Dragó crucificado

José María Fernández. Diarioliberal.com

La literatura, la buena literatura, lo dice Vargas Llosa en “La verdad de las mentiras” (Premio Nobel) nos hace vivir mundos más interesantes y menos mostrencos que el que nos ha tocado vivir en la realidad. La literatura, la buena literatura, lo sigue diciendo Vargas Llosa (Premio Nobel) molesta al poder porque hace que los hombres vean que hay otros mundos mejores y sientan la necesidad o la posibilidad de rebelarse contra el mundo estrecho, encorsetado, falto de libertades y controlado por el poder.
En España, en la España de Zapatero, la necesidad que tenemos de sublevarnos contra el poder omnímodo, contra el poder que nos lleva a la ruina, contra el poder que nos multa, contra el poder que nos controla es proverbial y cuando surge algún escritor con talento, valentía y reaños para hablar, como es el caso de Sánchez Dragó, es perseguido a muerte por los pesebristas y turiferarios del poder.
A Sánchez Dragó, con la disculpa de no sé qué escena erótica o de una relación con chicas jóvenes en Japón hace 43 años que aparece en su libro “Dios los cría…”, le están crucificando, le están llamando de todo. Están intentando convertirlo en un muerto viviente.
Es la historia de la España negra. Esto mismo sucedía con el sexo en las épocas de Franco y es que el PSOE que nos gobierna tiene los mismos “tic” autoritarios, de control y de exclusión de los críticos o de los que no piensan como ellos que había en tiempos del Generalísimo. “Quo usque tandem…”
En el Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes escribí un ensayo sobre literatura erótica (“La novela Deliciosa”) que tiene vigencia y que sirve para explicar qué es la literatura erótica y cuáles son sus límites. Entresaco algo de lo dicho allí para que el lector compruebe cómo lo de Sánchez Dragó es habitual en el género. Incluso diría que lo de Sánchez Dragó queda empequeñecido ante las muestras de la literatura erótica y que si mandamos a la hoguera a Dragó hay que prescindir de muchos de los mejores textos de nuestra historia de la literatura. Los censores del gobierno y del PSOE están tocando fondo y nos están tocando…
Escribía en el citado estudio que la literatura erótica se toma siempre con ciertas prevenciones y tenemos una tendencia a elogiarla o a despreciarla. Lo primero por quienes insisten en no perder la conquista de las libertades que tanta sangre ha costado a la humanidad y lo segundo por quienes sueñan con una vuelta al puritanismo y a la prohibición de la manifestación de la sexualidad. Allá unos y allá otros, pero el avance en la conquista y el uso de cotas de libertad cada vez mayores es imparable, aunque debería correr parejo con el avance en el respeto de los demás. Estas son las cuestiones que hay que armonizar.
Dicho lo que antecede, debemos recordar que la literatura erótica no se circunscribe a los períodos de decadencia, antes al contrario, ha florecido en períodos como el siglo de Augusto o el XVIII, el de las luces y la han cultivado autores cristianos como Ausonio sin el menor asomo de remordimiento o preocupación.
Lo preocupante en literatura no es el género, si es erótica o histórica, por ejemplo, lo preocupante en la mala literatura, la carente de ideas y contraria al espíritu crítico. Una novela policíaca puede incitar al robo, al asesinato o al cruce de disparos de pistolas en medio de la gran urbe; otra novela que exalte una determinada religión puede mover a los lectores al fanatismo, a la intransigencia y a la persecución de los que no profesen los mismos principios o creencias. Pero una y otra, lo mismo que la erótica, no se deben desterrar por el género sino por una mala literatura, acrítica y panfletaria. Aquí reside el “quid” de la cuestión.
Las novelas nos introducen en mundos soñados o deseados que nos transportan a regiones nuevas en las que el hombre es más feliz, más que en este mundo limitado constantemente por las barreras de lo real y lo que hace el lector es enterarse y gozar de esos mundos y situaciones, pero conservando siempre su libertad y su derecho a aceptarlos o rechazarlos como norma de vida o como intento para llevarlos a la práctica. Con la literatura erótica el lector sabe que existen aberraciones sexuales, con la policíaca que hay pistolas humeantes y sangre en las aceras, pero puede y debe rechazar de ambas lo que no le dignifique como persona.
La literatura erótica no presenta las limitaciones, las carencias, ni la verdad del erotismo, presenta situaciones desinhibidas con una sexualidad sin límites, hiperbólica e imaginaria; protagonistas y situaciones que colmarían una utopía sexual o erótica. No lo sencillo y limitado. Pero esa es la grandeza de la literatura, no quedarse en la arena del circo cotidiano. Y, la locura sería convertir a las novelas en guía y patrón del propio comportamiento amoroso o sexual. Que no son gigantes, mi amo, que son molinos, molinos de viento…
Y hasta aquí hemos llegado por hoy
A Sánchez Dragó los del partido del gobierno lo están crucificando no por lo que escribió sino porque viene diciendo las verdades del barquero y ellos temen el daño que les puedan hacer estas verdades porque se quedarían en cueros y sin pesebre.
Ya es hora de que el pueblo español deje de estar secuestrado intelectualmente. Ya es hora de que el pueblo piense y de que nos liberemos de estos que han traído paro, sectarismo y miseria.

