EL LOBO FEROZ: Constantinopla

Esta casa es una ruina. La europea, también. La del mundo occidental… ¿Dónde queda eso? ¡Ah, ya! En el siglo pasado y en la Edad que comenzó con la revolución francesa. Ocúpense de él los historiadores, quizá los prehistoriadores, porque la historia, tal como la conocíamos, llegó a su término cuando cayeron las Torres Gemelas y ahora, señor Fukuyama, pedazo de besugo más listo que Abundio, vuelve a empezar. ¿Change? Sí. Pero de órbita. El eje de rotación y traslación del planeta se desplaza: Pequín, Delhi y Moscú son los vértices y los vórtices del triángulo estelar que antes formaban Washington, Londres y París. Modifíquense de arriba abajo los mapas celestes. ¿Celestes? ¡Caramba! Eso me suena a chino. El Imperio contraataca. Berlín y Tokio eran satélites del antiguo sistema solar. Hoy lo son Seúl, Taipei, Bangkok, Yakarta, Riad, los emiratos… Oriente, Pedro el Grande y Mahoma cruzan el Rubicón, el Pacífico y el charco. Lo pasmoso es que nadie, aquí, al oeste del Edén, se dé cuenta de que las campanas de Bruselas doblan por ellos ni de que el reloj del orbe cristiano ―católico, protestante, evangelista o ateo que sea― marca la hora del Apocalipsis. ¡Tanto hablar de éste en las Sagradas Escrituras y mira! Los profetas tenían razón. ¡Cenizos! Quien mienta la bicha, la propicia. ¿Apocalipsis? ¡Qué va! ¡Post Apocalipsis! El Rey y san Pablo han muerto. ¡Viva el Rey! ¡Viva Saulo! ¿Es posible otro mundo? Posible, no sé, pero inevitable, sí. Tanto que ya ha llegado. No es el que auspiciaba la chiquillería gritona de la antiglobalización. Los galopines pacifistas del miedo a la libertad, la guadaña y martillo pilón de Stalin, el cóctel Molotov y la tuta bianca van a enterarse de cómo son las púas de los peines chinos. Julio Mehmet II y César Gengis Khan avanzan con sus legiones de jenízaros y hunos hacia Washington, capital de Numidia. Baraka Yugurta ya está allí. Baraka, no Barack. ¡Si hasta se le murió la abuela la víspera de las elecciones! Algo más en común con el desconsolado nieto de la Moncloa. Los teólogos de Occidente discuten sobre el punto G en las barbas de los guerreros de Saladino y la Horda Dorada. ¿Quinta columna? No. Desfile de la Victoria. Ni ge ni ja. La reunión de los Veinte carecía de importancia, amigo Zapatero. Le apeo lo de amigo. Podía haberse ahorrado la gorronería y a nosotros el sofocón. ¡Ni aunque hubiesen sido Trescientos en las Termópilas! ¡Si son ellos, los Veinte, y usted también, quienes nos han metido en la trampa! Banqueros, brokers, economistas y políticos: farsantes, incompetentes y granujas. Todo a la vez. No pueden los zorros vigilar el gallinero ni los gandules limpiarlo. Las Torres Gemelas eran las murallas de Constantinopla. Cayeron éstas, pero la de China siguió en pie. La Casa Blanca, que fue basílica, como Santa Sofía, es ahora mezquita. ¿Azul? No. Amarilla, sin cúpula y con tejado de pagoda. El becerro de Oro es búfalo y muge en pastos de arrozales. Espabilen los europeos y los gringos. We cannot. C’est fini. Adiós, Lili Marlen. No nos queda ni París.

Publicado en: ...el 30 Noviembre 2008 @ 03:27 Comentarios (9)

DRAGOLANDIA: Memorias


Fernando Sánchez Dragó en una imagen del año 2000

Estoy escribiendo las mías. Darán para varios volúmenes, aunque buena parte de mi vida ya está contada en mis novelas. “Toda obra de ficción ―dice P.D. James― es una autobiografía y toda autobiografía es una obra de ficción”. De acuerdo, pero también lo estoy con lo que en su Note-books puntualiza Samuel Butler: “Todo autorretrato es el retrato de un desconocido”.

Ya era hora, sea como fuere, de aplicarme a esa tarea. Un poco más y escribo mis memorias después de muerto. La cosa tendría sus ventajas. Demostraría que hay vida eterna. Hitchcock, además, sostenía que crimen perfecto, lo que se dice perfecto, sólo hay uno: el de quien cuenta la verdad en sus memorias y las publica a título póstumo.

Me entero por el periodista Jordi Soler de que la revista electrónica Smith tiene una sección que se titula Memorias en seis palabras y en la que cualquiera puede colgar las suyas si se atiene a la longitud estipulada.

La iniciativa parte, al parecer, de un cuento, brevísimo, de Hemingway. Escribió éste…

“Rebaja: zapatos de bebé, sin estrenar”.

Chapó, señores. Alta literatura. Toda una tragedia. No se puede decir más con menos.

Jordi Soler, en su artículo, que es de hace algún tiempo, menciona otros botones de muestra. Escojo, entre ellos, los siguientes:

“Asustado de morir, aterrorizado de vivir”. No es una tragedia. Es un drama metido en un puño.

“Yo sigo haciendo café para dos”. Tragicomedia con música sentimental de fondo: Tea for two. El buey solo mal se lame. O la vaca.

“Cincuenta años, existencia de Dios improbable”. A ver qué dice ese pavo a los ochenta.

“Nacido en California. Después no pasó nada”. Horrible. O quizá no. Si tuviera camisa el autor de la frase, ¿sería la del hombre feliz?

“Reparo retretes. Me pagan una mierda”. Sin comentarios. O sí: podría haberlo escrito un emigrante.

“¿Curro? ¿Escuela? ¡Bah! ¿Música pop? ¡Hurra!”. ¿Cínico o idiota? Las dos cosas, seguramente. Será un chico de la LOGSE.

Y por último: “Nacimiento, infancia, adolescencia, adolescencia, adolescencia, adolescencia”. Sociología de urgencia. Vale para casi todo el mundo.

Yo no reparo retretes, pero también soy una mierda. Mis memorias van ya por las trescientas mil palabras.

