EL COBAYA: Seda

No me refiero a la novela de Alessandro Baricco. Hablo de otras cosas. Hablo de la salud.

¿Tenía Sherezada la piel de seda? Seguro que sí, porque sin ese don no se entretiene a un sultán durante mil y una noches consecutivas. Quien recorre con los dedos, los ojos y la boca un cuerpo de mujer, recorre el mundo, y en el mundo, que tiene forma de mujer encinta y está surcado por la ruta de la seda, caben todos los sueños.

El doctor Bordás, que había nacido en Córcega y no era califa, sino biólogo, soñó una noche con crisálidas y su vida, al despertar, se llenó de mariposas. Dice el pueblo, con audaz metáfora de poeta vanguardista, que dormir es hacer seda.

El doctor Bordás, como digo, soñó aquella noche que la hacía en el sentido literal de la expresión. Soñó que era larva tejiendo su capullo, que hilos y hebras de color solar salían de su boca, que perdía grosor y peso para alcanzar ligereza y fortaleza, que ya no era gusano, sino crisálida, y que ésta metamorfoseaba y regeneraba todas las células de su cuerpo, rompía con vigor hercúleo los barrotes de su jaula de oro y, libre ya, convertida en mariposa, desplegaba las alas, alzaba el vuelo y rendía viaje en el último caravasar de la ruta de la seda.

Todo esto sucedió hace muchos años, antes de que el siglo XX rayara en su cintura. El doctor Bordás entendió aquel sueño como un mensaje, como si alguien le confiara una misión: ¿escondería la crisálida del gusano de seda el secreto alquímico de un bálsamo regenerador susceptible de ser aplicado al cuerpo humano y de conferir a éste la misma virtud de transformación y fortalecimiento celular que permitía a la crisálida metamorfosearse por completo y rasgar un capullo elaborado con infinitas capas minuciosamente entretejidas de la tela más resistente de cuantas en el mundo existen?

El biólogo aceptó el envite, se hizo fuerte en un refugio abrupto de la isla en la que había nacido, montó en él un laboratorio de monje iluminado e inasequible al desaliento, hizo caso omiso al desdén de la comunidad científica y se encerró de por vida en ese nido de águila hasta que un día pudo, por fin, gritar eureka. Lo había conseguido. Había comprobado y demostrado que su ungüento de crisálidas de gusano de seda reducía el herpes y la psoriasis, bajaba el colesterol, blindaba el sistema inmune, tonificaba los músculos, cicatrizaba las heridas, protegía de las radiaciones, eliminaba las arrugas o, por lo menos, las mitigaba y confería a la piel textura y aspecto similares a los de aquella muchacha envuelta en velos que durante mil y una noches, muchos siglos atrás, había entretenido a Harún-al-Rachid, lo había seducido y había dejado de ser crisálida para metamorfosearse en sultana.

Esa panacea, ese extracto, ese sueño materializado del doctor Bordás, existe, se elabora en Murcia (y sólo en Murcia, pero contar el porqué sería otra historia), se vende como cosmético, aunque sus propiedades van mucho más allá de lo meramente dermatológico, y se llama Serumdal. Búsquelo el lector. Yo ya he cumplido.

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Publicado en: ...el 30 Marzo 2008 @ 12:15 Comentarios (12)

Epílogo de Diario de la Noche del 11/03/08

En el libro Diario de la Noche, que salió en septiembre, había un epílogo sin fecha. Ya la tiene: la del próximo jueves o, mejor dicho, la de la madrugada del viernes. Es hora hoy de dar lectura a algunos fragmentos de aquel epílogo que nunca se leyó. Los he puesto al día, como los nuevos pecados.

