DRAGOLANDIA: Pececillos


Pez alburno capturado a mosca seca

Revoloteo sobre las cosas o entre las personas y pesco pececillos en las nubes…

En la lista de los diez libros de ficción más vendidos, según El Cultural de El Mundo, figuran cuatro novelas de Stephanie Meyer y dos de Stieg Larsson. Las primeras son de vampiros. Las segundas, me dicen, policiacas. Los lectores mayoritarios son víctimas, y a la vez verdugos, del pensamiento único.

No he leído nada de esos dos autores. Me aburre la literatura fantástica, a no ser que sea de ciencia-ficción, y lo mismo, en líneas generales, podría decir de las novelas en las que se resuelven crímenes.

Excepciones: Conan Doyle y Simenon. Pero nunca me ha gustado la serie negra.

No leo para entretenerme ni, menos aún, para distraerme, sino para lo contrario: concentrarme, prestar atención… La gente, por lo visto, se aburre. ¿Aburrirse? ¿Hay algo más divertido que mirar hacia dentro? ¿No está eso al alcance de todo el mundo en cualquier tiempo, circunstancia y lugar?

Más pececillos… Sale por la tele uno de los pepeístas valencianos implicados por Garzón Yavé en no sé qué turbio asunto de sastrería y dice: “Manifestamos la absoluta negación de…”.

Jerigonza de los políticos. ¿Ignora ese señor que debería haber dicho “negamos tajantemente”? Pues sí: lo ignora.

Sus congéneres, sean de la cuerda que sean, y también los todólogos de las tertulias radiofónicas y televisivas, recurren a razón de diez veces por minuto a muletillas tan tediosas, inútiles y cursis como “con lo que está cayendo”, “de mucho calado”, “verde y con asas”, “blanco y en jarra”, “se puede decir más alto, pero no más claro”, “puro y duro” o “como no podía ser de otra manera”.

Hay una locutora en Radio Nacional que dice “escuchantes” en vez de decir “oyentes”.

El otro día mencionó alguien por la radio un perfume de mucha “flagrancia”. Como lo pille Garzón, lo empapela. Al perfume, digo, no a la lumbrera que lo recomendó.

Última perla encontrada en las ostras del analfabetismo de la telecaca: “entre comitas”. Lo dijo una de esas presentadoras que son todo tetas.

Si no saben hablar, ¿cómo van a gobernar, opinar o informar?

Publicado en: ...el 23 Marzo 2009 @ 13:19 Comentarios (79)

DRAGOLANDIA: Depredador sexual

¿Lo somos todos los varones? ¿Lo son todas las mujeres?

Según, según… En la condición humana, como en los bazares chinos, hay de todo, pero no todo está a cien.

A cien se ponen algunos, y yo entre ellos, con el pecado que, al decir de otros, no tiene enmienda.

La tiene, qué diablos, para quien no lo tiene. Cada uno con su pecado capital, y Dios con todos.

Me corrijo sobre la marcha. Con todos, no. Hay pecados capitales que no conducen al cielo, sino a su contrario. La envidia, por ejemplo, que es el predominante entre mis ex compatriotas y del que se deriva lo que Ortega llamaba mal de España: la aristofobia, el odio a la excelencia, el rencor y la vendetta de los peores… Carecen éstos de sentido del humor.

A lo que iba. Mi pecado capital ha sido siempre la lujuria, que me ha acarreado no pocos sinsabores, y también muchos placeres, y que ha condicionado desde que era niño mi existencia. Lo descubro, poco a poco, al hilo de la redacción de mis memorias. Se cuela en ellas el sexo por todas sus rendijas. Tengo el armario lleno de cadáveres que no lo son, porque en ese libro resucitan.

Más de una vez he pensado que, si volviese a nacer, me castraría, como lo hizo Abelardo, como lo hizo Orígenes, para poder dedicarme por completo a la filosofía, la religión y la literatura: tres virtudes capitales. He publicado veintisiete libros, y dos más, que saldrán en los próximos meses, Dios, mi pluma y Planeta mediantes, pero no estoy satisfecho. Mi madre me decía que habría escrito mucho más si hubiese dedicado menos tiempo a correr detrás de las mujeres. Tenía razón.

