Voy a ser práctico.
Si quiere usted ir a Birmania, tenga en cuenta lo siguiente…
1. Se necesita visado. No lo pida en España, porque es un lío. Le ofrecerán dos opciones: enviar el pasaporte, por su cuenta, a la embajada de ese país en Berlín -eso le tendrá durante quince días, como poco, con el corazón en un puño, aunque al final funcione- o inscribirse en el aprisco de un viaje organizado con todas las gabelas y secuelas que eso comporta. Allá usted, pero no se lo aconsejo. Le saldrá carísimo, verá muy pocas cosas y las pasará de a kilo. ¡Venga, hombre de Dios, sea valiente, saque un billete de la Thai para Bangkok, hospédese en el Federal, agarre de buena mañana el Sky Train en la estación de Sukhumvit o en la de Nana, apéese en la de Surasak, que está muy cerca y no requiere trasbordo, salga por la salida tres, vaya hacia la derecha, doble hacia la izquierda en la segunda bocacalle, después del Bangkok Christian College, pase de largo ante la embajada del país al que va a viajar, ahórrese la no menos larga cola a pleno sol que comienza en una puertecilla lateral, siga derecho al hilo de un par de manzanas, verá en la esquina de un callejón, en alto y a la derecha, el cartel que anuncia un tenducho de comistrajos, fotocopias y cosas así, entre en él, rellene un formulario, entregue el pasaporte y un par de fotos de carnet, pague las tasas del visado y el plus, razonable, que le pedirán por la gestión, váyase, vuelva al día siguiente, ahórrese otra vez la cola de la recogida oficial de documentos y recupere su pasaporte, ya con el visado puesto, en el lugar donde lo dejó. Pasmoso. En Tailandia todo es fácil. El truco le saldrá por veinte, treinta o cuarenta dólares (tasas aparte) según la prisa que le corra. De nada, amigo. Es usted un hombre de suerte. Páselo bien en Birmania. Seguir leyendo…