Disconnecting people

disconnecting people

¡Pero qué perra le ha entrado a todo el mundo con la vaina de la conexión! Ésta, etimológicamente, significa atadura. La vida es electricidad, como lo demuestran los electrocardiogramas, los encefalogramas y el coito. Junten dos cables (o un yoni con un lingam) y verán lo que sucede: salta una chispa, se produce un cortocircuito y los plomos se funden. Bien lo saben las parejas. Incendio es sinónimo de infierno.

Aislamiento, incomunicación, desconexión: ése, Fabio, es el alto fin que persigo antes de que el tiempo muera entre mis brazos.

Tengo una web, pero la hace otra persona y jamás he entrado en ella.

No pongo su dirección al pie de lo que escribo.

Me gusta vivir en países cuya lengua desconozco. Jamás, en ellos, entablo conversación con nadie. Mi inglés, por añadidura, no da de sí lo suficiente para hacerlo.

Preguntaron una vez al Guerra (el torero, no el político) si sabía hablar francés y contestó:

-No, y Dios no lo permita.

Pues eso.

Me avergüenza y, a la vez, me desespera tener un móvil. Paso seis meses al año, como mínimo, fuera de España y no me lo llevo. Todos los días me digo:

-Basta. Se acabó. Hasta aquí he llegado. Lo tiro, recupero tranquilidad, soledad y libertad, y a otra cosa.

Sé que más pronto o más tarde lo haré.

Sueño también con suprimir el último teléfono fijo que me queda. Está al caer.

Mi familia, cuando viajo, no sabe dónde estoy. La engaño. Dejo pistas falsas. Me esfumo. No la telefoneo. Mejor escapar que skype.

No me gusta leer el periódico del día. Prefiero los atrasados. Hay en sus noticias más perspectiva. El retraso las depura. No por mucho madrugar… Correr es como tener un pie clavado en el suelo. La prisa es una centrifugadora al servicio de la trivialidad. No entiendo el afán de los periodistas por adelantarse a sus colegas. Tampoco comparto su deseo de exclusivas. Las noticias importantes, como dijo Borges, nunca vienen en la prensa. La actualidad es el antónimo de la historia y el periodismo un género de ficción.

De vez en cuando se dirige a mí alguien con la pepla de que le gustaría ser amigo mío. Soy, a fuer de sincero, antipático. Una de dos: o no respondo o le digo:

-Pero eso no le autoriza a pensar que yo quiera ser amigo suyo…

Sincronía: llaman en este momento a la puerta de la casa en cuyo patio escribo. Alguien, desoyendo mis instrucciones, le permite que asome la gaita, coronada por un casco de ciclista, y me tienda la mano. Es un intruso que pasaba por delante y que también hace caso omiso de lo que reza un azulejo colgado de la jamba de esa puerta: Visita no acordada, visita no deseada.

Pues ni por ésas. Un inglés o un japonés nunca lo harían, pero esto es Vandalia. La mala educación cunde.

Lo saludo con sequedad, le digo que estoy escribiendo y lo despacho con cara de pocos amigos.

He conocido ya a lo largo de la vida a cuantas personas deseaba conocer. Ese cupo está cerrado.

He dicho ya a lo largo de la vida cuanto deseaba decir. Selle el silencio mis labios. Nada deseo añadir.

He escuchado ya a lo largo de la vida cuanto deseaba escuchar. Mis oídos también están sellados.

Aún no he escrito del todo lo que quería escribir. Seguiré haciéndolo, pero no para que me lean. Eso no es asunto mío, sino de quienes lo hagan, si es que lo hacen. Escribiría, si tuviese aliento, incluso en una isla desierta, porque mis libros no quieren comunicar, sino expresar.

Nunca he entrado en twitter ni en ninguna otra corrala de igual jaez. No me busquen en ellas. Den por seguro, si mi firma aparece, que es la de un impostor. Tampoco me interesa saber lo que ese miserable dice. ¿Denunciarlo? ¡Venga, venga! ¡Qué más da!

Dicen que quien no repica en las redes sociales está firmando su condena a la invisibilidad. ¡Ojalá fuese cierto! Siempre he soñado con ser invisible.