Publicado en: ...el 28 Noviembre 2008 @ 03:26 Comentarios desactivados

DRAGOLANDIA: Energía nuclear

El petróleo sube, el petróleo baja, el petróleo contamina, el petróleo desencadena guerras, el petróleo permite sobrevivir a déspotas como Chávez, el petróleo nos trae de cabeza, el petróleo es una porquería acumulada en el intestino ciego del planeta, el petróleo se llamaba antiguamente, en latín, en la Edad Media, aqua infernalis

¡Basta de petróleo, coño!

-¿Y qué ponemos en su lugar? ¿Energías alternativas?
-No lo son. Me consta, pero de ese camelo hablaré otro día.
-¿Entonces?
-Lo que voy a decir tiene mala prensa, pero lo digo…
-Le veo venir. Va defender usted la energía nuclear.
-Defenderla, no. Si de mí dependiese, volveríamos a la luz de gas o, si me apura, al hacha de sílex. La industrialización del mundo ha sido una de las mayores calamidades de la historia.
-De acuerdo, pero ya no cabe dar marcha atrás.
-Lo admito.
-En ese caso…
-En ese caso, sí. La verdad es la verdad, y hay que proclamarla por muy mala prensa que tenga.
-Proclámela. Soy todo oídos.
-De poco van a servirle, porque esto es un blog, amigo. No se oye. Se lee.
-Muy bien. Soy todo pupilas.
-Escrito queda: la energía nuclear es la más limpia, la más barata y la única que responde a las necesidades del mundo de hoy, incluyendo en ellas, como es natural, las de los países emergentes.
-¡Ele! Los progres van a ponerlo a parir.
-Estoy acostumbrado. Tengo percebes donde usted se imagina

Es curioso. He encontrado en los archivos, y a cuento de eso viene todo lo anterior, una de las primeras cosillas que publiqué en mi vida, cuando era, por cierto, un progre rematado. Fue en la primavera del 59. Trabajaba yo entonces como redactor de la revista Informes de la Construcción, que dirigía don Eduardo Torroja, abuelo de Ana, la cantante de Mecano. No es la primera vez que hablo de todo eso aquí. Iba a inaugurarse en España el primer centro de experimentación atómica y me pidieron un artículo al respecto. Fue el que sigue…

Un cliente nuevo: el átomo

La arquitectura recibe un inquilino importante:
el átomo, luchador fiero que hoy escoge el camino de la paz.
Hemos repetido muchas veces que la Construcción es
—como todas las artes que se precian—
una ciencia humanística.
Viene Adán a la tierra, y necesita una casa para sus hijos,
un lecho para su esposa, un fuego para su descanso.
En derredor —inertes— reposan el árbol y la piedra, las más antiguas
materias de construcción.
Esperan, como el arpa de Bécquer, una mano de nieve
que las saque de su milenario sopor.
Adán siente la lluvia en sus espaldas, se guarece en una cueva,
y descubre que cuatro paredes y un techo
tienen forma de hogar.
Sale al sol y empieza a construir: barro, madera y piedra.
La Arquitectura ha nacido para el hombre,
y la naturaleza se empieza a urbanizar.
Lo bello ya puede ser útil.
Conservamos la enredadera en el jardín; la poesía del sendero,
en la firme seguridad de la autopista;
el morir del río, en el esbelto idealismo del puente colgante.
Y hoy, la más reciente conquista de la evolución que entonces
comenzara, requiere nuestros servicios.
Nos pide a nosotros
—los arquitectos, los ingenieros, los técnicos—
un lugar adecuado y tranquilo donde pueda servir
—en paz y sin peligro— al insaciable progreso humano.
Esta reciente conquista,
este grado extremo de nuestro avanzar se llama átomo,
y nos han enseñado a pronunciar su nombre de lejos y con respeto.
Pero en esta ocasión se acerca a nosotros sonriente,
con la mano tendida.
No viene para destruir casas, no trae en brazos a la muerte,
no cobra forma de desmesurado hongo.
Sus apodos son distintos: no se llama Hiroshima.
Se llama isótopo radiactivo: átomo para la paz.
Tres países occidentales nos muestran aquí sus reactores atómicos,
sus hoteles de átomos,
sus colegios mayores para futuros isótopos licenciados.
Los edificios parecen hieráticas colmenas que
ahora, en plena primavera, despiden rumores de abejas laboriosas.
España y Alemania inauguran con ellos sus primeros centros de experimentación atómica;
Inglaterra aprovecha su tenaz aprendizaje
y construye una central eléctrica atómica, que es ya plenamente
productora.
Tres países en paz, que olvidan la tristeza de sus guerras
y se esfuerzan para dar un contenido mas humano
a nuestra civilización.
Las colmenas atómicas de Munich, de Calder Hall
y de la Ciudad Universitaria de Madrid, dan a luz átomos-niños,
que crecerán un día y ganarán la batalla del progreso.
La desintegración del átomo despide alientos venenosos,
y el señor átomo —despedazado por propio consentimiento— no
quiere causar más muertes.
Nos pide que le encarcelemos, que le levantemos una prisión
férrea de donde nunca pueda escapar.
Nos dice: «Sujetadme bien, por si pierdo la cabeza.»
Con ejemplar abnegación se sacrifica por el bien común,
y se constituye en prisionero voluntario,
en condenado sin juicio, en desterrado sin delito.
Los arquitectos e ingenieros de tres países se enfrentan así
con el más espinoso problema de los edificios atómicos:
el aire que entra en el reactor debe purificarse antes de salir;
la escuela atómica tiene que ser un castillo de irás y no volverás.
Las soluciones que hoy ofrecemos
a la consideración de nuestros lectores son tan distintas,
como eficaces.
Los alemanes cerraron a compresión los elementos de su reactor,
apretándolos con el peso natural de su forma cupular.
Los españoles han construido su futurista hexaedro
con tirantes músculos de hormigón pretensado. Su aspecto exterior
es hosco, sugerente, esperanzador.
En su interior, el átomo-abeja vuela desorbitado
y escribe, con mayúsculas, el porvenir de nuestra sociedad.
Aún queremos señalar el profundo significado
de una aparente coincidencia: el reactor español se alza
en la Ciudad Universitaria,
frente por frente de las distintas facultades.
Allí, donde se preparan los artífices de una España más culta,
se forja también la posibilidad de una España más industrial.
Esperemos que los nuevos estudiantes y los átomos nuevos nos den un mundo mejor.
Y bienvenido, señor átomo.