Ese Dios que ahora invoco, e inmediatamente desconvoco, aprieta, cierto, pero no ahoga. Él, o quien fuese, llenó de chicas el mundo y, al hacerlo, me creó problemas. Acto seguido, en su infinita misericordia, puso un buen chute de fetichismos y manías en mis venas de depredador sexual, reduciendo así notablemente el número de víctimas expuestas a mi acoso.

Lo explicaré… No me lanzó sobre ninguna que lleve pantis o pantalones (sólo faldas, por favor, y medias de las de antes), que fume, que masque chicle, que no se pinte, que sea decente, que prescinda de los tacones de afilada punta, que no disfrute comiendo ni beba vino, whisky, ginebra, lo que se tercie, y que no sea tan lujuriosa como yo lo soy, abierta siempre a todo tipo de aventuras, imprevistos, transgresiones y experiencias de libertad.

Tampoco están en mi punto de mira las mujeres que llevan el pelo largo, las que tienen los labios finos y aquéllas cuyas muñecas y tobillos no caben en el hueco de mi mano.

Lo siento. Soy así. Manías y fetichismos: ya lo dije… Gracias a los unos y a las otras he birlado a mi lujuria ratos sueltos para escribir unos cuantos libros.

Dios, efectivamente, no ahoga.

¡Caramba! Suena el teléfono. ¿Será una chica? Pongo fin a este artículo. Que Dios, mi madre y Fernando Baeta me perdonen.

Publicado en: ...el @ 13:17 Comentarios (5)

EL LOBO FEROZ: Domingo de Resurrección

Hoy es forzoso día de apostillas a lo que sucedió el domingo. Fue éste de Resurrección, momentánea, para Rajoy, cuyo nombre no figura en mi santoral, pero al que felicito; para el PP, de lo que me congratulo; y, sobre todo, para España, que quizá esté aún a tiempo de levantar cabeza. Para el PSOE, en cambio, fue ese domingo Viernes de Pasión y Primera Estación -¡por fin!- del vía crucis que Cejapé merece y que, tras subir al Calvario de las europeas, lo conducirá en las generales al Gólgota político que se ha ganado a pulso. ¡Mal karma lo parta! Confío en que no resucite al tercer día, en que su cuerpo glorioso no comparezca ante las Santas Mujeres (Bibiana, la Chacón, Maleni, María Teresa… ¡Tiene tantas!), en que ninguna de ellas enjugue con el paño de la Verónica el sudor frío que de seguro perlaba anoche la frente de su Santa Faz y en que no desate un Pentecostés de lenguas de fuego sobre la coronilla de los discípulos amados. Pepiño, Petit y Suso de Toro lloran al pie de la Cruz. ¿Será todo esto esperanza vana y voluntarismo miope? Quizá, pero lo del PSOE es, de momento, Pasión segura y Crucifixión probable no sólo por el naufragio de su Prestigio gallego, sino también, en contra de lo que sus comandos dicen, por el triunfo del señor López. Sabido es que existen victorias agrias y Vitorias pírricas. Lo del País Vasco es para Ferraz una encerrona, una patata al rojo, un dilema cornuto. Cerrar el paso al PNV significa perder su apoyo en las Cortes, quedar como la Chata fuera de Vasconia y conculcar la regla de que forme gobierno el partido más votado. Algo, por otra parte, que los socialistas ya hicieron en Galicia, y así les ha ido, y hacen aún, desvergonzados siempre, en Cataluña. Coaligarse con el PP obligaría a dejar de llamarlo facha y a abandonar la política de permanente crispación que ha sido el eje de la estrategia de Zapatero desde que llegó donde está. Y, por último, caso de que los suyos no consigan, y ojalá sea así, el vigésimo quinto diputado, ¿cómo recabar el apoyo de quien se ha comprometido a no descender a pactos con quienes no tengan el valor de devolver las competencias de Educación al lugar de donde nunca deberían haber salido? ¡Imagine usted, señor presidente de Vandalia, el ZiPiZaPe que se desencadenaría si hiciera eso! No sólo ardería Euskadi, sino también Cataluña. Termino ya. Hace unos minutos he enviado a Rosa Díez un SMS de cinco palabras. ¡Ultreya! ¡Gora! ¡Viva! Y enhorabuena. Dicho queda.