No voy a seguir al frente de Diario de la Noche. Son muchas las personas que se dirigen a mí, por la calle o de otras formas, para pedirme, por favor, que no lo haga. Agradezco esas muestras de confianza y cariño. También me dicen lo mismo, con idéntico cariño y renovación de confianza, quienes mandan aquí. Llevo ya casi quince meses al frente de este programa. Me comprometí en su día a hacerlo sólo hasta el verano. Las cosas se han ido alargando, pero ya no pueden hacerlo más. Ha llegado el momento, para mí, de emprender otros derroteros, otros viajes, y otras aventuras televisivas o no, y de volver a mi única vocación, que no mera profesión: los libros, la escritura, la literatura y el periodismo escrito. Seguirá, eso sí, Las Noches Blancas, pero yo no seguiré aquí, en este plató, aunque quizá vuelva a otros después del verano. Lo siento, de verdad, pero no sirvo para el trabajo fijo. El trabajo fijo, en contra de lo que todo el mundo piensa, me parece una maldición, algo que debería estar prohibido por ley, algo que, sea como fuere, no va con mi carácter. Voy a recordarles cuatro de los consejos incluidos en mi libro El sendero de la mano izquierda y ya leídos, hace meses, aquí. Consejo número 40: haz lo que quieras. Y yo quiero poner casa en Japón, agarrar un todoterreno e irme a la India y al África negra. Consejo número 41: rompe rutinas. Ésta de aquí empezaba a serlo. Consejo, volviendo atrás, 34: sé guerrero, pero no soldado. El soldado obedece, el guerrero, no. Y consejo número 35, el más oportuno: no te encastilles en posiciones conquistadas. Abandónalas y conquista otras que también abandonarás.

El guerrero que echa pie a tierra y se hace fuerte en una posicion deja de ser guerrero y se convierte en príncipe, en líder, en secretario de un partido, en jefe de un gobierno… 0 peor aún: en señor de la guerra. Todo eso está dicho en mi libro, y yo siempre hago lo que digo. Cuanto me llevó a aceptar el desafío de dirigir este programa se ha cumplido, todos los objetivos —memoria, herencia y reivindicación de mi padre, espíritu de aventura, amor al peligro, sangre brava que me obliga a acudir a la muleta, afán de superación de mi edad y de la intervención sufrida en las coronarias, profesionalidad, impacto y aumento sustancial de los índices de audiencia, y no es que a mí eso me importe mucho, y lealtad a la empresa— han sido alcanzados. A partir de ahora, Dios y mi antojo dirán.

Publicado en: ...el 28 Marzo 2008 @ 15:29 Comentarios desactivados

EL LOBO FEROZ: Corrupciones

Estoy en Mali. Ayer tuve un encontronazo con la policía. Lo orillé con un billete de cinco euros.

Adoro los países corruptos. Todo se resuelve en un pispás. Ni papeleos ni forcejeos. La gente es razonable: se deja sobornar. ¿Cómo podríamos arreglar esto? Y el funcionario de turno se ablanda, sonríe, te tiende la mano, la estrechas y deslizas en ella un donativo. Sale barato. Puede ser, incluso, el comienzo de una amistad.

¿Qué hay de malo en ello? Todos ganan. El policía, porque redondea su exiguo sueldo. El viajero, porque sigue su camino en paz. Y encima, por si lo dicho y la dicha no bastasen, se perjudica al Estado, ese ogro voraz, a cuyas mandíbulas recaudatorias no llega el monto de la sanción o de lo que sea.

Ya sé que una cosa es el minúsculo fenómeno de inofensiva picaresca al que aludo y otra, muy distinta, la corrupción de alto nivel y guante blanco que practican los políticos en todas partes, pero yo, mirando a mi alrededor, y a sabiendas de que van a silbarme los oídos, también apruebo la segunda. Lo explicaré, para abreviar, en forma de cuadro sinóptico…

Primer punto: la Administración gestiona tres cuartas partes de la riqueza generada por el conjunto de los españoles. Son cifras oficiales. No cabe discutirlas. Paciencia.

Segundo punto: los políticos, antes, desviaban una parte de tan colosal suma de dinero hacia sus bolsillos o los de sus allegados, adláteres y querindongas. Así había sido siempre y parecía que siempre iba a ser así. Más paciencia.