Fernando Sánchez Dragó
Madrid, marzo de 1959

Lo reitero: escrito queda.

Publicado en: ...el 26 Noviembre 2008 @ 03:21 Comentarios desactivados

EL LOBO FEROZ: Las piernas de doña Sofía


Pilar Urbano sostiene el libro de la discordia

No soy monárquico, no soy republicano, pero soy amigo de Platón y de la verdad o, por lo menos, de la sinceridad. Sincera ha sido la Reina en las verdades susurradas al oído de Pilar Urbano, que es listísima, tanto como para conseguir que todo el mundo hable de una obra condenada, en principio, a no interesar a nadie. Yo no pensaba leerla, a no ser que su autora accediese a venir a Las noches blancas, porque las confesiones de los poderosos me aburren. Diviértanse con ellas los coprófagos que devoran telecaca o los cotillas que se nutren de papel cuché. Yo no leo el Hola ni en la peluquería. Diez minutos dedicados a la revista que lleva ese nombre me parecerían una eternidad. Prefiero papar moscas, contar ovejas, repasar prospectos o, incluso, enfrascarme en la lectura del Ulises de Joyce.

Pilar: estás invitada. Dime cuándo. Será un placer, y lo sería aún más si viniese la Reina, pero a qué intentarlo. Para ilusos, y para ilusionistas, ya tenemos al pequeño rey de La Codorniz en otro palacio, el de la Moncloa. ¿Le dedicarás un libro cuando lo destronen? No lo hagas. Le faltaría el aliño de la sinceridad con la que doña Sofía ha salpimentado el tuyo. Zapatero no es amigo de la verdad ni de Platón. Prefiere a Petit.

Hace unos días se abrió la veda contra la Reina. No sé si la cacería sigue. Estoy en un oasis egipcio, sin quiosco, sin televisión, sin internet. Todos los figurones criticaban a doña Sofía cuando me fui, menos el reyezuelo de la Moncloa, el virrey de Génova y sus respectivas huestes, pero eso no vale, porque el ten con ten del Sistema los obligaba a ello. Sólo González Pons fue sincero, y tuvo que tragarse sus palabras. ¿Portavoz? Sí, de su amo. No le permiten serlo de sí mismo. A la Reina, tampoco. No puede opinar. No tiene derechos civiles. La amordazan. La divinizan. Es cuerpo glorioso. No nos dejan saber lo que piensa. ¿Libertad de expresión? No. Hipocresía, mojigatería. España es así. Lo ha sido siempre. Carlos II anunció que contraería matrimonio heterosexual con María Luisa de Orleans en 1679. Un pañero de Béjar, al enterarse de la noticia, envió a la futura reina, como regalo de boda, varias cajas de medias de la mejor calidad. Doña Mariana de Austria, madre del novio, las devolvió con un breve en el que explicaba al artesano que las reinas de España no tienen piernas. Sic. Pero su nuera las tenía. Poco ha llovido desde entonces. Con Austrias o con Borbones, con democracia o sin ella, muchos siguen pensando aquí que doña Sofía, para ser buena reina, no debe tener lo que cualquier ciudadano tiene: piernas, digo, opiniones. Yo le agradezco que las haya expresado, esté o no de acuerdo con su contenido. Sí lo estoy, por cierto, en lo concerniente al aborto, a la terminología nupcial, a las cuotas y a la supremacía de las leyes naturales sobre las civiles.

Mis respetos, Señora. No es una frase protocolaria. Se los ha ganado. ¡Ojalá cumplan sus piernas y sus opiniones muchos años más!

Publicado en: ...el 25 Noviembre 2008 @ 14:42 Comentarios (15)

Jesús en el monte de las Bienaventuranzas

¿Será Barack Obama un buen presidente de EEUU?

Un no con matices. Obama es una incógnita. No sabemos prácticamente nada de él, excepto la imagen glamurosa que sus estrategas le han fabricado con el apoyo entusiasta, y por ello sospechoso, de los medios de comunicación. Carece de programa político, social y económico, porque la bondad esgrimida a troche y moche por sí misma no lo es. Sus discursos han sido sermones ternuristas más propios de un pastor de almas que del presidente de un imperio. A estas alturas nadie sabría decir si es de derechas, de izquierdas o de ninguna parte. No sabemos si sube o baja por la escalera. Los sueños, americanos o no, pueden ser pesadillas. Los changes pueden ser para peor. Su famoso yes, we can es un eslogan huero que sirve para todo y para nada. Podemos ¿qué? Ese verbo exige un complemento directo seguido por otros complementos circunstanciales: tiempo, lugar, modo… Si no los hay, se queda en tartamudez gramatical, en brindis al sol, en charlatanería de feriante. Sus asesores no han dado puntada sin hilo. La suerte, incluso, ha venido en su ayuda. La abuela de quien todavía era sólo un candidato, y a la que tanto quería, va, la pobre, y se muere, qué casualidad, un día antes de que los ciudadanos acudan a las urnas. Llorar en público con sobriedad es siempre una buena baza de cara a la galería. Casualidad, ciertamente, no era la argucia de interrumpir la campaña para rendir visita en remotas tierras a la moribunda que tanto había hecho por él. La medicina estadounidense es una ciencia casi exacta. Seguro que los doctores habían calculado al milímetro la fecha del óbito. ¿Peco de malicia? Sí, y pido perdón por ello, pero fíate de los políticos y no corras. Yo, cuando aún están fuera de cacho, pongo en tela de juicio cuanto dicen y hacen. Después, a pitón pasado, ya se verá y, si es preciso, se rectificará. Ojalá mi malicia carezca de fundamento. Sorry. I cannot do it today. Mañana, ya veremos. Ése es el matiz al que antes aludía. No se puede descalificar a un torero que jamás se ha puesto delante del toro. ¿Merece Obama el beneficio de la duda? ¡Por supuesto que lo merece, pero sólo por lo que a partir del 20 de enero haga! Un poquito de objetividad, señores. Dejémonos de simpatías, antipatías y sectarismos. Obama, hoy por hoy, es un globo hinchado, una mascota mediática, un logotipo que sirve para cualquier mercancía. ¿Guapo? Sí. ¿Y qué? ¿Buen actor? Sin duda. ¿Y qué? ¿Niño bonito y alumno aplicado de una universidad de élite? Mejor eso que venir de Harlem o del Bronx, pero el trono del Imperio no es una cátedra ni un tontódromo. McCain tenía grandeza épica. Obama, de momento, sólo la tiene lírica. No basta. Adriano y Trajano, con quienes se le compara, la tenían, pero también sabían ponerse al frente de sus legiones. ¿Negro? Ahí duele, porque estas elecciones, lejos de poner punto final al racismo que a los Estados Unidos y a los blancos se nos atribuye, han sido su apoteosis. Obama no ha ganado a pesar de ser negro, sino por serlo. Los wasp de la América profunda han votado a McCain por ser conservador y republicano. Ideas, discutibles, sin duda, pero ideas. Los jóvenes, los hispanos y, por supuesto, los afroamericanos han votado masivamente a Obama no por ellas, sino por su color. Las cifras son inapelables. Si el nuevo Presidente ha conseguido el 52% de los votos y el 95% de los negros han votado por él, eso significa que el 43% de ese sector de la población no lo apoya por su programa, sino por fraternidad racista. Véase también lo que ha sucedido en Kenia. No es buen político quien sabe predicar, sino quien reparte trigo. Obama, que ha jugado a ser Jesús en el monte de las Bienaventuranzas y a proponer obras de misericordia, tiene ahora que multiplicar los panes y los peces. Que su Dios lo ayude. Si yo no confío en Él, ¿cómo voy a confiar en el santo varón que acaba de subir a los altares?