Publicado en: ...el @ 13:14 Comentarios (48)

DRAGOLANDIA: Cinema Paradiso

Fin de semana dedicado al Séptimo Arte, que es la narrativa de nuestro tiempo. Ya lo dijo Eduardo Mendoza, y se armó: la novela ha muerto. Yo lo suscribo. Las que hoy se publican, excepciones aparte, son infantiles -las que tienen éxito (Dan Brown, John Boyne, Ruiz Zafón, la Rowling, Stephanie Meyer…)- o, las que no lo tienen, son, sencillamente, ilegibles.

El cine tampoco es lo que fue en su Edad de Oro, la de los 30, la de los 40, la de los 50, pero salva la cara y mantiene el tipo frente a la invasión de los ultracuerpos cibernéticos. No creo que lo haga durante mucho tiempo. Los efectos conseguidos por medio de ordenador son letales para él.

Viernes: Slumdog millionaire. Buena, en su conjunto, pero con reparos. Atrapa. Es un culebrón de Bollywood suavizado por la sofisticación francesa y la contención inglesa. Tardé en entrar. Me irritaba el abuso de los planos aberrantes y la fragmentación del relato. Técnica de videoclip, arte cisoria, tremendismo, manipulación. No me gustan los realizadores que todo lo confían al montaje. Mi cine favorito es el del plano secuencia: Hitchcok, Lubitsch, Arturo Ripstein, el Orson Welles de Sed de mal… Lo que salva esta película es el empuje arrollador y la magia embriagadora de cuanto en la India se cuece y de ella nos llega. Ya lo decía Valle-Inclán a cuento de un estreno de Echegaray: mejor están en Bombay.

Sábado: Revolutionary Road. Excelente, pero durísima. Un redoble de conciencia para cuantos han mordido el anzuelo de la más infame y perniciosa esclavitud del mundo contemporáneo: las hipotecas y la trampa del trabajo fijo. ¡Cobardes!

Domingo: Bienvenidos al norte. Tierna, divertida, sentimental, graciosa… Notable muy alto, casi sobresaliente. Cada día me gustan más las películas francesas y cada día me gustan menos las españolas.

Digo lo segundo por decir, ya que nunca las veo… ¿Excepciones? Sí, claro: Buñuel, Berlanga, Garci… ¿Anda alguien más por ahí?

Estremézcase el lector: no sé si Penélope es buena o mala actriz. Vi, hace muchos años, Jamón, jamón, y desde entonces no he vuelto a verla. ¿Hago mal?

Publicado en: ...el 18 Marzo 2009 @ 11:04 Comentarios (3)

DRAGOLANDIA: Héroes y villanos


Emilio Gutiérrez, tras ser detenido por atacar con una maza una ‘herriko taberna’

A los españoles les gustan los héroes tanto como a mí los percebes. Crearlos, con fundamento o sin él, y venerarlos es uno de sus deportes favoritos. Lógico. No requiere esfuerzo alguno, no adelgaza (la obesidad propiciada por las cadenas de comida rápida y la costumbre del taperío empieza a ser otro deporte nacional) y debilita los músculos de la inteligencia. Exactamente lo mismo que genera en sus usuarios el llamado deporte rey visto por quienes no lo practican, pero creen que jugar al fútbol es apoltronar las posaderas delante de un televisor, ir a un estadio vociferante y cencerreante o salir en manada para descabezar estatuas, destrozar el mobiliario urbano y pisotear el césped de los parques públicos pintarrajeados y profiriendo aullidos de comanches falsos en películas de serie C.

Últimos ejemplos: Jesús Neira, Rafa Nadal, Penélope (si yo fuera su Ulises no pospondría mi arribada a Ítaca) y, últimamente, el chicarrón del norte que, como si fuese John Wayne en un pub irlandés de película de serie A dirigida por Huston, ha impartido la vieja justicia del ojo por ojo destruyendo a mazazos de hombre de Neandertal una herriko taberna plantada al oeste del Pecos en no sé qué Dodge del far north.

Todos los ejemplos citados son positivos. Menos mal, porque también suelen aupar al podio mis ex compatriotas a héroes tan negativos como, verbigracia, aunque maldita la gracia que eso tenga, lo son cierto juez y cierto ex ministro de cuyos nombres no voy acordarme.

