumbres, a los ojos del viajero, extravagantes.

En España, por ejemplo, los indígenas hablan a gritos, tutean a todo el mundo, se pasan la vida en los bares, suscriben hipotecas, se drogan con el fútbol, discuten de política, descargan la culpa de sus problemas a quienes no la tienen y se van a dormir a las tantas. Lo último, debido a las toxinas que el insomnio genera, pues nada es tan insalubre para el humor como la nocturnidad y la falta de sueño, los conduce al virtuosismo, que nadie les discute, en lo que a todas luces constituye el deporte nacional: la mala leche. ¡Lástima que todavía no sea deporte olímpico, porque nos alzaríamos con las tres medallas! Propóngalo el ministro Wert a quienes tengan plato puesto con tropezones de triunfalismo en esa cena de los idiotas. Lo mismo –Dios no lo quiera– bendecían así la candidatura de Madrid para los Juegos de 2020 quienes tienen la potestad de hacerlo. De perdidos al río. Para ser pobres, mejor nadar en la miseria. No existe camino más directo hacia ella que la organización de una olimpiada. Contrapartida: los españoles serán cada vez más longevos porque no tendrán donde caerse muertos. Seguir leyendo…

Publicado en: ...el 25 Enero 2013 @ 11:44 Comentarios (2)

El mundo antes de la Caída

manguiers kampot birmania

Son las seis y media de la mañana. Amanece. Estoy en la plataforma de un palafito plantado en la rive gauche (o en la droite, si se da la espalda al mar) del estuario de Kampot, en Camboya. La naturaleza es aquí puro esplendor. Las palmeras y las frondas de los árboles de la orilla opuesta se tiñen poco a poco de verde intenso, pero aún, a esta hora, son doradas. Ningún edificio rompe la línea del paisaje. El silencio es absoluto, interrumpido sólo, de cuando en cuando, por el tableteo del motor de una barcaza que sube, lenta, hacia el lugar donde el agua del océano se vuelve dulce, ya en el borde de la jungla, o desciende, más veloz, hacia el golfo de Tailandia. Seguir leyendo…

Publicado en: ...el 19 Enero 2013 @ 11:21 Comentarios (2)

Burmese days (2): Instrucciones

mapa birmania

Voy a ser práctico.

Si quiere usted ir a Birmania, tenga en cuenta lo siguiente…

1. Se necesita visado. No lo pida en España, porque es un lío. Le ofrecerán dos opciones: enviar el pasaporte, por su cuenta, a la embajada de ese país en Berlín -eso le tendrá durante quince días, como poco, con el corazón en un puño, aunque al final funcione- o inscribirse en el aprisco de un viaje organizado con todas las gabelas y secuelas que eso comporta. Allá usted, pero no se lo aconsejo. Le saldrá carísimo, verá muy pocas cosas y las pasará de a kilo. ¡Venga, hombre de Dios, sea valiente, saque un billete de la Thai para Bangkok, hospédese en el Federal, agarre de buena mañana el Sky Train en la estación de Sukhumvit o en la de Nana, apéese en la de Surasak, que está muy cerca y no requiere trasbordo, salga por la salida tres, vaya hacia la derecha, doble hacia la izquierda en la segunda bocacalle, después del Bangkok Christian College, pase de largo ante la embajada del país al que va a viajar, ahórrese la no menos larga cola a pleno sol que comienza en una puertecilla lateral, siga derecho al hilo de un par de manzanas, verá en la esquina de un callejón, en alto y a la derecha, el cartel que anuncia un tenducho de comistrajos, fotocopias y cosas así, entre en él, rellene un formulario, entregue el pasaporte y un par de fotos de carnet, pague las tasas del visado y el plus, razonable, que le pedirán por la gestión, váyase, vuelva al día siguiente, ahórrese otra vez la cola de la recogida oficial de documentos y recupere su pasaporte, ya con el visado puesto, en el lugar donde lo dejó. Pasmoso. En Tailandia todo es fácil. El truco le saldrá por veinte, treinta o cuarenta dólares (tasas aparte) según la prisa que le corra. De nada, amigo. Es usted un hombre de suerte. Páselo bien en Birmania. Seguir leyendo…

Publicado en: ...el 18 Enero 2013 @ 10:04 Comentarios (3)

Burmese days (1)

aung_san_suu_kyi_politica_birmania
Aung San

Ya salí de Birmania. Es hora de hablar de ese país. Lo haré desde lejos, con la perspectiva de la distancia; a toro vencido, con el sosiego que da el retraso; y durante varias entregas de este blog, con el alivio que supone carecer de límites. La prensa escrita los tiene; la digital, en cambio, es como el universo de Einstein… Finito, pero ilimitado. Es su única ventaja.