Tercer y último punto: un mal día se hicieron con el mando de la cosa pública las huestes de los cien años de honradez y el equilibro se rompió. Pase robar algo, pero no llevárselo todo. Con razón dicen que la avaricia rompe el saco. Los escándalos se sucedieron, los ladrones ―no todos― terminaron entre rejas y la opinión pública generó anticuerpos. Ahora ya casi nadie se atreve a arramblar con casi nada. Mal asunto. Terminado el latrocinio, empezó el despilfarro legal: luz, taquígrafos, interventores y obras públicas. Las privadas eran menos dañinas. No es lo mismo sufragar una pista de pádel en la residencia de verano de un ministro que construir un facsímil de Las Vegas en Los Monegros. La honradez de los políticos, unida a la opulencia de las arcas fiscales, está devastando el país: rascacielos, urbanizaciones, hotelazos, polígonos industriales, centros turísticos, infraestructuras inútiles, túneles faraónicos, megaparques de cualquier cosa, adefesios de chatarra convertidos en mobiliario urbano, adentellamientos del paisaje, voladuras del litoral…

Párense, por favor. Roben un poco. Corrómpanse. Llévense mi dinero a Suiza, a las islas Caimán, al tapete de los casinos, al bolso de su suegra, a la Bolsa de Singapur, a los entresijos de su colchón o al canalillo de las nalgas de cualquier garota de Ipanema, pero dejen de cargarse España con la pepla del desarrollo. Asfalto y ladrillo no son progreso. El crecimiento económico es entropía. No crecen lechugas en las bolas de billar.

Publicado en: ...el 26 Marzo 2008 @ 13:48 Comentarios desactivados

Editorial de Diario de la Noche del 11/03/08

Buenas noches. Ayer hablé de política y dije cuanto tenía que decir acerca del resultado de las elecciones. No lo hice por gusto ―no me gusta hablar de política―, lo hice por creer que estaba obligado a ello como director de este informativo que, además, es opinativo. No tengo nada que añadir ni nada que corregir respecto a lo que ayer dije. No volveré a hablar de política desde esta tribuna. Mañana hablaré de la rosa. Lo había prometido. El jueves hablaré de la seta. También lo había prometido. Y a partir de ese momento ya no volveré a estar aquí. Debo añadir, sin embargo, que me sorprenden algunas de las reacciones suscitadas por mi comentario de ayer. Me gustaría recordar a todo el mundo que éste es un diario de autor ―para eso me trajeron y a eso me he atenido siempre― y ese autor soy yo: Dragó.

He procurado ser neutral y aséptico siempre en lo relativo a la información, y no lo he sido nunca en lo relativo a la opinión. Mucha gente, del más variopinto pelaje ideológico y personal, ha expresado aquí, a lo largo de los últimos quince meses, sus opiniones con absoluta libertad. También lo he hecho yo cada vez que, nítidamente, hablaba en primera persona. No represento a nadie, nunca he representado a nadie, nunca representaré a nadie ni aquí ni en ningún sitio del ayer, del hoy o del mañana. Mis opiniones son sólo mías y van firmadas por mí. Insisto: no se me atribuya representación de nada ni de nadie. Sobra, supongo, añadir que jamás en mi vida nada ni nadie me ha impartido, sugerido o meramente deslizado instrucciones de ningún tipo, ni aquí ni en ningún otro lugar, seguramente porque quienes hubieran podido hacerlo respetaban la independencia que debe ser bandera de todo buen periodista y, además, conociéndome, sabían que yo, cuando de niño iba al confesionario, sólo me acusaba de un pecado: el de ser desobediente. Yo no tengo mas ley que mi conciencia y sólo mi conciencia manda en mí. El hecho de que Telemadrid sea una televisión pública no convierte en públicas mis opiniones, que siempre son privadas. Telediario de autor. En la puerta de mi casa de Castilfrío hay un verso de Miguel Hernández que dice: Yo sólo soy yo cuando estoy solo. Mis animales totémicos son el lobo, el oso, el lagarto, el escarabajo y el gato. Por cierto: el jueves traeré a Soseki, respondiendo así a los deseos de los espectadores. Todos los animales citados, con los que me identifico, son huraños, esquivos e independientes. No es verdad, como dijo Lorca, que se hayan acabado los gitanos que iban por el monte solos. Yo lo hago. Soy uno de esos gitanos, hijo y nieto de Camborios. Quede, por favor, meridianamente claro cuanto acabo de decir. Fin del editorial. Fin de mi opinión. Fin de teledragó. Y ahora, Telemadrid, la información, cuanto más objetiva y menos opinativa, mejor. Reunión del comité ejecutivo del Partido Popular. A su término ha hablado Rajoy y ha dicho lo que ahora vamos a oír y a ver. La expectación era enorme. El presidente del Partido Popular no ha defraudado. Su decisión abre las puertas a un interesante, apasionante, tórrido escenario político. El tiempo dirá en qué queda todo esto.