Publicado en: ...el 18 Noviembre 2010 @ 01:27 Comentarios (374)

En defensa de la provocación

Hay quien no soporta que se metan con sus ordenadísimas creencias de personas correctas (en lo político), de orden (en lo moral), y de bien
RICARD BELLVESER| VALENCIA| Pág. 16. EL MUNDO
08/11/2010

El -digámoslo así, por llamarlo de alguna forma- debate suscitado en torno al libro de Fernando Sánchez Dragó Dios los cría, que ha escandalizado a algunos de modo tan exagerado que no es creíble de pura sobreactuación, parte de un error clásico en literatura y en la vida, que es el de confundir persona y personaje. Dragó, aquí, en sus declaraciones escritas con unos ropajes que le confieren aspecto de confesiones biográficas, lo que hace es sincerar a su personaje. No habla el Fernando hombre que vive sus soledades, su intimidad y su vida, no lo hace el padre de familia, abuelo, amigo, el ser vulnerable a las enfermedades, a la urticaria, a la próstata, las alergias o a los sustos, sino que lo hace el escritor, la persona pública, el conferenciante, el periodista, un tipo construido por él, y solo desde esa perspectiva, es sexualmente tan infatigable, políticamente tan transgresor y socialmente tan provocador como le da la gana y alcanza su imaginación. Llevadas las cosas ahí, todo lo que dice o hace es tan literario como un crimen de Agatha Christie.
Fernando Sánchez ya hizo lo que tenía que hacer en su momento histórico para favorecer la llegada de nuevos tiempos, pasó por la caja de la Dirección General de Seguridad y pagó la cuenta, con cárcel y exilio, y cuando aquel dolor de muelas acabó, acabó, y no se dedicó a vivir de ese cuento sino de contarnos otras cosas como las que brotan en su conversación con Albert Boadella, en la que une lo que sucedió en unos años de su vida, lo que podría haber sucedido y lo que le habría gustado que sucediera, todo junto, y cuando eso se da se le llama literatura.
Pero es que además el escritor soriano ha querido ir más allá, y a juzgar por los resultados, lo ha conseguido. Ha puesto un cartucho de nitroglicerina en la conciencia de los que no se habían dado cuenta de que ya no estamos en los años ochenta, ni de algo peor, de que sus convicciones de ahora, son tan estrechas e inflexibles o más, que aquellas contra las que se opusieron cuando eran jóvenes, hace ya mucho de eso. No quieren porque no soportan que se metan con sus ordenadísimas creencias de personas correctas (en lo político), de orden (en lo moral), de bien (en su sentido de bueno) y muy transigentes aunque solo con aquello con lo que simpatizan.
Luis Eduardo Aute cambiaba a una mujer de treinta por dos de quince, aunque tuvo la suerte de que cuando hizo esta propuesta, la policía del pensamiento único aún era franquista. El libro de Dragó, que he leído, divertido ciertamente, tiene pasajes que participan del tono del compadreo de taberna entre amigos libres que se divierten contándose cosas a la luz de una botella de vino, lo que también es un recurso literario, aunque detrás, lo que el tiempo no podrá eliminar, es el descrédito de los catecismos que anima estas charlas, el ánimo disolvente con las reglas de lo políticamente correcto, la sorna con los valores incuestionables a los que al parecer hay que mostrar adhesión incondicional, esos del forzado igualitarismo, del fracasado materialismo, del juvenismo y el feminismo, becerros venerados hasta el punto de que hay que exterminar a quien se desvíe de su adoración nocturna.
No estoy a favor de Dragó por identificarme con todo lo que dice y como lo dice, sino porque ha tenido el valor, la gallardía, la libertad y la osadía de haberlo hecho en su (des)nudo stil nuovo.

