Carta al director de El Mundo de Alicante

Sr. Director,

El pasado día 7 se deslizaron en El Mundo de Alicante algunas inexactitudes relativas al último premio Azorín y a mi persona. Me refiero a una columna firmada por Juan José Fernández Cano, al que aprecio, y cuya buena intención no pongo en duda.

Quede aquí constancia de que en ningún momento, ni antes ni después del fallo, acusé de corrupción a los miembros de un jurado del que yo también formaba parte. A dos de ellos los conocí el mismo día del fallo. A los restantes –Luisa Castro, Eslava Galán y Carlos Revés- los tengo por amigos desde hace muchos años, y puedo, y así lo hago, dar fe de su integridad. Extiendo ésta, porque también lo conozco, al presidente de la Diputación y a sus colaboradores en la organización de dicho premio.

La limpieza de éste fue inmaculada. Ni yo ni nadie recibimos presión o indicación alguna. Así lo demuestra, por lo demás, taxativamente el hecho de que se alzara con el galardón un escritor desconocido para todos, incluyendo a los miembros del jurado. No es la primera vez que eso sucede, lo que basta para exonerar al premio Azorín de cualquier sospecha.

Lo que sí declaré, y lo mantengo, unos días antes, en conversación con un periodista de otra cabecera, es que la corrupción –la de verdad, la grave- no está en los premios privados, porque cualquier editor puede hacer de su capa un sayo, sino en algunos de los que se conceden con dinero público. Pensaba, al decirlo, única y exclusivamente –le doy mi palabra- en el Cervantes y en algunos otros convocados por el gobierno de la nación, no por los de sus Autonomías, tanto en ésta como en otras legislaturas.

Tampoco dije que los miembros de los jurados que conceden esos premios sean corruptos, sino que lo es el mecanismo que permite al gobierno de turno premiar a escritores afines o bien vistos, en su momento, por el poder. ¿Cómo? Pues muy sencillo: nombrando a un jurado del que se sepa, por sus notorias y legítimas preferencias literarias, que va a apoyar una determinada candidatura.

No diré nombres, porque la culpa no es nunca del escritor premiado ni de las personas –honorables casi siempre, además de idóneas- que lo votan, sino de los políticos que designan a los segundos y apoyan a los primeros en función de intereses partidistas.

El Azorín es, entre todos los premios literarios concedidos a una obra (no a un autor) por instituciones autonómicas, el de mayor prestigio y el único respaldado por decenas de miles de lectores. Felicitémonos todos, por lo tanto, y felicítense especialmente los alicantinos, por el apoyo de la editorial Planeta, sin el cual no se alcanzaría esa difusión. Y conste, por cierto, de paso que no me une a ese sello más vínculo que el de haber publicado con él bastantes de mis libros, lo que es para mí un honor.

También lo es, por ser escritor y por sentirme medio alicantino desde mi más tierna infancia, formar parte del jurado del Azorín. ¡Ojalá pueda seguir siéndolo, sin más polémicas inútiles, en ocasiones venideras!

Fernando Sánchez Dragó
Publicado en: ...el 21 Marzo 2006 @ 16:40 Comentarios (27)

A vuelapluma, a contraespaña

Así -Muertes paralelas- se llama el novelón de ochocientas páginas que ya tengo escrito y que no tardará en aparecer. Todo, en él, es rigurosamente cierto, menos su última escena. No la revelaré.

Cuento, en esa obra, una triple tragedia: la de mi padre, joven periodista -al que no conocí- asesinado en Burgos por sedicentes miembros de la Falange el 14 de septiembre del 36; la de mi madre, que lo buscó en vano, conmigo a cuestas, de punta a punta de España durante los tres años de la Guerra Civil; y la mía, españolito de corazón helado que nació diecinueve días después de que mataran a su padre.