Publicado en: ...el 25 Marzo 2008 @ 17:16 Comentarios desactivados

EL LOBO FEROZ: Tócala otra vez

Libertad: escribo tu nombre, y lo hago en un café de Casablanca.

No es cine ni literatura, aunque también lo sea. Estoy donde digo. Aprovecho las horas muertas de una escala aérea. Ya no avizoro el horizonte desde el puente de mando del buque insignia de la flota de Telemadrid. Deserté el viernes. Lo hice con nocturnidad. Los centinelas de Isabel Linares no me avistaron. Manolo Soriano salió tras de mí a uña de Babieca, pero mi burro Lucinio fue más rápido. La fuga había sido minuciosamente preparada. En un aeródromo clandestino, con las hélices de Góngora batiendo el aire de la dudosa luz del día, la avioneta de Saint-Exupéry me esperaba. Sobrevolé el Estrecho. Vi cayucos, pateras y panteras. Ahora, lo reitero, estoy en un cafetín del zoco de Casablanca, tengo delante un pernod, aguardo a Ingrid Bergman, canturreo entre dientes La Marsellesa con una sonrisilla de través, dentro de unas horas saldré hacia Bamako donde me espera un enlace de las fuerzas del mundo libre, disfruto del beneficio de la extraterritorialidad, no estoy al alcance de los ojeadores e inquisidores de la corrección política y, manumitido por decreto de mi real gana, voy a cantar de plano. Expúlseme Urbaneja de la Asociación de la Prensa y fumigue Pedro Jota mi cubil de lobo feroz. He prevaricado. He pecado contra la libertad de expresión. He aplicado durante quince meses férreas normas de censura dragoniana (con ge) en el informativo que dirigía. Los huesos de mi padre se revuelven en su tumba.

Lo hice por pedagogía. Sírvame de atenuante la buena intención. Miré los muros de la patria mía y vi, como Lot, que muchos de mis paisanos eran coprófagos: engullían telecaca durante muchas horas al día.

Fue entonces cuando empuñé las tijeras, acoté el territorio de la información y expulsé del ámbito de ésta los deportes, el sacramento del fútbol, los sucesos delictivos, los malos tratos, los muertos en carretera, la pederastia, los ecos de sociedad, las bodas, los cuernos y los divorcios, los conciertos de rock, los pases gráficos de películas, las pasarelas (Cibeles incluida), la llegada de náufragos y buques negreros a las costas españolas, la cocina creativa, Madrid Fusión, ARCO y tantas otras idioteces, perversiones o iniquidades del satiricón que nos rodea.

Y no pasó nada. Nadie se quejó. Diario de la Noche ganó audiencia. En España, amigo Lot, aún quedan hombres justos capaces de entender que el sentido común, el respeto a la dignidad de las personas, el buen gusto y las buenas maneras no están reñidos con la libertad de expresión. Al contrario: la refuerzan. Dice Tamarón que sin cesura y sin censura / no hay buena literatura.

