EL LOBO FEROZ: Furgón de cola

¿Luz al final del túnel o farolillo rojo del viaje a ninguna parte? Siempre se ha dicho que España perdió hace mucho el tren de la historia. Lo decían los liberales, los afrancesados, los regeneracionistas e incluso, entre dientes, los patriotas, los de las caenas y los trabucaires de patilla de hacha. A todos, por cierto, los ha sacado de la fosa no común donde yacían y los ha puesto otra vez de moda la moda del 2 de mayo. De moda está asimismo decir —lo dicen las tres Españas: la del PSOE, la del PP y la de los chalés adosados— que ya no somos los últimos, sino al revés. El mundo se mira en nosotros, nos admira, nos envidia y nos imita. Ya no vamos, nos aseguran, en el pescante del tren de los hermanos Marx en el oeste, sino en el hocico aerodinámico de la locomotora del AVE. Se acabó eso de viajar sin billete sobre el parachoques trasero del convoy. Ahora lo hacemos en Club y somos el maquinista de la General.

¿Es cosa del ayer el pesimismo del 98 y aciertan, en cambio, los horterillas del gobierno, la oposición, la construcción y la televisión al proclamar, como lo hacía Pangloss y lo hace Zapatero, que vivimos en la mejor de las Españas posibles?

Soy de condición escéptica. Sólo creo en lo que veo. Me pongo los quevedos de Quevedo para mirar los muros de la patria mía y no hallo cosa en que posar los ojos que me mueva al optimismo. España sigue, como siempre, en el furgón de cola, cuando no parada en el andén viendo pasar los trenes, y va de mal en peor, digan lo que digan Zapatero y sus porqueros. Somos palurdos con ínfulas de nuevos ricos y alpargatas de plomo. Llegaremos, arrastrándolas, a la Stazione Termini del futuro cuando el futuro sea cosa del pasado. ¿Stazione Termini? Sí. No vamos solos: Italia corre pareja. Triste consuelo.

Telebasura, sequía, inmigración, alianza de civilizaciones, informe Pisa, mafiosos, pandilleros, puterío, atracos, subvenciones, botellones, relativismo moral y cultural, sinvergonzonería, burocracia, parálisis de la justicia, paro, malversación, inflación, recesión… Vale, vale. Basta y sobra con eso para justificar el pesimismo, pero hay más y peor en lo que a nuestro desalojo del tren de la historia se refiere. Ya lo han dicho muchos, y hasta un extraterrestre sin ojos lo vería: la izquierda está en trance de extinción. Sarkozy, Angela Merkel, Berlusconi, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, la Hélade… Y ahora, el laborismo británico, que de izquierda, por cierto, ya tenía poco. Lo de Gordon Brown ha sido el golpe de gracia. Portugal está al caer. Sólo España sigue erre que erre, mientras Zapatero, el último adalid, sordo y ciego, pero no mudo, se engalla, hace de la necesidad necedad, crea una superfundación de pensamiento socialista —contradicción in términis— y asegura que ese secarral sin trasvases será, Urbi et Orbi, el Vaticano de la izquierda. Cierto. Lo será. Otro no hay. El mundo se mueve, los parias de la tierra se espabilan, la evidencia se impone y España sigue donde siempre ha estado. ¿Quién da la vez?

Publicado en: ...el 23 Mayo 2008 @ 12:15 Comentarios desactivados

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