APOYO
Trece o catorce años
«¡O, Déu, quina cosa és tenir la donzella tendra i tota nua en sos brasos, de edat de XIIII anys! ¡O, Déu, quina glòria és star en lo seu llit!» clama Plaerdemavida en su propósito de darle ánimos a Tirant lo Blanch para que entre en el retrete de Carmesina y yaga con ella en su lecho. La literatura y la realidad, están llenas de casos iguales o más precoces. Cuando Dante Alighieri se enamora de Beatrice, ella tiene ocho años. Este recurso lo utiliza Robert Mapplethorpe en sus exposiciones, –censuradas en Valencia– aunque con la singularidad de que solo fotografía escenas de niños y adolescentes homosexuales, algunas tan bárbaras que en una ocasión tuvo que pedir protección en casa de Andy Warhol porque había en Nueva York quien le quería zurrar, o qué decir de Jim Carroll. Extremistas de la corrección se han escandalizado con lo que Dragó cuenta en su libro, no recuerdan que Antonio Machado y Edgard Allan Poe se casaron con Leonor cuando estas tenían 13 años de edad, o no han leído a William Burroughs, ni a Kavafis, ni han leído a Gil de Biedma, o se han olvidado, por amnesia selectiva, de Polansky.

Publicado en: ...el 17 Noviembre 2010 @ 07:30 Comentarios (33)

Chulerías, las justas

Dragó tiene recursos para reprimir las machadas en público. No están los tiempos para chulerías. A Pérez-Reverte, el guantazo a Moratinos en la barra de Twitter le ha situado más cerca del ‘pepé’. Hoy, a una mujer con vaqueros zarrapastrosos pero con bolsazo de firma se la considera elegante.
CARMEN RIGALT| ULTIMA| Pág. 52. – EL MUNDO
31/10/2010