Soy un desertor, estoy en Casablanca, he vuelto al camino, ignoro la hora que marca el reloj de la Puerta del Sol, Ingrid Bergman está a punto de llegar, taconean por el zoco moritas guapas, bebo un sorbo de pernod y escucho los acordes de una canción antigua. Viene de muy lejos, de la juventud… Tócala otra vez, Sam.

Publicado en: ...el 18 Marzo 2008 @ 12:37 Comentarios (11)

Editorial de Diario de la Noche del 10/03/08

Buenas noches. El domingo ganó las elecciones un chikilicuatre. Lo digo con “k”. Me refiero a las de Eurovisión, no a las generales. Pero les confieso que estoy contento por el resultado de las unas, las de Eurovisión, y de las otras, las generales. Se lo explico. Lo del Chikilicuatre ―habría que decir chikilicuatro. Es sinónimo de chisgarabís― para representarnos en esa apoteosis de la cutrería que es el festival de Eurovisión me alegra, porque quien la canta y lo que canta representan perfectamente a la España con la que yo me ensaño en mi último libro, de donde se deduce que llevo, en él, razón.

Lo segundo ―los resultados de la noche electoral― también me alegran, por más que esta declaración les resulte sorprendente. Estoy encantado. Encantado, en primer lugar, como persona, como escritor guerrero que soy: si contra Franco vivíamos mejor, también contra Zapatero escribiremos mejor. Yo, sin enemigos, sin adversarios en el horizonte, me quedo en nada. Pero me alegro también como ciudadano, y ello por varias cosas. Primer punto: el PSOE, lejos de crecer, ha decrecido, porque se ha limitado a recoger, y ni siquiera lo ha hecho en su totalidad, los votos perdidos por Izquierda Unida, Esquerra Republicana y los nacionalistas. No son votos del PSOE. Son votos útiles, que es cosa bien distinta. Pueden perderse con mucha facilidad en el futuro. Segundo punto: la izquierda, la de verdad, porque el PSOE no es de izquierdas, ha quedado barrida del mapa. Y yo, como el PSOE, tampoco soy de izquierdas, de modo que… Tercer punto: Rosa Díez ha conseguido un escaño. Me cae bien, me parece esperanzador que surja un partido así. Muchos amigos míos lo han apoyado. Ha sido, en estas elecciones, el voto de la inteligencia, de los intelectuales, y perdonen que recurra a ese término, que no dice mucho, pero que acota. Cuarto punto: el PP, probablemente, ya no necesitará tumbarse en el diván del psicoanalista. Seguro que de este guantazo se le han borrado todos los maricomplejines. Ahora será, seguramente, centro derecha de verdad. En cualquier caso, suponiendo que el centro exista y no sea una entelequia de los politeólogos, los votos de esa zona se los ha llevado el PP. De ahí procede su crecimiento. Y quinto punto: en el interior de ese partido hay varios partidos, a veces contrapuestos. Uno es democristiano, y por ahí anda. Otro es socialdemócrata, y esta vez ha perdido. Otro es liberal, y esta vez ha ganado: Valencia, Murcia, Madrid… Cifras cantan. Son inapelables. En cuanto a lo demás, voy a citar dos párrafos de la columna que hoy, martes, aparece con mi firma en El Mundo. Se titula Shakespeare, y habla del resultado de las elecciones. Primer párrafo:

¿Qué sucedió el domingo? Nada. Yo, por la mañana, escribí, por la tarde me fui de juerga y por la noche seguí con desapego budista el guirigay de las televisiones. Hoy, lunes, pienso por la mañana en Shakespeare y escribo, por la tarde grabaré Las Noches Blancas ―ya lo he hecho― y a eso de las doce y algún ernesto apareceré junto al reloj de la Puerta del Sol en Telemadrid. La política es virtual: no altera la vida. Ésta sigue. Antón Zapatero, digo, Pirulero: cada cual atiende a su juego. Enseguida explicaré lo de Shakespeare, pero, antes, santa Teresa. Viene al pelo. Solo los místicos dicen verdad, y la abulense decía: Nada importa; y si importa, ¿qué pasa?; y si pasa, ¿qué importa?