Publicado en: ...el @ 14:40 Comentarios desactivados

DRAGOLANDIA: Otra de gatos

Soy hombre de palabra. Anuncié el viernes que hoy daría en este blog una noticia de gatos, y aquí la tienen. Es, a mi juicio, la más importante en lo que va de año. Ni la crisis, ni el hundimiento del Titanic de la Bolsa, ni el arrollador triunfo de Obama, ni la segunda magistratura ―pesadilla recurrente― de Zapatero, ni la negativa de Rajoy a ceder el paso a Esperanza Aguirre en la jefatura del PP, ni ningún otro cataclismo, entre los muchos que la actualidad nos ha deparado, supera en importancia a lo que ahora voy a contarles.

Mi noticia es buena y, por ello, excepcional. La di el otro día en el programa de radio de Isabel Gemio. La repito aquí. Viene de Japón. Véase la foto.

Érase una vez ―no hace mucho― una pequeña estación de tren en ese país que se estaba quedando sin viajeros: la de una pequeña localidad llamada Kishi. Casi nadie pasaba por allí. Estaba a punto de desaparecer del mapa ferroviario. Iban a apagar sus semáforos, a cerrar los postigos de sus taquillas y a declarar muertas sus vías. También el pueblo agonizaba.

Pero en eso llegó el milagro. Miles de viajeros, procedentes de las demás estaciones del país, deambulan ahora por los andenes del apeadero ―lo era― y recorren las calles de Kishi. Éste se ha convertido en un lugar próspero, dinámico, feliz. Las agencias de viajes lo incluyen en sus itinerarios. Las cocinas de los restaurantes no dan abasto. En los hoteles no hay nunca habitaciones libres. Los tenderos se frotan las manos. Los templos están abarrotados de fieles.

¿Y quién hizo el milagro? ¡Pues quién iba a hacerlo! Lo hizo un gato. Su nombre es Tama ―la a no es en idioma nipón desinencia de género femenino― y su propietaria, que se ha hecho famosa en todo el país, aunque no tanto como su mascota, regenta una minúscula tiendecilla en el lugar de autos. Sobra añadir que los clientes brillaban por su ausencia.

Estaba ya la buena mujer a punto de echar el cierre de su negocio y de ganarse la vida de otra forma cuando tuvo la ocurrencia de nombrar a Tama jefe de la estación.

Como lo oyen. No invento nada. Lo he visto en Internet con mis propios ojos, que no son oblicuos. Sí lo son los de mi mujer, que es quien me lo ha enseñado.

La dueña de Tama pidió permiso a la autoridad competente, confeccionó para su gato una gorra de jefe de estación, se la puso, lo filmó, avisó a la prensa, colgó las imágenes en la web de Kishi, corrió la noticia de boca en boca y de pupila en pupila, tronó radio macuto y…

Lo dicho: Tama es ahora una vedette, se le ha asignado sueldo en especie ―friskies de la mejor calidad durante todo un año― y la titular del tenducho de souvenirs, tentempiés y refrescos de la estación de Kishi se está haciendo millonaria.

Pongan un gato en su vida. Les traerá suerte. El mío, que también lleva nombre japonés (Soseki… ¿Quién no lo conoce? Es más famoso que su dueño), ha enviado ya una postal a Tama y está deseando conocerlo. Podría suceder que así fuera. Mi mujer irá a Japón a finales de diciembre. Quiere llevarse a Soseki escondido en el bolso para evitar el lío de las vacunas. Estamos discutiéndolo. ¿Lo retendrán en Barajas? ¿Lo pondrán en cuarentena al llegar a Narita?

Ojalá hagan lo primero. Voy a denunciar el caso a nuestras autoridades aduaneras. Caiga sobre mi cónyuge todo el peso de la ley. Es defensa propia. ¿Cómo iba yo a vivir quince días sin Soseki?

Publicado en: ...el @ 14:00 Comentarios (111)

DRAGOLANDIA: Miau

Doy por hecho que nadie ignora, entre quienes me siguen o me leen, la pasión que los gatos me inspiran. No sólo Soseki (que aparece en la portada de la edición de bolsillo, recién salida, de mi novela Las fuentes del Nilo), sino todos los que existen, han existido y existirán.

Los he tenido por docenas en Madrid, en Soria, en Alicante, en Roma, en Tokio, en Dakar, en Fez…Doquiera he vivido.

