La danza de la realidad
Estoy en París. Llevaba tiempo sin ver a Jodorowsky. El lunes cenamos juntos en un chino de su confianza y luego seguimos de charleta hasta la midnight de Woody Allen.
El pelo canoso del cineasta tiene ochenta y cuatro años, pero en su cabeza bulle la misma juventud y el mismo arrojo que lo condujo aquí, a París, en sus años mozos, con cuatro perras en el bolsillo y el firme propósito de salvar el surrealismo metiendo en vereda a Breton, que había perdido el norte, el sur, el este y el oeste.
He dicho cineasta, porque el Jodorowsky escritor, novelista, guionista de cómics, psicomago, tarotólogo, mimo, actor y director de escena pasó a la historia después de haber entrado en ella por mil resquicios.
No soy yo quien lo dice. Es él. Seguir leyendo…