¡Torero, torero!, gritaban al último de los dos héroes no citados sus compañeros de partido. Lo curioso es que muchos de quienes, sumándose al imparable proceso de necrosis de la cosa pública, así lo jaleaban, son antitaurinos. ¿En qué quedamos, caballeros? Lo de caballeros es un decir, por más que los tales esgriman rejones de punta envenenada por el sectarismo para clavarlos con alevosía de matarifes en el hoyo de las agujas de las reses mansas del PP.

Mansas, sí. Tampoco es cosa de dejar que éste se vaya de rositas. La bravura, en ese partido tan dado a las charlotadas, no abunda ni está bien vista.

Sabido es que en España se admira el valor, lo que no es obstáculo para que se denigren los valores. La valentía es virtud muy apreciada por los cobardes, y cobardes son los vecinos, y admiradores de Neira, que se enfrascan en la absorta contemplación de los programas de telebasura mientras al otro lado del tabique machacan a mazazo limpio (o, más bien, sucio) a una esposa abnegada, como también lo son quienes al norte de Castilla, el este de Cantabria, el oeste de Aragón y el sur del Cantábrico desearían hacer lo que Emilio ha hecho, pero no lo hacen.

Asegura un dicho popular que es fácil ser valiente en la taberna. Emilio lo ha sido. Sus paisanos, no. Así es, por lo general, la condición humana. Gary Cooper siempre está solo ante el peligro.

Publicado en: ...el @ 10:57 Comentarios desactivados

EL LOBO FEROZ: La Rosa y la Cosa

¿Por cuál empiezo? La primera huele bien. La segunda apesta. Dulcis in fundu, aconsejaba la gastronomía clásica antes de que Ferrán Adrià y sus compinches la destruyeran. Deconstruir es, en castellano, destruir, y eso es lo que hacen a troche y moche esos horteras, y compinches, digo, porque los barandas de la cocina cursi que tanto gusta a los concejales corruptos no saben hacer ni una tortilla y no son jefes de fogones, sino pinches conchabados. Empecemos por la Cosa faisandée y dejemos la Rosa para los postres. ¡A robar a Sierra Morena, se decía antes, y para robar, diríamos ahora, Luis Moreno! Así se llama el senador del Reino y alcalde de Baena cuyo secretario y compañero de cacerías bermejas y garzonas en el coto del quicio de la mancebía de Marfea ha dicho que le daba cosa recurrir a su peculio para atender a las necesidades del único pecado que no tiene enmienda, pues pecado, en sí mismo, no es, a no ser que lo acompañe la agravante de robo con concurso de manifiesta corrupción. No le toques más, que así es la cosa. El leísmo, voluntario, es de Juan Ramón. Una cosa es una cosa es una cosa es una cosa. Hubo una película de terror que se llamaba así, La Cosa, y terrorífica, en efecto, es la anécdota del senador y su mamporrero elevada a categoría, porque los municipios españoles más parecen puticipios y latrocipios que ayuntamientos. Hay dos o tres excepciones, pero no deberían bastar para impedir que la ira del pueblo arrasara con el fuego de las urnas la Sodoma y Gomorra en que se ha convertido España. Eficaz herramienta para ello sería el voto de castigo a los Hunos y a los Hotros, a los del PSOE y a los del PP, a los del Bloque y a los del PNV, y a los grupúsculos nacionalistas, en los comicios del próximo domingo. Y así llegamos a la Rosa. Cuando, en privado, la elogio, me dicen los Hunos, los de izquierdas, ¡pero si es una traidora!, y yo me acuerdo de lo de la viga en el ojo propio, y exclaman los Hotros, los de derechas, ¡pero si es una socialista!, como si eso importara más que la honradez, la convicción, la altura de miras y la evidencia de que sólo esa Rosa se atreve a decir que España es una sola nación atomizada por la centrifugadora nuclear de los vivas a Cartagena y una casa de putas y de puteros colonizada por el mejillón cebra de esa Cosa terrorífica a la que los chulos de la cosa pública llaman Estado de las Autonomías. Entre la rosa, la gaviota y la Rosa, sus majestades, los electores, escojan.

