Por quién doblan los clarines
Padilla, José Tomás y El Juli
Hoy torean Tomás, El Juli y Padilla en Badajoz. Allí estaré. Pego ahora en este álbum, como introito, dos estampas paralelas.
Hemingway, que amaba a los gatos tanto como los amo yo, tuvo que rematar en cierta ocasión, por misericordia, a uno. Treinta y cinco llegó a tener. No sé si fue en Finca Vigía o en otro sitio donde se produjo el episodio al que aludo. Cruzó el minino la calle y fue atropellado por un camión que le rompió las patas delanteras. Hemingway empuñó un revólver y con los ojos nublados por las lágrimas puso fin al sufrimiento del gato. En el instante de disparar, con el cañón del arma apoyado en la sien, el animal herido ronroneaba. Ese sonido es la banda sonora de la paz. Su dueño, que había estado en cien guerras, había participado en otras tantas cacerías y había visto morir a muchos hombres, dejó dicho que aquel sacrificio fue el momento más doloroso de su vida. En la mía lo ha sido la muerte de otro gato: Soseki.
Segunda estampa… 2012, Feria de san Isidro. Javier Castaño, con la montera puesta durante el último tercio, como antes se estilaba, lucha con un toro de Carriquirri y le da la lidia justa, certera, firme, con temple, mando, valor y sentimiento de faena antigua. No es vistosa, y el presidente desoye la petición de los pañuelos, pero es la que el animal requiere. Deja Javier una estocada. El toro necesita descabello. El torero empuña el verduguillo y se acerca a su adversario. Éste humilla, pero aguanta. Tic-tac, tic-tac. Omnes vulnerant. Los dos héroes se miran. El matador se quita la montera y, en gesto de homenaje a la bravura, la pone bajo el morro del vencido, que lo acerca y la lame con suavidad, amistad y bondad. Acaso ronronea. Es el beso de la muerte y, a la vez, otro homenaje: el que rinde el toro a la bravura del vencedor. Así Aquiles y Héctor frente a los tendidos de los aqueos y los troyanos. Yo, con las mismas lágrimas con las que Hemingway honró a su gato, contemplo –tic-tac, tic-tac… Postuma necat– la ternura y la hondura de la imagen. Cae, al fin, el astado y por él doblan los clarines de ese sacramento de extremaunción al que llaman tauromaquia.
El toro bravo es una deidad. Sus ojos nos dicen: “Mira que te mira Dios, / mira que te está mirando, / mira que vas a morir, / mira que no sabes cuándo”. La corrida nos enseña a hacerlo con arrojo y dignidad. Por eso existe. Por eso subsiste. Por eso no debe desaparecer. Que Dios reparta suerte esta tarde en Badajoz.
Publicado en la sección “El lobo feroz”, El Mundo, 25 junio 2012
Habla de su libro dedicado a Soseki, para mi de lo mejor, poesia, y añado las memorias de Esos dias azules, y esa manera tan íntima de describir la niñez de los años cuarenta.Habla del toreo, y dice que es lo único que nos queda como lazo de unión en esta pobre España.Pocas cosas en este mundo tan artificial y mentiroso, como un señor, con una espada y un trapo, enfrentándose a un animal de seiscientos kilos.
Buenas noches,
Tengo 24 años y no me han educado en la tradición taurina pese a que mi abuelo materno es un gran fan de los toros. Sigo sin entender por qué esa pasión por las corridas de toros. ¿Por qué criticar el seguimiento de deportes como el fútbol u otros y sí seguir los toros? Yo simplemente veo la matanza de un animal inocente.
En cuanto a las referencias a Dios, creía que eras panteista o algo similar. ¿Me equivoco?
Que conste que no es una crítica destructiva. Me gustaría ser respondido, pura curiosidad. Llevo unos días tirando de entrevistas tuyas y leyendo artículos por Internet sobre ti: un tío muy interesante!
¿Se crea algún tipo de karma del torero que mata lentamente al toro, inflingiéndole sufrimiento, para él poder enriquecerse y vanagloriarse? ¿Los toros tienen alma, es decir, un alma que puede evolucionar a un ser más complejo en el futuro? ¿Tiene dolor fisico un toro? ¿Es consciente un toro que está siendo toreado, de que va a morir?
Si el futbol es de borregos, el toreo es algo peor: de bárbaros.