Es el animal favorito de los escritores. Hace poco publicó Siruela una antología de los mejores relatos dedicados a ellos. Reciente es también la aparición de dos libros de Antonio Burgos en los que éste cuenta con gracejo de buena ley y mejor pluma la historia de las relaciones mantenidas por él y por los suyos con el felino en cuestión.

Si me obligaran a elegir algo ―una sola cosa, animal, vegetal, mineral o artificial― entre cuanto el universo contiene, optaría por el gato. Nada en el mundo, ni siquiera la rosa de Giambattista Marino, Francisco de Rioja, Juan Ramón, Borges y Umberto Eco, supera en perfección a ese animal. El tigre, el leopardo y la pantera negra, felinos todos, lo emulan, pero no lo alcanzan porque, precisamente, no están ―homo mensura― a nuestro alcance.

Más de una vez he dicho, y no mentía, aunque acaso exageraba, que, puesto a reencarnarme, me gustaría hacerlo en gato. Tendría así, por ley congénita, derecho a las tres prerrogativas que el hombre de Cromañón, según cuenta Kipling en su último libro (Just soPrecisamente así en la edición española), otorgó por los siglos de los siglos a los gatos en el alba de los tiempos: un tazón de leche al día, un lugar junto al fuego y vigilar el sueño de los niños mientras duermen.

Aunque más exacto sería decir que fueron los gatos quienes obligaron a los hombres a concederles esos privilegios. Kipling lo explica con mano maestra. Su libro, que es de cabo a rabo una delicia, se subtitula Historias para los niños y para quienes aman a los niños. Regálenselo a los suyos el 6 de enero. Yo lo recibí en tal día como ése, hace más de sesenta años, y sigue hoy en mi mesilla de noche.

¿Perros? ¡Por favor! Son democristianos. Nunca ha habido un gato policía.

En la próxima entrega de este blog aclararé el motivo ―lo hay― de esta perorata gatuna. Hoy ya no puedo hacerlo. Dice Manu Leguineche, al que el otro día rendimos homenaje en Guadalajara, que una noticia deja de ser noticia y se convierte en novela cuando utiliza quien la da más de trescientas palabras. Yo llevo ya cuatrocientas cuarenta. Mis disculpas. Corto y paso.

Posdata – Renuncio al tazón de leche. Ya saben que es malísima para la salud de quien la ingiere después de la lactancia.

Publicado en: ...el 24 Noviembre 2008 @ 14:45 Comentarios (6)

EL LOBO FEROZ: Jornada sin reflexión

Mañana, si Dios no lo remedia (y no creo que a tan alto señor le preocupe el asunto), La cabaña del tío Tom dejará de ser un folletín lacrimógeno, se convertirá en novela rosa y tendrá final feliz. Lo de final es probable: el de Occidente, incluso aunque pierda Obama. Lo de feliz, ya veremos. Rara vez acierta el pueblo cuando vota. ¿Ejemplos que avalen la tesis? Con los de Bush y Zapatero, basta. ¿Y cómo no van a equivocarse los de abajo si la alternativa que se les ofrece es la de Rajoy, Al Gore o Kerry? Marra, por fuerza, a no ser que opte por la abstención o el voto en blanco, quien se ve constreñido a elegir entre Guatemala y Guatepeor. No existen otros topónimos en el mapa de la política. A pensamiento único, plato único: lentejas. Ya saben: las dejas o las tomas hasta que se te salgan por las orejas. Los políticos, en el mundo de hoy, son como los banqueros: no inspiran confianza. ¡Pandilla de incompetentes! Políticas de fuste, en cambio, con a de mujer, sí que las hay. Yo conozco tres. Una de ellas es Sarah Palin. Ya sé que le llueven palos por todas partes. ¡Pues más a mi favor, porque quienes se los dan son gentes a las que yo se los daría! Los progres, para entendernos. Fauna de gallinero, de conejera o de pesebre. Sé de lo que hablo, porque lo fui en la adolescencia. Peste aviar, mixomatosis, pezuña azul: el síndrome puede ser de acné, como en mi caso, o crónico, como en el de quienes ahora están haciendo vudú de Kenia para que gane Obama. En Europa hay muchos. En España, ni les cuento (abundan, incluso, entre los maricomplejines de Rajoy). En Estados Unidos, por lo que dicen, también. Bastaría con eso, con pasar lista a los que apuestan por el supuesto caballo ganador, para que yo me inclinase por McCain, que tampoco es como para dar palmas. ¿Perderá éste? No. Perderá Bush, pero lo malo es que si no pierde Obama, perderemos todos. ¡Un socialista al frente del país de la libertad! ¿Derribará la estatua que aún saluda a quien llega a Nueva York? ¡Un ilusionista en el Capitolio! Acudo al diccionario. Ilusionismo: arte de conseguir efectos de ilusión en los espectadores mediante trucos. Ilusión: concepto o imagen formados en la mente que no corresponden a la realidad. Iluso: quien se forma esperanzas sin fundamento. Obama es un mago vestido de happy birthday en cuya chistera no hay halcones ni palomas. Sólo humo. De su boca no ha salido una idea. Su único activo es la negritud. Si no fuese negro, casi nadie le votaría. Los progres, los pobres, los hispanos, los afroamericanos, los adolescentes y Zapatero son racistas: creen que el color de la piel cuenta. La masa encefálica, no. Rojo y negro: premio seguro en Las Vegas. Lo paradójico es que, si pierde Obama, su derrota también habrá obedecido al peso de la melanina. Racistas los unos, racistas los otros. Si yo tuviera calabaza en ese Halloween, votaría a la Palin, aunque fuese negra, pero no por serlo. Quizá dentro de cuatro años exista la posibilidad de que los de allí lo hagan. ¿Soy un iluso?

Publicado en: ...el 12 Noviembre 2008 @ 14:05 Comentarios (132)

DRAGOLANDIA: Chsss


Plaza del pueblo de Castilfrío de la Sierra

Seré hoy muy breve. Escribo esto en mi aldea. Internet no funciona. Castilfrío es así. ¡Qué gusto!