Publicado en: ...el 17 Marzo 2009 @ 11:05 Comentarios (1)

Dear Socks

Sincronías. Suena el teléfono y me pilla escribiendo el libro sobre mi gato. Son los de El Mundo. Me cuentan que Socks acaba de morir y me piden un a modo de obituario a vuela pluma. Hace poco menos de tres meses tuve que hacer lo mismo a cuento de Soseki. Nadie me pidió que escribiera Mortal y tigre. Fue mi corazón quien lo hizo. Hoy también lo hace. No me pregunto, cuando muere un gato, por quién doblan las campanas. Doblan por mí, doblan por todos, doblan por el alma del mundo. Socks era el gato de los Clinton. Vio, desde una silla de rayas azules que era trono de gato premier, cómo su dueño gobernaba el planeta. ¿Qué pensaría? Lo digo porque los gatos piensan, los gatos sienten, los gatos aman. Me consta. Deberían contratarlos como asesores. ¿Tendrá gato Obama? Eso me tranquilizaría. Nunca fui partidario de los Clinton, pero ignoraba lo de su gato. Otro gato me hubiese maullado si lo hubiera sabido. Confío a ciegas en quienes tienen gatos. Los líderes del mundo también confiaban en Socks. Fueron muchos, muchísimos, los que se fotografiaron con él. Sus tobillos eran blancos. Por eso lo llamaron, en inglés, así: Calcetines. Es curioso. No le habrían dejado entrar en las discotecas, pero tuvo acceso a la Casa Blanca. Iba a cumplir veinte años. ¿Para qué más? Misericordia ha sido aplicarle la eutanasia. Tenía un cáncer de mandíbula terminal. Tomen ejemplo quienes tanto barullo han armado por la muerte de Eluana. Dear Socks, dear Buddy: así se llama el libro que recoge las cartas enviadas por cientos de niños a los First Pets (Primeras Mascotas). Buddy era el perro labrador de los Clinton. Murió hace seis años, atropellado por un coche. Con razón decía Kipling que los gatos vigilan el sueño de los niños. Tomen también ejemplo de Buddy y Socks, que se llevaban como hermanos, quienes convierten el mundo en una pelea de perros y gatos. En el antiguo Egipto, cuando moría un gato, la familia se vestía de luto y su dueño tenía que afeitarse las cejas. No es preciso que Bill llegue a tanto. Socks no ha muerto. Está ahora en el cielo de los gatos. Sé que existe. No hablo por hablar. ¿Será también de los perros? Sincronías, dije. Cuando los de El Mundo me llamaron por teléfono acababa yo de escribir estas líneas: “El escritor, perplejo, lo contempló un instante, lo alzó del suelo y se rascó la cabeza. ¿Qué podía hacer con aquel simpatiquísimo animal necesitado de amparo?” El escritor soy yo, el animal es Soseki. Entre socksekis anda el juego. Quienes hoy necesitan amparo son Chelsea, Hillary y Bill. Juro por la diosa egipcia Bastet, patrona de los gatos, que estoy con ellos y los acompaño en su dolor. Disípese, sin embargo, éste. Las Primeras Mascotas vuelven a jugar juntas. Ojalá se hagan amigas de mi gato.

Publicado en: ...el 10 Marzo 2009 @ 14:06 Comentarios (8)

DRAGOLANDIA: Homo sapiens


Campo de concentración de Auschwitz

Modesto Roldán, pintor extraordinario de azarosa vida que ahora, con muchas décadas de arte, amor y saber a cuestas, vive refugiado en un puebluco del altiplano escurialense, me envía el siguiente texto…