El viernes, el centro de Madrid era una manifestación silenciosa. Sitúense: margen derecha del Paseo del Prado, donde confluye un entramado de calles que llevan nombres de escritores. Frente al número 40 de Lope de Vega, coches oficiales colapsando el tráfico y concentración de público para visitar la capilla ardiente de Marcelino Camacho, un santo al que sólo le falta la peana. Pocos metros más abajo, la gente tomaba posiciones para acceder al Cristo de Medinaceli (Jesús recibe los viernes) y darle el abrazo semanal. No eran los mismos fieles, pero casi.
Al poco, las colas se habían cruzado dando lugar a equívocos. Algunos turistas dudaban y se detenían, hacían fotos, preguntaban. Hay gente (y no sólo turistas) que observa fidelidad a las colas. Allá donde ve público concentrado, allá que se queda. En este caso, la doble cola atrajo a público sobrante del Museo del Prado. Los colegas de Catalunya Radio, cuya sede es un observatorio privilegiado, se pusieron las botas. En Madrid, la actualidad siempre es una fiesta, decían.
Vida y muerte, realidad y ficción, pepé y pesoe, Real Madrid y Barça, Antena 3 o Tele 5, Trini o Tomás, Rubalcaba o María Teresa Fernández de la Vega, Esteban o Campanario. La vida va por barricadas. Los casos que han monopolizado las últimas broncas llevan los nombres de León de la Riva, Pérez-Reverte y Sánchez Dragó, tres deslenguados. Como callarse es de caguetas, daré mi opinión, aunque me cueste.
Ahora estoy empapelada por haber afeado las actitudes de Neira en uno de sus desahogos verbales. Me sentí burlada por el héroe al que creí admirar, pero con quien estaba realmente furiosa era conmigo misma. Merecido lo tengo, pensé. Por gilipollas.
Tranquilos. No voy a hablar de Neira, sino de los tres hombres que últimamente han sido la diana de nuestras iras. Por sus palabras los conocemos. La máxima, aplicable a hombres y mujeres, afecta a las personas con incontinencia verbal, sobre todo a aquellas que no distinguen la esfera pública de la privada. Es el caso del alcalde de Valladolid y ginecólogo de Ana Botella, que se desbravó con maneras de viejo verde.
Lamento coincidir algo con Arcadi Espada, que ayer sábado trató el tema en su columna. No es que lamente la coincidencia de opiniones (él construye sus argumentos con más sofisticación intelectual), sino el tiempo en el que han sido expresadas: Arcadi lo ha dicho primero.
En los tres casos (De la Riva, Dragó y Pérez-Reverte) hay correspondencia política. Y si no la hubo de antemano, ya la tienen. Pérez-Reverte siempre ha mantenido una actitud desmarcada de tirios y troyanos, pero en los tiempos que corren eso no se perdona. Él vertió su opinión de Moratinos en la barra de Twitter, que es como la barra del bar de la esquina, y nosotros le hemos puesto amplificadores.
Era una forma de provocar al escritor invitándole a bajar al barro, como hacen los periodistas en las tertulias. Pues bien: ya lo ha hecho. Aunque Pérez-Reverte fuera políticamente puro (apolítico), el guantazo a Moratinos le ha situado más cerca del pepé. Yo que él sólo volvería a pronunciarme en presencia de mis abogados.
Caso Dragó. Otro producto de la incontinencia. Sánchez Dragó sabe que no corren buenos tiempos para las chulerías. Yo hablo de los hombres y los llamo pajilleros (la expresión me gusta y la utilizo con la frecuencia que me sale del moño), pero un hombre no puede hacer lo mismo en dirección contraria. «Cualquier reproche a una mujer adquiere plusvalía, convirtiéndose en reproche a todo el colectivo», afirma Espada.
No seré yo quien le niegue la razón (lo que dice es un hecho), pero hay más implicación política de la que él le atribuye. El propio Arcadi cuenta que Wyoming, en su programa, utilizó el apellido de la ministra para hacer una gracieta («Pajín quiere decir ‘masturbito’») que en su día, por no causar, no causó ni gracia.
Dragó tiene recursos para burlar a los Torquemadas de lo políticamente correcto, pero sobre todo, para reprimir las machadas en público. Como dice Espada, «la primera víctima del hombre es el hombre mismo». Resumiendo: chulerías, las justas.
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El largo recorrido de lo efímero
AGUIRRE. El universo de la moda acusa la crisis. Y sin embargo, se mueve. Hay en ese movimiento una constatación de la fe que tiene la sociedad actual en el consumo de lo efímero. Prueba de ello es que, temporada tras temporada, las grandes revistas de la moda siguen celebrando sus fiestones. Hace unos días le tocó a Telva y dentro de poco será el turno de Marie Claire. Cada fiesta es un escaparate y cada escaparate, un anuncio.
Lo efímero es lo que más dura. Tengo en mis manos el último número de Telva, con un suplemento dedicado a los accesorios. Zapatos de Christian Loubotin (los zapatos imposibles, como yo les llamo), bolsazos exclusivos (el bolso es un artículo con vida propia que cada día cobra más protagonismo: hoy, una mujer vestida con vaqueros zarrapastrosos y top triste, pero enganchada a un bolsazo de firma, puede ser considerada elegante), fulares, bisutería, etcétera.
Hay formas y formas de anunciarse. El otro día asistí, en Las Rozas Village, a la concesión de los becas Pro fashion, 3 mujeres, 3 proyectos, premios que respaldaba la Comunidad de Madrid (ella estaba allí: o sea, Esperanza Aguirre) y a los que han prestado su colaboración conocidos nombres del mundo de la moda. Este tipo de iniciativas tienen buena acogida cuando hay estrecheces. El patrocinador pone el dinero, las aspirantes se benefician de él y los resultados son celebrados por todos. En este caso, el patrocinador (el dueño del Village) quería celebrar el décimo aniversario del centro, así que igualmente se habría gastado el dinero en canapés. Comenté éste y otros extremos con Javier Oliva, presidente del jurado, y con María León, de profesión «soy amiga de mis amigos». Aguirre, una vez hubo entregado los premios y recibido las palmadas en el omoplato, se perdió en una tienda de Purificación García. Todavía la están esperando.