Magnetismo de la estepa numantina: los móviles no la cubren, los ordenadores se atoran, la tele tartamudea, el famoso apagón analógico es apagón, y punto, el silencio es sonoro, la soledad acompaña…

Vivimos aquí extramuros de la tecnología. Somos neandertales. Las casas son de sílex. El mundo zumba como una colmena. El viento habla. El agua es verso. La tierra late. Llueve, ahora, pero cualquier día de éstos nevará y nos quedaremos aún más aislados, a condición de que las máquinas escoba no despejen los caminos y rompan el encanto. ¿Quién las necesita? Son unas hinchapelotas. ¡Váyanse a dar la murga en las autopistas y déjennos en paz! Yo no las he llamado. Tengo víveres y leña, libros y películas, tablero de ajedrez, botellas de vino, papel en blanco… ¿Se necesita algo más?

Internet no funciona, decía, y es viernes. Toca Dragolandia. ¿Cómo me las apañaré para que esta entrega del blog llegue a su nicho? Tendré que imprimirla –yo no sé hacerlo, pediré a Naoko que lo haga- y la enviaré por fax a Javi, mi ayudante, para que la teclee y la remita desde Madrid. ¡Menudo lío! ¡Tres personas al retortero para tan poca cosa!

Yo, antes de que el monstruo informático irrumpiera en nuestras vidas, dictaba a una secretaria mis artículos. Era fácil, lento, cálido, seguro. Ahora…

Dentro de unos días estaré en el oasis egipcio de Siwa. Lo hago para huir, una vez más, de todo y enfrascarme en el libro que me ocupa. Allí, a Siwa, uno de los lugares más remotos de la tierra, llegó Alejandro Magno para consultar al oráculo de Amón. Éste sólo habla en el silencio. Si hay ruido, enmudece. En Siwa no lo hay: sólo dunas, palmeras y adobe. Será imposible, supongo, conectarse a Internet. No habrá fax. ¿Cómo diantre voy a enviar mis columnas? El Lobo Feroz, Dragolandia, El Cobaya

Ya ven: no me quedará más remedio que escribirlas todas de antemano y de sopetón. Lo dicho: ¡menudo lío!

¿Y si no las escribiese? ¿Y si me pusiera la real gana por montera? ¿Y si optase por el mutismo como hoy, aquí, en Castilfrío, lo ha hecho Internet?

Algo es seguro: no pasaría nada. El mundo, ciertamente, no me necesita, pero ¿necesito yo el mundo?

Soledad, silencio: supremo tesoro, divina tentación…

¿Por qué no me callo, por qué no se callan Chavez y el Rey, por qué no se callan todos ustedes?

¿Y si probáramos a hacerlo?

Algo es seguro: pasarían muchas cosas. El ruido las ahuyenta.

Chsss.

Publicado en: ...el 11 Noviembre 2008 @ 13:51 Comentarios (6)

DRAGOLANDIA: Más entropía


El Océano, allá por los albores del siglo pasado

Todo lo que está vivo tiende a degradarse por pérdida de calor. Eso es la entropía, concepto propio del mundo físico que puede extenderse a los individuos, a la historia y a la sociedad. Ya he hablado de eso en este blog, a cuento de Soria. El sabio vive como si cada minuto de su vida fuera el último. Ciñe toda su existencia a lo esencial. Morimos por oxidación, esto es, por degradación, por desorden, por pérdida de calor, por entropía.

―¡Metafísico estáis!

―Es que vengo de Tánger, y no queda allí nada que no sea recuerdo de la muerte. Recorrer esa ciudad es angustioso, si quien lo hace la compara con lo que fue. Ruinas de Itálica, amarillo jaramago, inútil búsqueda del tiempo perdido. El Gran Café de París, en cuyos divanes centelleaban los escotes de las aventureras, las millonarias, las cocotas, las artistas, las huríes y las damas de antaño, es ahora lóbrego cubil de varones de gesto torvo. No se ve allí una sola mujer ni, por supuesto, cabe pedir al camarero un cóctel. Es el monoteísmo. Donde pisa no vuelve a crecer la hierba. Tánger era una ciudad pagana. Todo el Mediterráneo lo fue. Entropía.

Mejor no hablar. Tampoco lo haré del Festival de Cine que me llevó hasta allí para intervenir en una mesa redonda sobre el diario España. Fue un desastre (el Festival, no la mesa): caspa, desorganización, cutrerío, tacañería, vulgaridad.

La de Loles León, por ejemplo, que hizo cuanto estaba en su mano (nunca mejor dicho) para convertir la estatuilla del premio Hércules en un consolador barato de tienda de barrio chino. ¡Y eso ante gentes tan recatadas como en todo lo relativo al sexo lo son los musulmanes! El espectáculo fue bochornoso. Las autoridades españolas presentes en el acto se cubrieron de gloria y nos cubrieron de mierda. España cañí. ¿Pero no estábamos en crisis? ¿A qué viene tanto derroche inútil?

Algo es seguro. Nunca volveré a Tánger. Se acabó esa ciudad, en lo que a mí respecta, para siempre. Tampoco volverán a invitarme los malagueños del Festival de Cine. Pónganme esos individuos con mando en plaza en su lista negra. Todos contentos: ellos y yo.

Donde sí volveré, y cuanto antes, mejor, es a Assilah. Su medina ―barbacana que se asoma al mar― sigue siendo la más bonita de Marruecos. Está primorosamente cuidada, con buen gusto, con mimo, con afecto. Es un paraíso bicolor: blanco y añil. Pasé en él una jornada inolvidable gracias a la hospitalidad que me brindó una amiga. Cómprenle una casa. Yo estoy pensando en hacerlo. Se dedica, entre otras ocupaciones, a restaurarlas como si fueran joyas de Cellini. No es la única. Muchas gentes de gusto están yéndose allí. Assilah va camino de convertirse en un shangri-la. Confiemos en que el turismo de autobús, playa, chancleta y pantalón corto no lo destruya.