Castilfrío es para mí lo que Romagnola fue para Hesse. Aquel Demián, aquel Lobo Estepario, aquel Sidharta, aquel Narciso, aquel Godmundo, aquel Magister ludi, clavó en la puerta de su casa un cartel en el que se leía el verso que un poeta chino había escrito muchas centurias atrás:

“El anciano ha visto ya del mundo más de cuanto hubiese deseado. / Conoce a los hombres y no desea especialmente su trato. / Si me preguntáis donde está os diré que salió temprano esta mañana. / Marchó a recoger hierbas en el bosque y lo vi perderse entre las brumas de la montaña”.

Disconnecting people, por favor, al menos en lo que a mí respecta.

Chao.

Publicado en Dragolandia, elmundo.es, 19 agosto 2012


Publicado en: ...el 07 Enero 2013 @ 11:18 Comentarios (5)

5 comentarios

  1. A 07 Enero 2013 @ 16:03 pivodi dijo:

    Las verdaderas conexiones son las de la sangre, no las de la tecnología, las que conectan a padres con hijos, con hermanos, nietos, primos, y sobre todo con abuelos, bisabuelos, tatarabuelos. Son las conexiones que hacen los que somos, las que… bueno, las que forman las familias. Y como la pareja hay que buscarla mas allá, fuera de la familia, se forman los pueblos, las naciones, en fin.

    Las conexiones tecnológicas nos aíslan, nos cercan en nuestra comunicación, en nuestra mente, quizás sea en estas prisiones tecnológicas donde se fragua el incesto, la endogamia, vete tu a saber…

    Las prisiones de la actualidad desmarcada de la linea historia, enclaustrada en, como dice su articulo, la exclusiva periodística que lleva fraguándose decenas de años ¿que digo decenas? cientos de años.

    Siempre es igual, un saludo

  2. A 07 Enero 2013 @ 16:54 lagai dijo:

    pues nada “pierdete” en oriente, o si prefirieses en poniente y deja de dar la “chapa” y no te preocupes a un montón de gente lo que nos preocuparía es tener tu amistad

  3. A 07 Enero 2013 @ 17:39 Dragón humeante dijo:

    Hoy tenías el día bajo, eh.

    Dices que ya has escuchado, conocido, etc., pero mañana te vendrán otra vez las ansias de todo eso, hijo de LOL, porque necesitarás inspiración para escribir.

    ¿No te gusta sentir el amor de la gente? pues dame a mí un poco, si es que te sobra…

    Ah, y pretendes que nos creamos que no entras en tu propia web, eso lo dicen todos. Pero bueno, contigo todo puede ser.

    Salut!

  4. A 07 Enero 2013 @ 22:41 C. Taramelli dijo:

    Pues yo te creo a ratos, verás… nunca es suficiente si nos referimos a viajar o a conocer, si nor referimos a vivir. Eso, Fernando, lo aprendí en parte contigo o de tí (me es igual). Si entras o no en tu web o escribes o no diréctamente o no este foro, tanto da también… cierto es, sin embargo, que no te veo leyéndola ni escribiéndolo. Lo de inadmitir el contínuo asedio a tu casa o vivir bayo el último yugo de la humanidad (el móvil), si tienes elección, ¡¡ole tú!!. Es inadmisible la falta de educación de ese señor o señora que te llama (puerta o móvil, es igual), creyendote en la obligación de atenderle amablemente, ello por muy Dragó que pueda ser uno…

    Una última mención para quien entra en el Blog de alguien a quien detesta para decirle que le detesta o ponerlo a parir… en este País, lo que sobra es mala uva y lo que falta es educación…

    Un saludo.

  5. A 07 Enero 2013 @ 23:50 Indignado dijo:

    Yo creo que Dragó tiene una bipolaridad suave, una ciclotimia. Lejos de ser algo negativo es tremendamente positivo en un escritor. Eso explicaría también algunas contradicciones. Dicho esto desde el máximo respeto.
    En cuanto a si entra aquí, yo creo que sí. Lo que pasa es que decir que no es una manera de protegerse, de mantener la salud mental, porque si tiene que hacer caso a todos los comentarios, buf. Y hace bien. Pero yo creo que sí que entra porque Dragó es un tipo bastante, como decirlo, egocéntrico, lo cual no es malo -conócete a ti mismo- si no te olvidas de los demás.