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Dragó y el mono azul

DAVID GISTAU| OTRAS VOCES| Pág. 18. El Mundo
31/10/2010

CONVIENE, cuando se trata de Fernando Sánchez Dragó, desbrozar el personaje para alcanzar la persona. Trascender al epatador de burgueses que usa la provocación como un niño los petardos. Y conocer, si es posible con la escarcha de un lento invierno soriano en los cristales de la ventana, a un hombre tierno, vital, generoso, entregado a la amistad cuando ésta vale por sí misma, y capaz de fijar tales y tan excelentes valores de vida que me gustará, algún día, que mi hijo le escuche como a un abuelo que contiene un legado hecho al tiempo de lo escrito y de lo vivido. Dragó es un tipo cojonudo a cuyas ocurrencias y boutades hay que resignarse a veces, cuando le obliga el personaje y hace show. Encerrado en una habitación con Boadella y una grabadora para competir en transgresiones, puedo imaginar el duelo de a ver quién dice la barbaridad más disolvente. Al parecer, ganó Dragó, que hubo de tirar de lolitas para romper el empate. Y que por ello tiene epatados a todos los burgueses de la chicharra de la corrección.
Como cualquiera que trabaje expuesto al criterio de un público, o de una audiencia, y que además lo haga con valentía, Dragó merece el riesgo de no gustar. De caer mal. De inspirar inquinas políticas. De atraerse odios sectarios tan profundos como ésos de los que siempre fuimos capaces aquí. Lo que desde luego no merece es salir a la calle, en adelante, y adivinar en las miradas el asco a un abusador. Eso quieren endosarle, y Fernando no lo merece. En ese auto de fe quieren arruinarle hasta los recursos alimenticios y sacarlo de la vida pública: sólo por un odio sectario que ha forzado un pretexto, uno que llega demasiado lejos. Me cago en si es o no literatura porque me importa el hombre, el amigo. Y por qué me escandaliza esta degradación general de vale todo con tal de ultimar a un escritor cuyo único delito es no ser «de los nuestros». Hay una reedición de El mono azul que, sobre todo en blogs y programas de televisión, renueva la albertiana columna de ¡A paseo! Los paseos eran hasta ahora más o menos inocuos. Consistían en endosar a un autor cosificado como enemigo adjetivos con los que en realidad se puede vivir, y por los que aún no te niegan mesa en un restaurante. Facha. Cavernario. Y por ahí. El caso de Dragó representa una vuelta de tuerca en ese intento de liquidación civil sistemática, pues esta vez se agrede una reputación en términos muy difíciles de reparar. Si la grosería y la mezquindad del ataque son proporcionales al odio, entonces es que a Dragó le odian mucho, y ha de improvisar un alivio imaginando cómo se lo habrían expresado hace 74 años. Éste, a paseo: así habría empezado todo en El mono azul, que no se disfrazaba de blog ni de programa de humor.

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Pido perdón

01NOV201008:17. – Carlos Sostres (elmundo.es)
Soy blanco, pido perdón. Soy hombre, pido pido perdón. Soy heterosexual, pido perdón. Estoy bautizado y me casé por la Iglesia, pido perdón. Pienso que el divorcio no es un logro sino un fracaso, pido perdón. Pienso que la vida humana es sagrada, pido perdón. Siento un profundo agradecimiento a los Estados Unidos por habernos salvado la libertad, pido perdón. Me parece que Israel ya ha sufrido bastante y que tiene derecho a vivir por fin en paz y en libertad, pido perdón. Estoy convencido de que demasiadas excusas y demasiada poca responsabilidad nos trajeron esta crisis, pido perdón.

Prefiero las grandes capitales a lugares remotos y sin cobertura, pido perdón. No necesito desconectar, pido perdón. Deploro los destinos turísticos donde la gente se muere de hambre, donde la vida tiene precio de saldo y donde las comodidades son menores a las de mi casa, pido perdón. Pienso que el lujo es la máxima expresión de civilización, pido perdón; y también pienso que la gente que presume de tener gustos sencillos es porque no puede pagarse otros, o porque ni tan siquiera puede imaginárselos. Y por supuesto, me disculpo por ello.

Leo con avidez a David Gistau, y aunque ya sé que esto seguro que no van a perdonármelo, pido perdón por este vicio tan perverso. Si fuera madrileño votaría a Esperanza: lo lamento de todo corazón. Pero como soy catalán voto a Convergencia: de verdad que lo siento un montón. Aznar me pareció el mejor presidente desde la recuperación de la democracia: me flagelo cada noche por creerlo. Pido perdón por creer en la libertad y por rechazar el igualitarismo. Pido perdón por pensar que el mejor diálogo que se puede tener con los sindicatos es el que practicó Margaret Thatcher: ni una sola concesión y a por ellos hasta vencerles.