Cené, tal como había anunciado en la anterior entrega de este blog, en el restaurante de mi viejo amigo Pepe, el Océano. Estuve allí por primera vez hace más de treinta años. Entonces era poco más que una taberna de pescadores, pero lo que servía ya era suculento. Lo sigue siendo. Ha ido, en todo, a más. Observen la foto que acompaña este artículo. No tiene precio. Así era el figón de Pepe cuando su padre, en 1918, lo fundó. Arrieros eran quienes entonces pasaban por delante. Ya no lo son. La taberna se ha convertido en restaurante de dos pisos, bien amueblados y de impecable servicio, pero su atmósfera sigue siendo tan cálida, tan cortés, tan amistosa como lo era cuando, por primera vez, franqueé su umbral.

Tampoco ha cambiado la carta. En ella figuran los más sabrosos habitantes del mar. Opté yo, en esta ocasión, por una gigantesca fuente de percebes, otra de cigalas y un platazo de sardinas. Lo regué todo, que era mucho, con media botella de excelente vino blanco local. Su marca era Medaillon. Lo aconsejo. Resulta pintiparado para lo que en Casa Pepe se come. En España es ya imposible encontrar pescado de tanta calidad. El de piscifactoría cunde por doquier y no sabe a nada. Bueno, sí. Sabe a estropajo. Nunca había tomado cigalas tan ricas como las del otro día. Palabra de honor.

Amigo soy de Pepe, cierto, pero no digo lo que digo por amistad, sino por afición a la verdad.

Compruébenlo. Es el mejor restaurante de pescado del mundo. Como suena. Y, por añadidura, les saldrá barato. Pepe es así.

Publicado en: ...el 10 Noviembre 2008 @ 14:25 Comentarios (10)

EL LOBO FEROZ: La Esfinge


Dragó con Hosni, el pasado 17 de enero

Desde lo alto de su rostro de Gioconda la historia de la cultura nos contempla. Si Egipto es un don del Nilo, el mundo es un don de Egipto. La UNESCO se dispone a elegir un nuevo secretario general. Hasta ahora sólo se ha presentado una candidatura de peso. Es la de Faruk Hosni, a quien llaman Ministro de la Esfinge, aunque en realidad lo sea de Cultura en su país, por ser el hombre que al hilo de diez años que conmovieron el mundo restauró y consolidó el monumento más sugestivo de la historia. España debería apoyar esa candidatura. Zapatero y Moratinos tienen una ocasión de oro para demostrar que su Alianza de Civilizaciones no es mera palabrería de tente mientras presumo. Hosni es mucho más que un político. Accedió al cargo que ahora ocupa en 1987. Antes había hecho muchas cosas, y todas bien. Nació en Alejandría cuando esa ciudad era aún crisol cosmopolita de cien culturas. Capitaneó allí, jovencísimo, en El Anfushi, paupérrimo barrio de las clases bajas, un centro, hoy leyenda, que irradió artes plásticas, poesía, música y teatro en un entorno donde nada de eso existía. Fue agregado cultural de la embajada egipcia en París cuando en la capital francesa coleaban las levaduras del 68. Dirigió luego la Academia de Artes de su país en Roma. Perdura aún lo que allí hizo. Siempre ha sido, por encima de cualquier otra vocación, pintor de fuste con lienzos colgados en los mejores museos de la tierra. ¿Ministro, sólo, de la Esfinge? Con tan hermoso como injusto remoquete pasará a la historia. Apunta lo de injusto a la evidencia de que Hosni, que es el visir más antiguo de la hégira de Mubarak, ha desarrollado al frente de su ministerio una actividad más propia de los colosos de Memnón que de un hombre de carne y hueso. Mencionar sus iniciativas, coronadas todas por el éxito, requeriría tantas columnas de El Lobo Feroz como las que existen en la sala hipóstila del templo de Karnak (y son 134). Baste con decir que si Egipto es hoy la indiscutible metrópoli cultural del mundo árabe y El Cairo una de las ciudades más ilustradas del planeta, eso se debe al formidable empuje de Hosni. Sé de lo que hablo. Hace unos meses entrevisté al reconstructor de la Esfinge para las páginas centrales de este periódico y raro es el año, desde hace muchos, en que no voy a Egipto. Conozco ese país, del que me siento parte, como si fuera la palma de mi mano. Nunca hasta ahora ha dirigido la UNESCO un musulmán. Ya toca. Es, por añadidura, la primera vez que todo el mundo islámico cierra filas en torno a una sola candidatura consensuada. Invoco, sin retintín, los lazos existentes entre la España que fue mora (porque egipcia, como todo, lo fue siempre) y el Islam que fue español. Huelga añadir que Hosni está en las antípodas del fundamentalismo. Su presencia al frente de la UNESCO suavizaría no pocas tensiones entre zonas del mundo que son complementarias y no opuestas. Consiéntaseme un golpe de efecto y afecto: la Alhambra, la Giralda, la mezquita de Córdoba, Ibn Arabí y Abentofail abonan lo que pido. Abónelo también nuestro gobierno. Egipto espera que España cumpla con su deber.

Publicado en: ...el 09 Noviembre 2008 @ 14:17 Comentarios (1)

CRÓNICA: Juicio a Garzón

A punto de cumplirse 70 años del final de la Guerra Civil (1936-1939) se ha pedido a 70 historiadores y cronistas, uno por año, que enjuicien la iniciativa judicial de Baltasar Garzón. «Es un disparate», opina la mayoría. Pregunta: ¿Tiene sentido abrir hoy una causa penal contra los crímenes de la represión franquista?

Lo de Garzón es un disparate. Todos, según él, seríamos criminales de guerra. Caín se cargó al cincuenta por ciento de la humanidad. No hay legalidad a lo largo de la historia que no haya sido impuesta por una guerra. Quien gana, legisla, y eso vale para los Capeto y para Robespierre, para Napoleón y para los del 2 de mayo, para la reina de Inglaterra y para Gandhi, para Franco y para Azaña. Si el Caudillo es un criminal de guerra, también lo son Largo Caballero, Indalecio Prieto y quienes asesinaron a Nin. Nada es del todo blanco, nada es del todo negro. Media España, y seguramente me quedo corto, deseaba el alzamiento militar y, cuando se produjo, lo apoyó. ¿Eran todos, en ella, criminales? No insulte, señor Garzón. Mala fue la represión franquista, pero peor habría sido la de Stalin si el resultado de la guerra hubiera sido distinto al que fue. Olvidémosla de una vez. ¡Claro que la gente tiene derecho a honrar a sus muertos y a exhumar sus despojos, pero eso no es un asunto judicial, sino emocional y administrativo! Un pueblo que recuerda su pasado para politizarlo e ideologizarlo ―es lo que hace Garzón― se condena a vivirlo de nuevo. Quien lo dice es hijo de un hombre asesinado en Burgos al empezar la guerra. No quiero que ningún padre vuelva a ser asesinado nunca. Abramos fosas, cerremos trincheras. Cuestión zanjada. Paz en España a los hombres, franquistas o republicanos, de buena voluntad.