“Guardo en mi cerebro una traza de fuego. Grabada con la misma brutalidad con que se graba en la piel de una res el nombre de su propietario. Tendría yo en aquel momento la veintena bien cumplida. Fue en París en una sala de cine muy poco visitada porque nunca pasaban filmes muy populares o divertidos. Aquel día proyectaban un documental de los años 45, encontrado por las fuerzas liberadoras al final del conflicto y realizado por las mismas fuerzas de ocupación alemanas en Polonia unos años antes. Era un film torpemente hecho pero tenía todo el cariz de ser una pieza auténtica y real. Eran imágenes en blanco y negro. Sólo un soldado alemán podía haberlas realizado no sabemos con qué fin, tal vez el de conservar un souvenir personal de su aventura. En primer plano se veía la puerta de entrada del campo de exterminio de Auschwitz. Llega renqueando un largo tren. Para allí mismo, a la entrada. Se abren las puertas de los vagones y una multitud de cuerpos humanos sale proyectada hasta la tierra sucia de agua y cieno. Entre ellos una mujer joven que aferra entre sus brazos a una niña casi desnuda. Debería tener entre los dos y tres años, su cabecita graciosa rodeada de bucles de oro. No grita ni llora, debe estar agotada de tanto llorar. La cara de la madre es para mí lo más insoportable de ese recuerdo que aún persiste, junto al cuerpecito bello de su hija. Sus ojos angustiosos perdidos en aquel espectáculo inimaginable. El “cameraman” parecía insistir en la imagen como si sola ella tuviese importancia para él, cuando todas las otras eran igual de angustiosas. La mujer sujetaba a la niña con todas sus fuerzas mientras ésta se le aferraba al cuello en la más real configuración del dolor y el espanto. Un soldado con el uniforme de las SS. Intentaba arrancársela pero la madre se defendía como una tigresa. El soldado la golpeó en la cabeza con la culata del fusil y la mujer cayó al suelo. Ya el soldado había agarrado a la niña. Vi, por última vez su rostro de una belleza extrema, sus delicados brazos y su cuello armonioso y frágil. Ahora estaba en manos del soldado que la levantaba por encima de sus cabeza, triunfante como el que gana un trofeo. A su lado había una gran fosa, repleta de cuerpos humanos que parecían danzar entre las llamas de una hoguera que sus propias grasas alimentaba. Allí cayó la niña, ese ángel que aún me persigue y lo seguirá haciendo hasta el final de mi vida. Sus grandes ojos negros aún se interrogan y nos interrogan.

No sé qué más deciros.”

Modesto Roldán

Yo, tampoco.

Publicado en: ...el @ 14:00 Comentarios (1)

DRAGOLANDIA: Susana y Eluana


Capilla del Cementerio de la Almudena

La dedicatoria de mi novela Muertes paralelas dice así: “A mi padre, a mi madre, a su hijo… Y a mi tía Susana Dragó, único árbol de aquel bosque genealógico que sigue, como yo, en pie”.

La escribí el 18 de julio de 2004, y era, entonces, verdad. Ya no lo es. Mi tía, toda una señora, de bandera, además, de la que anduve enamorado en mi infancia con candor pueril, murió el pasado viernes.

No la vi ese día, pero si estuve junto a su cama en los dos anteriores. Fue espantoso. Se había deteriorado ―su físico, no su cabeza, que seguía intacta― hasta extremos casi inconcebibles. Parecía recién salida de un campo de exterminio. ¡Ella, que había sido en su juventud una de las mujeres más guapas de Madrid! Estaba en los huesos. Su carne había desaparecido y su piel era puro hematoma. Tenía el vientre hinchado y las facciones desencajadas.

Pero no era eso lo peor. Lo peor es que sufría salvajemente, que aullaba de dolor, que decía una y otra vez, casi inaudible, ¡cuánto trabajo cuesta morir! y que ni siquiera las inyecciones subcutáneas de morfina aliviaban su calvario.

Veinticuatro horas antes de que éste, por fin, terminara, volvió el rostro, macilento, demacrado, consumido, hacia mí, me miró con los mismos ojos, hermosísimos, que tantas veces lo habían hecho y dijo:

―Adiós. Os quiero mucho. ¡Os he querido tanto!

Pocos minutos después empezaron a aplicarle el protocolo de morfina intravenosa que la ley consiente y cayó en un letargo del que ya no se despertaría.

La enterramos el sábado en el nicho del cementerio de la Almudena donde cuarenta años antes habían enterrado ―yo no estuve. Esa muerte me pilló, de improviso, en Roma― a su padre. Y, de nuevo, me sentí horrorizado al ver que sacaban del fondo de ese nicho una bolsa de plástico, cutre a más no poder, similar a las que entregan en el supermercado de la esquina o en el sotanillo de cualquier zapatero remendón, y la dejaban apoyada contra la pared mientras el féretro de mi tía desaparecía en las fauces de aquel osario. En esa bolsa yacía lo que queda de mi abuelo.