Admiro a los empresarios capaces de crear riqueza y puestos de trabajo, pido perdón. Si a alguien pongo bajo sospecha no es al triunfador sino el que nunca ha llegado a nada: ¿habrá hecho lo suficiente? Pido perdón por preguntármelo en algunas noches de desasosiego. Me parecería más justo si todo el mundo cobrara según el beneficio que es capaz de aportar a la empresa, pido perdón. El despido libre es la mejor vacuna contra holgazanes y gandules, pido perdón no sólo por pensarlo sino por haberlo escrito. Pienso que hemos venido al mundo a trabajar y no a hacer el ganso, pido perdón. Estoy convencido de que el feminismo y el ecologismo son supersticiones de bruja de la bola, pido perdón. Pido perdón públicamente por adorar a Fernando Sánchez Dragó sin peros ni excepciones.

No creo que adoptar niños sea más profundo que tenerlos ni que los gays tengan más sensibilidad que los heterosexuales, y sin duda entiendo la absoluta necesidad de pedir perdón por ello. Tampoco pienso -perdonadme- que los hombres seamos agresores en potencia, ni que el machismo sea peor que el feminismo, ni que tengamos la culpa, por definición, de todo.

Y además soy razonablemente feliz, no me siento víctima de nada ni de nadie, amo a una mujer mucho más inteligente que yo y lo que es peor: escribo en EL MUNDO y es un honor. Perdón, perdón, perdón. Perdón.

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La parábola como realidad (y viceversa)

El blog de Santiago González
01NOV201012:13 (elmundo.es)