Estoy ahora en el aeropuerto de Bangkok, camino de Vientián.

No quise escribir sobre Birmania mientras andaba por allí. Pedí el visado, siguiendo consejos de amigos, no como escritor ni como periodista, sino como profesor jubilado. No mentía por comisión, puesto que soy ambas cosas, reunidas por la edad y el escepticismo docente en una, pero sí por omisión, ya que sigo y seguiré, supongo, en la brecha de la literatura y el periodismo. El segundo, en contra de lo que parece, tiene poco que ver con la primera.

Hice mal. Era inútil. Fui víctima del síndrome de clandestinidad que me aqueja desde que peleé contra el Caudillo. Puede que en el pasado negasen la entrada en ese país a las gentes de péñola, tintero y crónica, pero eso es ahora leyenda negra sin base alguna. Seguir leyendo…

Publicado en: ...el 08 Enero 2013 @ 07:03 Comentarios (5)

Lejos de la Puerta del Sol

puerta sol uvas nochevieja campanadas

Vuelve a mí internet o vuelvo yo a ella. ¡Qué le vamos a hacer! Termina la cura de desintoxicación. Doy señales de vida tras casi dos semanas de silencio y de aislamiento. De soledad, no, porque dos hijas y dos nietos me acompañaban al paso, al trote y al galope por Birmania. Lo hemos pasado muy bien. Siempre lo pasamos bien.

Ya se han ido. Yo estoy en Rangún, la antigua capital del país, y la Red, como digo, me atrapa de nuevo. ¡Maldita sea! ¡Con lo bien que se está sin saber lo que se cuece en el mundo y lo que se pudre en España!

Cuenta Ayanta en la penúltima entrega de su blog que celebramos la Nochebuena con pato a la naranja y batidos de papaya. Falso, falso… Es una mentirosa. El pato era laqueado al estilo de Pequín –estábamos en un restaurante chino, a razón de cuatro euros por persona y medio palmípedo por barba, además de otras cosillas– y fue ella la que se embauló la papaya, porque tiene, la pobre, alergia al alcohol.

Unos días después, en Bagan, se le ocurrió mojar los labios –sólo eso– en una copa de Mumm y casi tuvimos que llevarla al hospital.

Es un decir, pues no lo había. Era noche cerrada y andábamos de jolgorio gastronómico en un chiringuito de buena muerte. Nadie hablaba una sola palabra de inglés, empezando por nosotros, en muchas leguas a la redonda.

Ahora soy yo el que miento. Mi hija Aixa y mi nieto Mario, que iba a todas partes con un violín al hombro metido en un estuche que parecía el féretro de un bebé, se bandean con soltura en el idioma de marras, pero los restantes miembros de la expedición no hemos sobrepasado la fase de “my taylor is rich“. Seguir leyendo…

Publicado en: ...el 06 Enero 2013 @ 09:06 Comentarios (1)

Punto de fuga

Ya estoy, desde el domingo, en mi amada Bangkok: la ciudad más abierta del mundo, la ciudad más divertida del mundo, la ciudad más sexy del mundo…

Sólo en Tokio se come mejor que aquí. Es otro aliciente.

El viernes salgo hacia Birmania. Pasaré allí todo el ciclo navideño. En víspera de Reyes aterrizaré en Vientian.

Antes viajaba para llegar a algún sitio, cuanto más distante y distinto, mejor.

Ahora viajo para alejarme de España. Cuanto más lejos, mejor.

Pejigueras. Las hay, las hay, incluso aquí.

Enumero algunas… Seguir leyendo…

Publicado en: ...el 24 Diciembre 2012 @ 13:45 Comentarios (3)