Sin comentarios. El único posible lo aportó hace casi un siglo el poeta León Felipe: “para enterrar a los muertos, cualquiera sirve, / cualquiera, menos un sepulturero”.

A lo largo de esas setenta y dos horas de descensio ad inferos, mientras lloraba a escondidas, con resignación y mansedumbre, por la muerte del último representante de la generación de los Dragó anterior a la mía, pensé obsesivamente en Eluana. ¿Cómo es posible, me dije una y otra vez, que tanta gente, en su país, en el mío y en muchos otros, sea partidaria de mantener artificialmente en coma, durante años y años, a alguien que ya nunca saldrá de él? ¿A eso lo llaman misericordia, caridad, justicia y respeto a la vida?

¿Qué entienden por vida? ¿Es, acaso, muerte natural, como los enemigos de la eutanasia pasiva y rectamente practicada aseguran, la que llega después del absurdo y despiadado viacrucis de tubos, máscaras y pócimas que se impone, por ley que la conciencia no acata o no debería acatar, a enfermos terminales y dolientes sin posibilidad alguna de recuperación?

Susana y Eluana, gracias a Dios, o a quien sea, y a madre natura, ya descansan en paz.

Publicado en: ...el 09 Marzo 2009 @ 21:38 Comentarios (1)

EL LOBO FEROZ: Gran Guiñol

Pepe Sancho va a reestrenar Los intereses creados. Da en la diana. ¡Izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda! Eso gritaban los sargentos en la mili. Ahora lo gritan quienes mandan. Los españoles son clase de tropa. Les dicen que marquen el paso, y lo marcan. Borreguitos norit de chufi en las venas. ¡Y aún hay quien se enorgullece de ser español! Muflones muertos, venados vivos y cazadores cazados en un coto de tiro al PP. ¿Caza? No. Hecho cinegético y actividad social de contacto con la naturaleza. ¡Caramba! Eso es como llamar a los campos de exterminio nazis actividad social de contacto con los judíos. Un Gran Jefe de piel roja la tiñe de amarillo en la Sexta de Caballería y un alcalde piripi lo alaba mientras da bandazos. Se indigna, por cierto, de que le achaquen intoxicación etílica cuando eso sería circunstancia eximente. In vino, perdón. Se emborrachó Arrabal en la mejor secuencia de la historia de la tele y acaba de estrenar una ópera en el teatro donde nunca estrenó nada, en vida, Albéniz. El Bigotes estuvo en el prisma histórico (¡qué cursilada, ministro!) de la basílica de El Escorial. ¡Maldita sea!, pensará ahora, con la Correa de su amigo de Madrid al cuello, ese Cantinflas de guardarropía. ¿Por qué no me acogí a sagrado? Una emperatriz de Génova se exhibe en enaguas, y todas las manolas y chisperos de la corrala nacional aguzan los ojos para verle los adentros. Decepción: no es la Chávarri. Fiesta sorpresa para Rajoy, atentos al pajarito, fogonazo ―el de las bombillas made out of Spain del ministro autárquico― y museo de figuras de cera a dos manzanas del de Colón. En ese retrato gazmoño de familia mal avenida hay alguien que tiene voz propia, pero van a por ella y puede quedarse en lo que su nombre de pila indica. Centenario de Larra. Vuelva usted mañana. ¿Mañana? ¡Pero si carecemos de futuro! En nuestras calendas sólo hay un año: el de la marmota. Así ha sido siempre y siempre será así, decía Sinuhé. De Franco a Zapatero. Sobraban las alforjas. ¡Vista a la izquierda! ¡Vista a la derecha! ¿No hay nada al frente? Sí, el abismo. ¡Ar! ¡Menuda tropa!, exclamaba Romanones. Valle-Inclán, en Romance de lobos, una de sus Comedias Bárbaras, añadía: ¿sois almas en pena o sois hijos de puta? ¿Bárbaras? ¿Lobos? Carga la suerte, Pepe. Ferraz, Génova, las Cortes, las Generalidades y las particularidades: intereses creados y por crear. ¡Arriba el telón! He aquí el tinglado de la antigua farsa.