Segundo párrafo: Es hora de cantar verdades. ¡Váyase, señor Rajoy! Usted, seguramente, habría gobernado bien, pero como líder de la oposición lo ha hecho tan rematadamente mal como en parecida, aunque inversa, circunstancia lo hiciese Almunia. Tenía enfrente al peor jefe de gobierno que España recuerda. Cualquier otro político, en cualquier país del mundo, le habría sacado veinte puntos de ventaja. Usted no lo ha hecho. Ha sucedido lo que todos, incluso sus correligionarios, sabíamos que iba a suceder. Por su culpa ―culpa, digo, y no solo causa― nos toca pechar otra vez con Zapatero. A mí, se lo aseguro, me da lo mismo, porque el viernes me voy a África y luego a la India, pero lo que el replicante monclovita haga ahora con España será difícil de deshacer.

Las tres últimas líneas de mi columna dicen: Estoy contento. Se van del PP los socialdemócratas. Llegan los míos. Es la hora de los liberales.

Publicado en: ...el 14 Marzo 2008 @ 14:07 Comentarios desactivados

Mi último telediario

Queridos amigos:

Hoy es mi último telediario. A las doce de la noche en Telemadrid, como siempre. No os lo perdáis. A mí mis fieles. Será, además, apoteósico, estará Soseki.

Gracias a todos. Salud, anarquía y cada noche una tía.

Dragó

Publicado en: ...el 13 Marzo 2008 @ 15:06 Comentarios (257)

EL LOBO FEROZ: Shakespeare

La niña de Rajoy no es socialista. La niña de Rajoy no se llama Victoria ni Consuelo. La niña del PP, que ya no es de Rajoy ni se asoma a su balcón, tiene nombre de virtud teologal: se llama Esperanza.

Los cánones me constriñen a hablar de las elecciones. Preferiría no hacerlo. ¿Qué sucedió el domingo? Nada. Yo, por la mañana, escribí, por la tarde me fui de juerga y por la noche seguí con desapego budista el guirigay de las televisiones. Hoy, lunes, pienso por la mañana en Shakespeare y escribo, por la tarde grabaré Las Noches Blancas y a eso de las doce y algún ernesto apareceré junto al reloj de la Puerta del Sol en Telemadrid. La política es virtual: no altera la vida. Ésta sigue. Antón Zapatero, digo, Pirulero: cada cual atiende a su juego. Enseguida explicaré lo de Shakespeare, pero, antes, santa Teresa. Viene al pelo. Sólo los místicos dicen verdad, y la abulense decía: Nada importa; y si importa, ¿qué pasa?; y si pasa, ¿qué importa?

Pienso en Shakespeare y cito a Teresa porque es hora de cantar verdades. ¡Váyase, señor Rajoy! Usted, seguramente, habría gobernado bien, pero como líder de la oposición lo ha hecho tan rematadamente mal como en parecida, aunque inversa, circunstancia lo hiciese Almunia. Tenía enfrente al peor jefe de gobierno que España recuerda. Cualquier otro político, en cualquier país del mundo, le habría sacado veinte puntos de ventaja. Usted no lo ha hecho. Ha sucedido lo que todos, incluso sus correligionarios, sabíamos que iba a suceder. Por su culpa ―culpa, digo, y no sólo causa― nos toca pechar otra vez con Zapatero. A mí, se lo aseguro, me da lo mismo, porque el viernes me voy a África y luego a la India, pero lo que el replicante monclovita haga ahora con España será difícil de deshacer.

Si Gallardón hubiera ido en las listas… Vale, vale. Lo dejo. Esa reflexión ya no sirve para nada. O quizá sí. Lo aclaro.