He bajado a los infiernos. Lo pagaré caro, pero mentiría, por omisión, si no repitiera aquí lo que en mi libro digo: lamento profundamente haber nacido español. Tengo derecho a decirlo. Soy huérfano de guerra. El 17 de julio del 36, a eso de las cinco de la tarde, quizá no en punto, pero sí en sombra, don Indalecio Prieto entró en la cafetería de las Cortes y comunicó a los chicos de la prensa allí reunidos que acababa de sublevarse la guarnición de Melilla. Mi padre, Fernando Sánchez Monreal, veintiséis años, director de Febus -la agencia de noticias de El Sol y La Voz-, hijo, sobrino y hermano de periodistas, cogió un coche, dejó a mi madre, embarazada, en el piso madrileño donde yo nací y se fue hacia el sur en busca de información. No regresó nunca. Su familia era socialista, pero él militaba en el partido -demócrata, republicano, católico y conservador- de don Miguel Maura. Murió, sin embargo, por rojo. Lo denunció un primo político de mi madre al que él había ayudado y metido en la redacción de La Voz. Lo envió a la muerte don Juan Pujol, Jefe de la Junta Nacional de Propaganda, también periodista y futuro director de los diarios Informaciones y Madrid. La familia de mi madre era de derechas. Dos de los sobrinos -nobilísimos- del felón que denunció a mi padre murieron en la División Azul. Dionisio Ridruejo, con el que yo estuve en la cárcel, dedicó a su madre -mi tía Luisa, alma de Dios- un hermoso poema.

Yo soy hijo de las dos Españas y huérfano de las dos. Llamo muertes paralelas a las de los españoles de uno y otro bando, o de ninguno, que no murieron en el frente, sino que fueron asesinados en la retaguardia. Así son las guerras civiles. Así fue nuestra Guerra Civil. Todos culpables. Y víctimas. En la portada de mi libro habrá dos fotos: la de Fernando Sánchez Monreal, periodista asesinado por la Falange en Burgos -sé dónde está. Me ha llevado medio siglo averiguarlo-, y la de José Antonio Primo de Rivera, falangista asesinado dos meses después en Alicante por el Frente Popular. Muertes, ambas, paralelas. Hubo otras muchas en los dos bandos. Señor Zapatero: modérese, tranquilícese, sea ecuánime, no juegue con fuego. Abra fosas, como yo lo hago en mi libro, pero no trincheras. Todos, en el país que usted gobierna, somos hijos -o nietos. Tanto monta- de padres y abuelos asesinados.

O de asesinos.

Fernando Sánchez Dragó
5 de marzo de 2006

Publicado en: ...el 05 Marzo 2006 @ 02:08 Comentarios (5)

Sobre la polémica del Premio Azorín de Novela 2006

Yo, Fernando Sánchez Dragó, en relación a toda la polvareda que se ha levantado alrededor de mi nombramiento como miembro «independiente» del jurado del Premio Azorín de Novela 2006, declaro:

1. Que fui nombrado miembro «independiente» del jurado de este Premio exclusivamente por la Diputación Provincial de Alicante, no por la Editorial Planeta.

2. Que no tengo ningún vínculo con Planeta, salvo el de publicar mis obras en esta editorial, aunque no todas, sin ir más lejos mis dos últimos libros fueron publicados en La Esfera de los Libros y Martínez Roca.

3. Que, por encima de cualquier otra consideración, creo que he demostrado sobradamente a lo largo toda mi vida que soy una persona totalmente independiente de cualquier institución comercial, empresarial, política, o de cualquier índole. Cuando dije que todos los Premios literarios institucionales y gubernamentales estaban manipulados me refería al Cervantes, aunque estas declaraciones se han generalizado por la prensa a todos los Premios de este tipo.

4. Que mi nombramiento como miembro «independiente» del jurado es más que natural, pues siempre me he considerado soriano, alicantino y onubense, por procedencia familiar, por lo que para mí es motivo de gran orgullo ser jurado de un Premio alicantino.

5. Que tengo una elevada opinión de José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación Provincial de Alicante, al que conozco bien y con el que he coincidido en las fiestas de Altea todos los años.

6. Que juro que no he recibido petición de ningún tipo de la Editorial Planeta y que sólo he tenido acceso a los originales bajo plica. Es, pues, el Azorín, al menos en esta edición, en anteriores no lo puedo saber, un Premio de una absoluta limpieza al cien por cien y a pecho descubierto.

7. Que para el Premio Azorín es beneficiosa su colaboración con la Editorial Planeta debido a la distribución que con ella alcanza, así, es de lejos, de todos los Premios autónomos o provinciales, el de más difusión nacional. Cualquier tipo de polémica que surja alrededor del Azorín obedece solamente a politiqueos que nada tienen que ver con literatura.

Fernando Sánchez Dragó
2 de marzo de 2006
Publicado en: ...el 02 Marzo 2006 @ 14:49 Comentarios (219)