Publicado en: ...el 08 Noviembre 2008 @ 14:11 Comentarios (3)

DRAGOLANDIA: Geografía imaginaria


Panorámica de la ciudad de Tánger

Estoy en Tánger. O estaré, mejor dicho, dentro de unas horas. Salgo para allí. Tecleo esta entrega del blog a toda pastilla. Tengo que enviarla antes de cruzar el Estrecho, porque viajo solo y no sé abrir mi correo sin ayuda ni navegar por Internet.

Antes de recalar en mi punto de destino pasaré una noche en Assilah, acogido a la hospitalidad de una amiga que no estará allí, por desgracia, para acogerme. Tiene en la medina una casa, pero vive en Madrid y sus ocupaciones la retienen. Mi pase de pernocta responde, en realidad, a la tentación de la gula, que es pecado capital, pero inocente. En Assilah está el restaurante de mi viejo amigo Pepe, apodado el Océano, y en él se sirven a buen precio angulas, percebes, mariscos y pescados, en general, de esos que en España ya no están al alcance de los pobres ni, si me apuran, tampoco de los ricos.

No se lo pierdan, si caen por allí. Van sobre seguro. El restaurante es fácil de encontrar. Está dos pasos de la entrada de la medina, pero fuera de ella. Todo el mundo lo conoce. Díganle a Pepe que van de mi parte. Se desvivirá.

Tánger es una ciudad que ya no existe. De ahí lo de geografía imaginaria. Cada dos o tres años vuelvo por allí en busca del tiempo perdido: el de Paul Bowles, Jane Auer, Tennessee Williams, Truman Capote, Burroughs, Gore Vidal, Gregory Corso y toda la patulea de escritores extravagantes y más o menos beats que durante dos o tres décadas, cuando la ciudad era de gobierno internacional, convirtieron sus calles, sus zocos, sus burdeles, sus cafetines y sus antros de varia lección en epicentro de un maremoto de libertad y libertinaje.

Hablo de oídas. Yo no alcancé a conocer aquella Edad de Oro. Muchos españoles sí que lo hicieron y, además, cada uno según su estilo y su género, lo contaron. Eduardo Haro Tecglen, Ángel Vázquez, Emilio Vaz de Soto, Pepe Díaz, Jorge Verstrynge, Ramón Buenaventura… Eso sí que era multiculturalismo de buena ley. No como el de ahora. Les tengo envidia.

Les tengo envidia, sí, otro pecado capital, y seguro que por ella pico una y otra vez, muerdo un anzuelo sin lombriz, vuelvo a Tánger ―habré estado allí no menos de veinte veces―, compruebo que no queda nada, lo que se dice nada, ni una brizna, del esplendor de antaño, y me voy con las manos vacías.

Sic transit… Luego se me olvida y todo vuelve a empezar. Sé que dentro de unos años regresaré a Tánger y llegaré de nuevo a la conclusión de que allí no se me ha perdido nada precisamente porque se ha perdido todo.

Y si no es así, y me encuentro con el espíritu reencarnado de aquellas personas ―ellos, los de entonces― en cualquier punto de la ciudad que ya no existe, den por seguro que lo contaré.

Insh’allah!

Publicado en: ...el 07 Noviembre 2008 @ 14:46 Comentarios (105)

DRAGOLANDIA: Ley del arco

Suena el teléfono. Lo cojo. Una voz llegada desde el fondo del abismo del tiempo me avisa de otra muerte. Van ya muchas. Es la de André Malby, químico y alquimista, filósofo, místico, sanador… Persona, a decir poco, extraordinaria.

Me lo presentó hace muchos años, en Málaga, Luis Racionero. Luego, esa noche, cenamos juntos con Lucía Bosé, que también era su amiga. Quienes veían El mundo por montera (el programa de televisión en el que se emborrachó Arrabal) no lo habrán olvidado. Hizo y dijo allí el bueno de André cosas tan inusuales y llamativas como él lo era. Sentó, asimismo, cátedra de cronopio surrealista en algunos de los cursos de verano –Viaje a la Gnosis– que durante trece años dirigí por encargo de la Complutense en El Escorial.

Llevaba yo varios años sin verlo y sin saber de él. Nadie me daba razón de sus andanzas. Se lo había tragado la tierra, en lo que me concierne, después del incendio que devastó la casa pirenaica en que vivía. La muerte lo ha pillado en Granada. No creo que le haya sorprendido. La veía venir. La aceptaba. Era Malby hombre de valor que siempre buscaba el fondo de lo desconocido más allá de la raya del horizonte (Baudelaire).

Voy a rendirle homenaje póstumo incluyendo aquí su Ley Del Arco. La promulgó poco después de regalar eso, un arco, a su único hijo, Mathurin, el día en que cumplió doce años. Es un decálogo y dice así:

1. El Arco, la Flecha, la Diana y el Arquero son una sola y misma cosa.
2. Tirar con arco es establecer un puente entre las cosas.
3. La Conciencia en el arte del arco se llama Trayectoria.
4. No se puede tirar una flecha contra una vida, porque la Flecha misma es Vida.
5. La Diana es siempre el retrato del Arquero.
6. La Flecha es la Conciencia del Arquero.
7. El Arco es el Arquero.
8. El Maestro Arquero es Arco, es Flecha, es Diana, es Trayectoria.
9. El Maestro Arquero no necesita ni usa jamás Arco, Flecha o Diana, porque él es todo eso y, siéndolo, es el Universo.
10. El Maestro Arquero es maestro antes que arquero.

Gracias, André.

Publicado en: ...el 04 Noviembre 2008 @ 13:43 Comentarios (178)