Pacto de sangre

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Naoko y Akela

Akela cumple hoy tres meses.

Llevo cosa de una semana sin colgar una línea en este dazibao. Discúlpeme el lector. Tenía que entregar al editor (Temas de Hoy) mi trigésimo séptimo libro: Pacto de sangre. Ya lo he hecho.

No es obra de lobo feroz, sino de lobito bueno. Trata de cómo vino al mundo mi hijo Akela, de lo que ese advenimiento supuso para mí y de los consejos que doy al recién llegado, por si yo me muero cuando él sea niño, para cabalgar con honor, valor y destreza el tigre de la vida.

Mi hija Ayanta, en pliego aparte, ha escrito la segunda parte de ese libro, pero en ella no se dirige a su hermano, sino a mí. Es una Carta al Padre, aunque no sé si lleva ese título, porque la terminó anoche y aún no la he leído. Ella tampoco conoce mi texto.

Todavía estamos dando vueltas al subtítulo de la obra completa… ¿Vidas cruzadas? Ése es el que nosotros proponemos. La opinión de Belen López, directora de la editorial, también cuenta. Veremos.

En las espléndidas fotos que hoy ilustran Dragolandia, y que son obra de la no menos espléndida fotógrafa Nines Mínguez, se cruzan tres de esas vidas. Falto yo.

La botadura del libro será en marzo, con su proa orientada hacia el Día del Padre.

Lo bautizaremos estrellando en el casco de su portada una botella de Mumm. Ésa es la primera palabra que pronunciará Akela. Estoy enseñándosela. Es, fonéticamente, más fácil que decir mamá.

Cuando mi hijo tenga dieciocho años, pues no quiero contravenir la ley, le regalaré su primera botella de champán y nos la beberemos alrededor de una tarta de chocolate muy negro con velitas (o sin ellas… ¡Qué más da!) salpimentada con cannabis. Para entonces, a imitación de lo que ya sucede en Washington y en otros diecisiete estados del Imperio, esa sustancia será de curso legal.

Invitaré al festejo a todas las novias de Akela, pero con dos condiciones: que tengan dieciocho años, no vaya a ser que llegue la policía, y que vengan con minifalda y zapatos de tacón.

Y si por fin aparece la poli, porque algún vecino nos denuncia, tranquilos todos… Los invitaré a una copa de Mumm y a un buen pedazo de tarta. ¡Seguro que se ponen muy contentos, tiran la gorra al aire y sacan a bailar a las novias de mi hijo!

A las mías, ni tocarlas.

Al vecino, qué diablos, también lo invitaré.

Ayanta y Akela

Cabe la posibilidad de que el organizador de la fiesta, que entonces tendrá la friolera de noventa y tres años, no pueda hacer los honores de la misma por razones de fuerza mayor… Muy mayor. Más, imposible.

Tampoco eso importa. Lo veré todo desde el cielo, porque pienso ir a él, y si andan por allí mis antiguas novias, conyugales o no, también las invitaré a la fiesta. Lo vamos a pasar de rechupete, con todos los ángeles y angelesas bailando rock al son de las arpas.

Las arpías, al infierno. Y los arponeros, también.

Naoko, además, se ocupará de que no falte de nada.

¡Happy birthday, Akela! Espero que seas tan políticamente incorrecto como lo fue tu padre.

Libre te quiero, lobito.

Sólo eso.

Publicado en Dragolandia, elmundo.es, 17 diciembre 2012


Publicado en: ...el 17 Diciembre 2012 @ 04:19 Comentarios (3)

3 comentarios

  1. A 17 Diciembre 2012 @ 17:56 Er Manué dijo:

    Dragó, tú no vas a ir al Cielo porque eres muy mala persona. Y, además, eres seguidor del satanista Alistair Crowley. No sería raro que hubieras participado en alguna misa negra.

    La prueba de lo mala persona que eres es que quieres darle hachís a tu propio hijo. Supongo que sabes que a los adolescentes les puede producir paranoia y brotes esquizofrénicos. Y aún así le quieres meter cannabis en la tarta de cumpleaños.
    Hace falta ser retorcido y malo.

  2. A 17 Diciembre 2012 @ 17:59 Er Manué dijo:

    Dragó, tú no eres “políticamente incorrecto”. Tú eres idiota.

  3. A 21 Diciembre 2012 @ 19:42 marta dijo:

    Todos mi respeto y enhorabuena al padre que muestra una sensibilidad y un cariño hacia su hijo con un sentido del humor e ironía que ya quisieran aprender muchos padres.Pero eso no se enseña ,se aprende como persona ,no todos son personas hay animalillos que solo ladran .Los anteriores comentaristas muestran “los maravillosos padres “que serian enseñando a sus hijos a insultar y a no respetar la libertad de cada persona y a juzgar que es bueno o malo.
    Señores ya le gustaría a ustedes tener la conciencia limpia y lucida del escritor y excelente persona Señor Drago.