DRAGOLANDIA: De Henry Miller a Henry Miller pasando por Kundera


Henry Miller en una foto de archivo

Ésa ―la del título― es la Larga Marcha que anuncié, emprendí y no terminé en la anterior entrega de este blog.

Mis zapatos andan ya por España, pero mi espíritu y mi corazón deambulan aún por California. Aquello es una sucursal del paraíso. No lo sabía. Me he llevado una sorpresa. Son muchos los escritores, pintores, actores y artistas de toda índole que se han refugiado allí. Por algo será. Instálese, si puede, en la costa que va desde San Francisco hasta Los Ángeles y desde Los Ángeles hasta San Diego quien aspire a vivir en el Parnaso.

Mencionaba yo el otro día Big Sur ―naturaleza en estado puro: hay un puma cada tres mil metros cuadrados― y, en él, acurrucada entre los riscos, los bosques y los acantilados, la Henry Miller Library, que es lugar de culto y de cultura. En su verja de acceso campean tres frases del escritor que pecó mucho y por ese camino, el de la virtuosa lujuria, el tantra y la mano izquierda, acabó convertido en santo. Las transcribo:

Interésate por la vida tal como ésta surge ante tus ojos. La gente, las cosas, la literatura, la música… ¡El mundo es tan rico! Palpita con sus tesoros.

Todo lo que hago brota de la pura alegría. Doy mis frutos como un árbol maduro. Lo que el lector o el crítico hagan con ellos no es de mi incumbencia.

Fue aquí, en Big Sur, donde aprendí a decir Amén.

Santidad ―lo reitero― y sabiduría. La una no existe sin la otra, la otra o existe sin la una. Sobran los comentarios.

Y ahora, Milan Kundera. He leído La insoportable levedad del ser ―no lo hice cuando apareció― mientras recorría Arizona. Subrayo y cito aquí, in extenso (pero estamos en plena Feria del Libro madrileña y eso me sirve de disculpa), dos de sus párrafos. Sobra añadir que los hago míos. Aquí están:

«Desde la época de la Revolución francesa la mitad de Europa se denomina izquierda mientras la otra mitad se llama derecha. Es casi imposible definir la una o la otra a partir de algún tipo de principios teóricos en los que se apoyen. Eso no es nada extraño: los movimientos políticos no se basan en posiciones racionales, sino en intuiciones, imágenes, palabras, arquetipos, que en conjunto forman tal o cual kitsch político. La idea de la Gran Marcha, por la que se deja embriagar Franz, es el kitsch político que une a las personas de izquierdas de todas las épocas y corrientes. La Gran Marcha es ese hermoso camino hacia delante, el camino hacia la fraternidad, la igualdad, la justicia, la felicidad y aún más allá, a través de todos los obstáculos, porque ha de haber obstáculos si la marcha debe ser una Gran Marcha.

»¿Dictadura del proletariado o democracia? ¿Rechazo a la sociedad de consumo o incremento de la producción? ¿Guillotina o supresión de la pena de muerte? Eso no tiene la menor importancia. Lo que hace del hombre de izquierdas un hombre de izquierdas no es tal o cual teoría, sino su capacidad de de convertir cualquier teoría en parte del kitsch llamado Gran Marcha hacia delante.

»[…]

»Franz tuvo de pronto la impresión de que la Gran Marcha había llegado a su fin. Alrededor de Europa se cierran las fronteras del silencio, y el espacio por el que transcurre la Gran Marcha no es más que un pequeño podio en medio del planeta. Las masas que antes se apretujaban alrededor del podio hace tiempo ya que se han vuelto de espaldas, y la Gran Marcha continúa a solas y sin espectadores. Si, piensa Franz, la Gran Marcha continúa, a pesar del desinterés del mundo, pero se vuelve nerviosa y febril, ayer contra los norteamericanos que ocupaban Vietnam, hoy contra Vietnam que ocupa Camboya, ayer a favor de Israel, hoy a favor de los palestinos, ayer a favor de Cuba, mañana contra Cuba y siempre contra Norteamérica, siempre contra las masacres y siempre en apoyo de otras masacres, Europa marcha para no perder el ritmo de los acontecimientos y que ninguno se le escape, su paso se hace cada vez más rápido, de modo que la Gran Marcha es una marcha de gentes que dan saltos, que tienen prisa y el escenario es cada vez menor, hasta que un día se convierta en un mero punto sin dimensiones.»

Queda así justificado el título de la anterior entrega de mi blog.

Publicado en: ...el 05 Junio 2008 @ 20:02 Comentarios (1)

One Comment

  1. A 18 Noviembre 2010 @ 20:03 elides dijo:

    Es tan interesante lo de Kundera !!! Todo su libro, el diccionario, la levedad y la pesadez,la libertad.Lo leo por 3º vez y no se agota. Buscaba datos sobre esa Gran Marcha que él menciona y encontre tu blog.Te seguire. Suerte y salud desde Mendoza argentina