Las ya famosas palabras de Sánchez-Dragó en su libro de conversaciones con Albert Boadella siguen alimentando la polémica, creo que ya en su punto culminante con la intervención de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.
Vayamos por partes. El asunto es lamentable. Sólo hay algo peor que la sobrepresencia del autor en cualquier texto. Es la evidencia de su próstata. No es la primera vez, por cierto, que Fernando Sánchez Dragó incurre en una impertinente exhibición de sus apetencias. El 18 de agosto de 2008 comentaba en su columna de El Mundo una de esas tontas encuestas de verano sobre las españolas y los españoles que más deseos suscitan entre sus paisanos. Materialmente, el autor se desparramaba:
“¿Elsa Pataky? Me chifla. Es, junto a Mamen Mendizábal, Cayetana Álvarez de Toledo y la Aído, una de las cuatro españolas que más me ponen. Seguro que besan de verdad. Bibiana, por cierto, aparece en la lista. Es la última, pero está. Y ya que hablo de políticas, añadiré que tampoco me importaría jugar un rato con la Pajín (me conformaría con lo que su apellido sugiere) o haberlo hecho con la Chacón antes de quedarse encinta. Espero que ninguna de las tres se enfade. Piropos blancos no ofenden y los míos, por desgracia, lo son, blancos, aunque quién sabe. Lo mismo también a ellas les hace tilín y les da morbo cepillarse a un adversario.”
En fin. La pederastia es otro asunto. Siempre he pensado que detrás del menorerismo hay un tipo de hombres que se siente inseguro frente a una mujer cuajada. Él se desdice y niega bajo coartada literaria. No fue real, sino mentira, ficción, en fin, literatura. Pero, ay, la literatura es incompatible con ese horrísono sintagma, “chochitos rosáceos” que poco antes del diálogo crucial tiene con un Albert Boadella muy razonable: “Las mujeres, a partir de los 50, empiezan a tener un atractivo irresistible, adquieren una solidez erótica pausada pero intensa”.
Respeto que la sensibilidad de la ministra la haya llevado a manifestarse contra el escritor. Lo que importa es el cómo Esta ministra de Cultura se reveló negando el saludo al zafio regidor de Valladolid y declarando la SEMINCI daño colateral, como escribió muy precisamente David Gistau en su columna.
Le habría bastado imitar a la ministra de Defensa cuando se encontró con Berlusconi durante el apoteosis periodístico de los amables vernisages que el dueño de Villa Certosa organizaba para sus invitados. Como ministra del Gobierno de España aceptó el saludo del primer ministro italiano. También habría sido correcto que se ahorrara la sonrisa. Bueno, pues en su comentario sobre Sánchez Dragó, la ministra del ramo se ha ahorrado gestos, aunque sus palabras componen un comentario revelador sobre su concepto de la cultura:
“las obligaciones y valores de un escritor no son distintas de las de cualquier otro miembro de la sociedad. El oficio de literato no es un eximente para quienes, con sus palabras, por muy hábilmente que estén ordenadas, ofenden, desprecian, se saltan las reglas de convivencia y pisotean, peligrosamente, valores como la igualdad o la no discriminación”.
¿Qué hacer con ‘Lolita’, la gran novela del menorero Nabokov? ¿Y con ‘Fausto’, ese viejo verde, y, por extensión toda la obra de Goethe? Eso, por no hablar de Sófocles y la indecencia que escribió sobre un chaval que mató a su padre para poder acostarse con su madre y luego se mutiló. ¿A qué podemos condenar a Sigmund Freud, un médico que hizo de aquel chico, Edipo y su famoso complejo la piedra angular de nuestra cultura?
La respuesta a qué deberíamos hacer con Román Polanski por aquel asunto de la niña en casa de Jack Nicholson, es más fácil, al menos para Almodóvar y las buenas gentes de la izquierda cinematográfica. Tampoco Woody Allen suscitó grandes deserciones en ese mundo cuando cometió incesto con la hija adoptiva de su mujer. Entiéndanme, estoy escribiendo de unos patrones morales que no son los míos. Me declaro un admirador del cine de estos dos tipos, pero no de sus personas. Esta es la clave de lo que le pasa a la izquierda en general: no saben distinguir entre la realidad y la metáfora. Recuerden aquel linchamiento que organizaron contra Miriam Tey, directora del Instituto de la Mujer cuando una editorial de la que era copropietaria publicó una novela del escritor Hernán Migoya, titulada ‘Todas putas’ cuyo protagonista era un violador. ¿Considera la ministra que ofendía y despreciaba a millones de ciudadanos esta exposición de fotos sacrílegas que subvencionó generosamente la Junta de Extremadura?
Lean, por último, las declaraciones que siguen. Fueron publicadas en El Mundo del País Vasco el 28 de junio de 2008, Día del Orgullo Gay, y fueron hechas por el portavoz de la Coordinadora vasca para la ocasión, Jaime Mendía:
“Defendemos básicamente que la sexualidad del menor no puede ser secuestrada. (…) no se puede convertir hasta los 18 años en asexual. Todas las personas tiene que tener derecho a disfrutar de la sexualidad, también un niño de ocho añitos, al que la sociedad le niega ese derecho” (…) “(Las relaciones intergeneracionales) cada día están más perseguidas penal y socialmente, despertándonos un día sí y otro día también con más que dudosos éxitos policiales y mensajes mass-media que confunden la práctica de una sexualidad con el abuso, el asesinato y la delincuencia sexual (…) Lo que sí tenemos muy claro es que cuando una persona tiene algún tipo de sexo, algún tipo de relación con cualquier persona, aunque sean menores, no tiene porqué hacer daño a nadie.”
Aquel año, el desfile del Orgullo Gay contaba con la presencia estelar de la ministra de Bibiana Aído o de de Ministrini, que han llevado a rango legal la venta de píldoras abortivas a menores, salvo (es de suponer) que se las haya trajinado Sánchez-Dragó. Ni una sola voz de la izquierda se hizo oír contra esta obscena apología de la pederastia.

Publicado en: ...el @ 07:25 Comentarios (4)