Publicado en: ...el @ 21:33 Comentarios (52)

SIETE LEGUAS: Ni ancho ni lejano

Ciro Alegría, un escritor peruano del que nadie, hoy, se acuerda, pero que era una celebridad en mis años mozos, escribió una novela, también conocidísima, que se llamaba El mundo es ancho y ajeno. Y en verdad era así, la Tierra, entonces, pero ese título ha prescrito, al menos en lo que me concierne.

No sólo a mí. A nadie puede parecer ya ancho un mundo que los aviones y los ferrocarriles de alta velocidad permiten recorrer de punta a punta en unas cuantas horas. Mucho más se tardaba, cuando yo era adolescente, en ir de Barcelona a La Coruña en el tren Shanghai. ¿Por qué lo llamarían así? La metáfora da que pensar. Por aquellos mismos años, en una copla celebérrima, y a cuento de la posibilidad de coger un avión en el aeropuerto de Madrid a las ocho de la mañana y llegar a esa misma hora (local) al de Manhattan, se preguntaba con sorna ibérica la Piquer: ¿Y qué hago tan temprano en Nueva York?

Tomar un café con churros, desde luego, no, y un carajillo, menos, porque allí no se gastan ni lo uno ni lo otro. Doña Concha, por añadidura, debido a la vaina de los veinte kilos, habría tenido que dejar en tierra su legendario baúl.

Paradojas del progreso. Lo de la Piquer es puro sentido común. No por mucho madrugar… La rapidez de los transportes, lejos de ensanchar el mundo poniéndolo a nuestro alcance, lo empequeñece, lo torna, en vez de ancho, estrecho.

Ir, allá por los años cincuenta, de Sol a Carabanchel, era aún una aventura portentosa al hilo de la cual podía suceder de todo. Coger un tranvía entonces, con provisiones para el camino y mucha paciencia en el alma, era como subirse al pescante de la diligencia de John Ford. En cualquier momento podían aparecer Billy el Niño, Caballo Loco y Ava Gardner. Ahora, con el metro, ya me contarán.

O mejor dicho: no tendrán nada que contar.

Infinita nostalgia, la mía, de las tercerolas de los trenes españoles de otros tiempos. Quienes hayan viajado alguna vez en ferrocarril por la India, de Delhi a Calcuta, de Bombay a Madrás, o de cualquier sitio a cualquier sitio, entenderán lo que digo.

Todavía hoy, cuando acudo a una ventanilla de la RENFE, le digo a la taquillera:

-Deme, por favor, un billete para el tren más lento que tenga.

Pero no lo tiene. Ya no existen.

-¿Adónde va usted?

-Adonde sea.

Todo lo demás es sedentarismo disfrazado de turismo.

¿Exagero? Sí. ¿Por qué no? La hipérbole es figura de dicción que subraya y ayuda a entender muchas cosas.

Lo de Phíleas Fogg se consideraría ahora plusmarca olímpica de lentitud…

-¿Ochenta días para dar la vuelta al mundo?

-Eso dijo Julio Verne.

-¿Tanto?

Pues sí, amigo: tanto. Lo de ahora, ¡es tan poco!

Decía Juan Ramón: No corras. Ve despacio. Adonde tienes que ir es a ti solo.

Pues eso. El viajero viaja siempre consigo mismo y hacía sí mismo. Sin lo uno y sin lo otro, sobran las alforjas. Mejor quedarse en casa.

Y encima, Internet. Facilidad de las comunicaciones. ¡Mira que llevar un teléfono o un ordenador encima! ¿A quién se le ocurre? El hombre, que fue sapiens, ahora es protésico. Nos han convertido en centralitas, en clavijas, en microchips. ¿Connecting people? ¡Deje, deje! Yo no viajo para estar cerca, sino para estar lejos, y si puedo, cuando lo hago, hablar con mi jefe, con mi novia o con mi asesor fiscal y enviarles correos electrónicos es como si no me hubiera movido de casa.

Quod erat demonstrandum. El mundo, por culpa de la tecnología, no sólo ya no es ancho, sino que ni siquiera es ajeno. Quien viaja sin artilugios engorrosos, como yo, bien se lame. Debo ser ya la única persona del mundo que no saca fotos ni graba vídeos ni lleva móvil. Con los recuerdos me basta. ¿Para qué más?

Publicado en: ...el @ 21:29 Comentarios desactivados