Jugar a los chinos
Ángel Fang, dueño de una inmobiliaria: “Prefiero no contratar españoles. De cada veinte días vienen dieciocho. Se quejan mucho. Antes podía encontrarle un sentido, pero ahora, con la crisis, no entiendo por qué no quieren trabajar. El chino cuando deja un trabajo, coge otro y ya está. Siempre hay trabajo que hacer para el que quiere hacerlo (…) Yo, con diez años, ya iba con mi padre a todos lados, aprendiendo cómo ganar dinero. Mis amigos se quedaban en casa jugando con el ordenador”. Lucía (nombre falso), empresaria china: “Trabajo desde las siete de la mañana hasta las doce de la noche. Los fines de semana también echo ocho horas. Cuando los españoles me preguntan por qué los chinos ganan dinero, les explico esto. Mis compañeros de colegio españoles se dedican a salir de fiesta y a beber. Nosotros trabajamos y trabajamos (…) Los españoles son alegres, pero se cogen un mes de vacaciones cada año. Los chinos no podemos pasar tanto tiempo sin hacer nada (…) España es un país bonito y la gente es educada, pero no se trabaja bien. Todo el día con cafecitos y cervecitas saliendo por ahí. El dinero que hay es porque vienen turistas y porque Europa ayuda (…) A mi tienda vienen chicos y chicas borrachos todas las noches. ¿Por qué sus padres les permiten eso? ¿No es normal que el país esté en crisis y tenga problemas con gente joven así de loca? Sólo quieren divertirse. Por eso mis hijos irán a China a estudiar o a trabajar cuando terminen el colegio aquí. Tengo miedo a que se acaben convirtiendo en españoles”. Han Mo, dos másters en la Complutense: “Los españoles, para hacerse amigos tuyos, necesitan salir de fiesta contigo. Pero a los asiáticos no nos gusta ir de fiesta. ¿Pasar horas en un bar hasta las tantas de la mañana. La música está muy alta y no se puede hablar. ¿Por qué lo hacen los españoles? Los chinos quedamos a cenar a las seis de la tarde y luego nos vamos a dormir o planeamos excursiones, juegos, hacemos deporte… Nos divertimos con esas cosas. Pero claro, si me llamas a las once de la noche para quedar, yo ya he cenado, me he bañado y estoy pensando en irme a dormir. ¡A esas horas no quiero salir de casa!”.
Una pregunta: ¿había chinos en el Madrid Arena?
Y otra: ¿qué tal si tomáramos ejemplo?
Todo esto, y mucho más, en un libro del periodista Ángel Villarino: ¿Dónde van los chinos cuando mueren? (Debate). Excelente.
Publicado en la sección “El lobo feroz”, El Mundo, 17 diciembre 2012
Claro como el agua Fernando. Chapeau.
Lumbrera, aplícate el cuento.
Deja la empresa pública, donde, al parecer, tan bien se vive (y se cobra, particularmente gente como tú, sin que el cobro tenga relación con la ley de la oferta y la demanda) y búscate empleo en una empresa china donde te tengan currando 20 horas al día por un salario de mierda hasta los 100 años.
¡Ay! que bien se pontifica desde la comodidad.
Tu sesuda conclusión viene a ser la siguiente: “cuando gobernaban los progres, el paro era culpa de los progres y ahora que gobierna la gente de órden el paro es culpa de los parados, que no quieren trabajar”.
Tu te has creído que la gente es gilipollas.
Y más tonterías: ¿acaso en Alemania, en Reino Unido, en Francia… la gente sólo trabaja y trabaja y no se toma sus jarras de cerveza, sus pintas y sus botellas de vino? ¿es sólo en España donde la gente se toma sus cañitas y sus cafelitos?
Cada día estás más demenciado.
Que mal gusto mencionando el Madrid Arena, lumbrera.
Sigue asi “manue”,aqui tienes un fan.No apoyo el linchamiento publico de drago,porque las palmara dentro de poco y seria ser de hijoputa como el,pero gente como tu es la que necesitamos,que se cachondee del lumbreras.
no se puede ser más “simplón”, vives en un mundo de topizcazos; chinos trabajadores, alemanes eficientes, españoles tocándose los huevos a todas horas…¡bueno! en realidad no todos los españoles se tocan los huevos hay uno que tiene tiempo para trabajar, para viajar a Asia, para fumarse sus “porritos” de maría, para dar lecciones vitales a diestro y siniestro, para leer, para hacer televisión, para apoyar a sus “compis” neoliberales, para defender a España de tanto “joputa” separatista, para ir de ácrata, para ir a los toros, para inventar términos dignos del libro gordo de petete,para recomendar libros….
En fin, los chinos a tu lado son unos putos parasitos, ¡ya ves! depende con quien te compares, así saldrá tu retrato, por eso el dicho de “todas las comparaciones resultan odiosas”. Esta claro que ante un tío tan trabajador, tan culto, tan inteligente, tan por encima del vulgo,que cree que en el mundo esta partido en dos mitades; una en la banqueros, políticos liberales, empresarios, escritores cultísimos y por supuesto Espe, siempre Espe, nos solucionan la vida y velan porque no nos descarriemos y otra en la que entramos el resto de piojosos; peones vagos y malolientes, sindicalistas barbudos y manipuladores,perroflautas, independentistas y por supuesto Zapatero, siempre zapatero cargamos con la culpa y el peso de esta España tan…..¿sigue tú que eres especialista en epitetos estúpidos y malintencionados
Yo no se como es que todavía hay gente que sigue haciéndole caso al propietario de este blog. Dragó es un tipo que parece tener un terror paralizante ante la posibilidad de que no se hable de él. Entrevista a escritores para torcer la conversación hacia si mismo, acude a cuantas tertulias y entrevistas puedan estar interesadas en cualquier cosa que diga o bien escribe librillos sobre temas tan interesantes como su gato, conversaciones consigo mismo y si no lo consigue nos deleita a todos con alguna burrada como esta o como la de las japonesas de 12 años para escandalizarnos y dárselas de chico irreverente.
Por el amor de Dios, no se como es que nadie se ha dado cuenta de que la única traducción posible de todo lo que sale de la boca, pluma y teclado de este hombre es la de “¡miradme miradme, soy un punki antitodo!”.
Seguid haciéndole caso, seguid haciendo corrillo, que mientras vosotros creáis estar llevándolo a la hoguera él, en su retorcida mente, creerá estar subido a vuestros hombros y saliendo de la Monumental por la puerta grande. Seguid alimentando sus ganas de polémica para que lo inviten a 80 programitas más de la tele para soltar sus tonterías y que luego tengamos que ver cómo se ríe de nosotros desde las portadas de sus libros, omnipresentes en cada librería después de que suelta alguna de sus niñaterías.
Señor Dragó, sus pretendidas bombas atómicas ya nos aburren, ha conseguido que hagamos callo en los oídos de tanto ninismo ridículo y cada vez le ríen menos las gracias.
Siento que tenga que ser yo el que se lo diga pero cuanto antes lo asuma su marginalidad se hará más llevadera.
Atentamente.