¿Shakespeare? ¡Ojalá tuviésemos uno! ¡Ojalá hubiese aquí alguien capaz de escribir una tragedia de aliento isabelino con todas las personas y pasiones que desde aquel 11 de marzo, día de los Atridas, los Montescos y los Capuletos, se han cruzado, y han cruzado sus armas, entre los bastidores de la alta política! Antonio, Bruto, Julio César, Cleopatra, Macbeth y Lady Macbeth, Timón, Coriolano, Hamlet, Tito Andrónico, Yorick y hasta alguna que otra alegre comadre. Todos andaban por allí. Algunos ya han hecho mutis, aunque no lo sepan o no lo digan. Es lo que tienen las tragedias: terminan mal.

¿Para todos? No. Esperanza, aunque no se llame María Cristina, nos quiere gobernar, y lo hará. Madrid lo ha dicho. Toca mujer, no hay otra mejor ―no lo es Sonsoles― en el tinglado de la antigua farsa y se ha librado de todos sus contrincantes. Como Judit, como Salomé, ha cortado las dos cabezas justas ―la de Holofernes Rajoy y la del Bautista Gallardón― de un solo tajo. Impecable e implacable inteligencia política. Estoy contento. Se van del PP los socialdemócratas. Llegan los míos. Es la hora de los liberales.

Publicado en: ...el 11 Marzo 2008 @ 17:00 Comentarios (24)

EL COBAYA: Sólo para varones

¡Qué incorrección política la mía! Escribo hoy sólo para las gentes de mi sexo: el viril. ¿Excluyo, pues, a las mujeres, las confino en el gineceo, les prohíbo la entrada a esta columna? No del todo, lo último, pues si bien es cierto que sólo los varones tenemos próstata, y la padecemos, también es verdad que las mujeres sufren en voz pasiva las dolencias y las carencias originadas por los alifafes de esa glándula del aparato urogenital masculino en sus maridos, sus parejas y sus amantes. Los hombres somos muy quejicas, y en la senectud ni les cuento.

Sobra ya añadir, a estas alturas de mi relato, que hoy les hablaré de lo dicho, de la próstata o, más bien, de un remedio alternativo para prevenir su deterioro y acaso, aunque de eso ya no estoy seguro, para atajarlo. Haciéndolo respondo desde aquí a los centenares de personas que se han dirigido electrónicamente a mí después de que me refiriese hace un par de semanas al asunto en el informativo que aún presento por las noches en Telemadrid.

Dije en esa sede, y lo reitero en ésta, que mi próstata, a los setenta y un años, es de tamaño casi normal ―ligerísima hipertrofia sin malignidad alguna― y su indicador de PSA, a fecha de 11 de diciembre de 2007, era de 1’14. O sea: casi de bebé, habida cuenta de que el baremo de normalidad abarca del cero al cuatro.

¿Genética? Puede, pero por si natura no bastase tomo yo desde hace cosa de seis años una píldora diaria de un producto que se comercializa en herbolarios y parafarmacias, o por internet, y cuyo factor activo es la sabal serrulata, latinajo del que sólo sé que es una hierba y que, al menos en mi caso y en el de Jodorowsky, funciona. Lo sé no sólo por el satisfactorio estado actual de mi próstata, sino también porque en el momento de empezar a tomarla padecía yo a menudo esas urgencias de imperiosa micción que suelen asaltar a los varones de edad provecta y que, no revistiendo gravedad alguna, sí tienen la mala virtud de incomodar y poner en apuros a quienes las padecen. Pues bien: iniciar la ingesta de la píldora que hoy gloso y desaparecer por completo esos apremios fue todo uno. Ni siquiera tengo que levantarme a media noche para visitar el sitio donde el baño pierde su honesto nombre.

