La gran putada

pitada putada calderon himno nacional

La vocal u, en francés, se pronuncia, más o menos, como nuestra i. Esa particularidad fonética da pie a la anfibología del título de esta columna. Putada vale por pitada, y viceversa.

Circula por la Red un vídeo estremecedor. Su protagonista es la capital de Eurabia. Olvídense de Hemingway y de Bogart. Ya no nos queda ni París, que dejó de ser una fiesta. La Ville Lumière es ahora Casablanca.

1 de mayo, plaza del Trocadero, último mitin de Sarkozy… Una marea de banderas tricolores –las de la República– ponen los puntos sobre todas las íes de la inmensa multitud. Impresiona ver esa imagen. Los enfants de la patrie convierten el acto en jour de gloire. La imponente explanada es polícroma pradera de flores azules, blancas y rojas.

6 de mayo, plaza de la Bastilla… Hollande celebra su ascenso a la presidencia de Al-Francia en similar loor de multitud. Hay también banderas, pero son distintas a las del Trocadero. Francesas, casi ninguna. También impresiona ver esa imagen. El soberbio escenario es promiscua batahola de hoces y martillos, medias lunas en cuarto creciente (¡y tan creciente!) y flámulas de inmigrantes. Son de Senegal, Mali, Mauritania, Camerún, Costa de Marfil, Chile, Perú, Marruecos, Argelia, Egipto, Túnez, Siria, Palestina, Líbano… Un grupo de mujeres enlutadas y arropadas en velos y chadores agita una solitaria y mohína bandera tricolor a dos pasos del nuevo conde don Julián. Éste, seráfico, sonríe y saluda a lo que la letra de la Marsellesa calificaba de “falanges mercenarias, tropas extranjeras y traidores reyes conjurados que vienen hacia aquí para degollar a nuestros hijos y mujeres”. ¿Quién es el traidor? ¿Por qué sonreirá? ¿Se trocará su sonrisa en lágrima de Boabdil? ¿Desaparecerá como don Rodrigo en lo que es hoy desembarcadero de pateras? ¿Será Marine Le Pen quien lo apuntille dentro de cinco años con la espada de la pulzella d’Orléans?

Allá ellos. Los franceses, digo. Vengámonos al sur de los Pirineos, ese lugar donde comienza África desde que Carlos Martel trazó la línea carolingia en Poitiers, Roldán tocó el olifante en Roncesvalles y Europa gritó ¡no pasarán!

25 de mayo, Vicente Calderón… Paralelismos: la gran pitada, la gran putada. Banderas, bandos y banderías. No sólo fútbol. Vuelven las tribus, los taifas y los cantones. Los insultos nunca se han ido. ¿Esperanza filla de puta y puta alaba? Un oxímoron. Cree el ladrón… Es curioso que puta se diga igual en las tres lenguas de Futbolia.

Publicado en la sección “El lobo feroz”, El Mundo, 28 mayo 2012


Publicado en: ...el 15 Diciembre 2012 @ 18:42 Comentarios desactivados

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