Ojo con la caza de brujas

Elmundo.es – Lourdes Ventura |

Querido Fernando, ¿recuerdas aquella ’boutade’ de Baudelaire en ‘Mon coeur mis à nu’: “Los Incas acostumbraban a amar a sus hermanas, contentaos con vuestra prima”? La ironía en los límites de un posible delito, el juego de la perversidad verbal, las voluptuosidades fatales han sido moneda corriente en el quehacer literario de hombres y mujeres.
La Claudine de Colette tiene 15 años cuando nos describe sus jugueteos eróticos en una escuela de la provincia francesa. Grandes misóginos como Albert Cohen, Boris Vian o Henry Miller han escrito obras inmortales con páginas insoportables si no supiéramos que, a su modo, estaban tratando de provocar y jactarse irónicamente de sus machadas.
Te conozco y te aprecio desde hace 30 años. No estoy de acuerdo con muchos de tus posicionamientos, del mismo modo que no coincido políticamente con gente a la que quiero. Cuando nos encontramos yo tenía 19 años y tú habías cumplido los 40. En las distancias cortas nunca te vi comportarte como un machista. Tu modo de seducir estaba cargado de humor y de tierno respeto, incluso ante las negativas persistentes.
Me consta que no eres un corruptor de menores; tus amigas, tus parejas, tus pasiones efímeras o duraderas, siempre han sido mujeres inteligentes con quienes has establecido relaciones de igualdad en la sexualidad y en la vida. Quienes te conocemos sabemos que te gusta epatar a los biempensantes. Indomable baudeleriano eres capaz de decir burradas o hacer deplorables comentarios para infundir un poco de maldad y agitar cualquier tertulia. He creído tus disculpas sobre las desafortunadas declaraciones al hilo de las treceañeras japonesas.
Pienso que son sinceras tus palabras en el chat de EL MUNDO: “Estoy en contra de todas las relaciones sexuales o no sexuales con menores o con mayores en las que medie abuso, engaño, explotación, chantaje o violencia”.
Contemplo con espanto esta persecución contra tu persona desatada tras el relato en un libro provocador de un incidente que tuvo lugar en 1967. El gran problema es que existen en el mundo 1,2 millones de mujeres y niñas secuestradas, engañadas y vendidas para ser prostituidas. Conoces bien Japón, no eres ajeno a las rutas de prostitución infantil manejadas por las mafias ‘yakuzas’.
La lucha global contra el execrable negocio de la trata infantil está en un momento delicado y candente. No están los ánimos en el siglo XXI para bromas baudelerianas. No justifico las cazas de brujas, las viejas venganzas, la búsqueda de más leña para echar al fuego, los procesos políticos enmascarados en las críticas de conductas privadas. Tus repetidas excusas merecen ser creídas y escuchadas. Pero, querido Fernando, contengamos la lengua en esas fronteras tan dolorosas de la explotación infantil, asunto que despierta, con razón, enormes susceptibilidades.

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El PSOE acusa a Dragó de un delito imaginario (Editorial de El Mundo, 29-10-10)

EL PSOE se sumó ayer a la campaña de algunos medios escritos y audiovisuales contra Fernando Sánchez Dragó, que en su último libro describía una supuesta relación sexual con dos adolescentes japonesas de 13 años en 1967. El portavoz socialista en Telemadrid pidió la rescisión de su contrato con la cadena y afirmó que su conducta «es un delito, haya prescrito o no». Sánchez Dragó ya ha explicado que su relato está en un contexto literario y que las chicas tenían más de 13 años. Pero aunque lo que narra fuera la estricta verdad, el Código Penal fija la edad de consentimiento para tener relaciones sexuales en 13 años. Por tanto, el PSOE le está acusando falsamente de un delito que no ha cometido. Y nadie tiene derecho a situar el listón de los comportamientos sexuales más alto de lo que establece la ley. Pero es que, además, los hechos ocurrieron hace 43 años. Estamos de nuevo ante una campaña inquisitorial de la izquierda, que recurre a lo políticamente correcto para demoler a las personas que no comulgan con sus estereotipos. Eso sí que es dañino para la sociedad.

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Su obra es libre, su conducta no

Muchos literatos han retratado lo inmoral en sus libros, pero de ficción – En el caso de Dragó, como en el de Polanski, asoma el doble rasero

JAVIER LAFUENTE 04/11/2010. – El País

“No eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda”. (…) “Tendrían unos 13 años” (…). “Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse”. Son algunas de las frases del capítulo más polémico del último libro de Fernando Sánchez Dragó, Dios los cría…y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción…, una extensa conversación con el dramaturgo Albert Boadella. Si bien el autor ha matizado esas palabras, su comentario ha herido la sensibilidad de muchas personas. El daño ya está hecho. El amparo de que todo vale bajo el paraguas de la literatura no parece suficiente. ¿O sí?

Al poco de iniciarse la polémica, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, salió en defensa del autor, empleado suyo en Telemadrid desde 2004, ya que, a su juicio, “la historia de la literatura está plagada de actos absolutamente reprobables”. Fue muy hábil al citar tres nombres nada sospechosos de pertenecer a su cuerda ideológica: Gabriel García Márquez, Henry Miller y Jaime Gil de Biedma. Seguir leyendo…