Fue el ya citado Jodorowsky, y por eso lo cité, quién me ponderó el producto y empezó a enviármelo desde Francia, donde se comercializa con el rótulo de Sabal, hasta que un buen día descubrió mi mujer que también en España se vende, igualito en todo y por todo, incluso en el envase, al francés, aunque con distinto nombre: Sabalsan. Es el que tomo ahora, aunque hay también otros más o menos parecidos e incluso una versión homeopática, el Prostasán, de cuya eficacia nada puedo decir, porque no lo he probado, y si lo recomendara, como recomiendo el que yo ingiero, no estaría haciendo honor, sino deshonrando, a mi condición de cobaya.

Amo al prójimo como a mí mismo. Por eso soy cobaya y por eso escribo esta columna.

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Publicado en: ...el 10 Marzo 2008 @ 17:20 Comentarios (77)

EL LOBO FEROZ: ¿Voto o sardina?

Sucedió en marzo del 36. Campaña electoral. Don Inda Largo Zapatero tensaba, crispaba, dramatizaba. Los de Cataluña sin eñe, ni les cuento. La derecha hacía el gil (Robles) y gritaba ra-ra-ra-joy. Los pichis de la FUE y el SEU practicaban la dialéctica de los puños en las aulas prefigurando lo que ahora hacen en el mismo sitio los escuadristas antisistema de las JONS: increpar a Savater, a María San Gil, a Rosa Díez, a Simancas… Vivir es ver volver. ¡Ojalá no vuelva todo!

Sucedió, ya digo, en los idus del 36 y no en los de 2008, pero tanto monta. Escenario: la plaza mayor de un pueblo de la serranía de Madrid. Pudo ser cualquiera, pues en todos, durante aquellos días, se ensayaba una y otra vez la misma obra, aunque con distintos actores. El lunes aparecían los de la CEDA, montaban su tenderete, blandían un crucifijo, se amorraban a un megáfono, vociferaban, rezaban y pedían el voto para los suyos. El martes comparecían los del PSOE, armaban una tarima, empuñaban una rosa y un micrófono, se desgañitaban, amenazaban con elevar a las monjas a la dignidad de madres y pedían el voto para los suyos. El miércoles llegaban los de la FAI, levantaban su tingladillo, agitaban las banderas cenetistas que con el yugo y las flechas serían luego flámulas de la Falange, se arrimaban a un altavoz, berreaban, se cagaban en el cacique y en la Virgen, y pedían que no se votara a nadie.

La obra no se estrenó hasta el 18 de julio, pero así iban pasando los días, entre vivas y mueras coreados mecánicamente, a diestro o a siniestro, por los cada vez más confusos vecinos de la aldea, que ya no sabían a quién aplaudir, a quién abuchear y, menos aún, por quién votar.

Estaba el puebluco de marras en la ruta del pescado por la que llega éste a Madrid desde los mares del norte. Un buen día, el de mi cuento, detuvo en él su camioneta ―cargada hasta la borda de fresquísima sardina de Santurce― un pescadero listillo, que venteó negocio, abatió las compuertas de la plataforma del vehículo, exhibió la mercancía, aguardó a que su penetrante olor alcanzase la pituitaria de los lugareños, se encaramó al techo de la cabina con unos cuantos peces cogidos por la cola y aulló con recia voz de durruti mitinero:

―¡Sardina viva!

Y todos, acostumbrados a jalear a cuantos por allí pasaban sin reparar en lo que decían, respondieron a coro:

―¡Viva!

Colorín colorado. Sobra aclarar la moraleja. A buen sufridor de discursos y debates… ¿Cine o sardina?, preguntaba todas las noches, a la hora de cenar, la madre de Cabrera Infante al futuro escritor. Y éste, que ya de niño se pirraba por el cine, optó siempre por el cine, pues no había en su casa dinero para las dos cosas. Yo, en cambio, harto ya de escuchar palabras hueras y de contemplar borregos estabulados en graderíos que gritan viva er betis manque pierda y piden el rabo y las cuatro patas para quienes de antemano saben que son los suyos, tentado estoy de votar sardina.

Publicado en: ...el 04 Marzo 2008 @ 14:00 Comentarios desactivados