La España eterna (1)

fe_nacional espana galdos

Me envían los amigos de la excelente editorial Rey Lear una antología de fragmentos de Galdós. Título: La fe nacional y otros escritos sobre España.

Lo abro al azar, por la página 69, y me doy de narices con el siguiente texto, fechado en 1912…

“Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos… Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria (…) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos (…) La España que aspira a un cambio radica y violento de la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis étnica, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental”.

¿Les suena?

Han pasado cien años. Sin novedad en el frente. ¡Tanto cambio, tanto cambio, tanta y tanta democracia, para que todo siga igual! El sobrino del Príncipe de Salina tenía razón.

Apaguemos la luz, salgamos de puntillas…

Ubi bene, ibi patria.

Publicado en Dragolandia, elmundo.es, 2 febrero 2013


Publicado en: ...el 02 Febrero 2013 @ 11:48 Comentarios (4)

4 comentarios

  1. A 02 Febrero 2013 @ 15:17 pivodi dijo:

    Gran cronista Perez Galdós, cien años nos contemplan, como decía aquel, cien años son nada. No hay en la Historia un español que, para bien o para mal, no halla dado una lección al mundo, es algo innato que va en los genes, en el sí mismo de la esencia de España.

    La apariencia, que no la esencia, del bipartidismo del que habla Galdós y del que en nuestro tiempo disfrutamos es, como no puede ser de otra forma, la que rige el mundo del espectáculo: No me importa que hablen bien o mal de mi, lo importante es que hablen de mi. Por eso, y por mucho mas, el pueblo es ajeno a sus devaneos mediáticos, mudo. El significado de “y tu mas” es “ahora me toca a mí” por que en el juego de mediocres no es obligatorio jugar bien, basta con jugar mejor que el rival. Es algo que se aprende con la experiencia y que, como es sabido, genera la espiral de mediocridad que necesita para existir. Ese país envilecido por la mala vida y el mal ejemplo. El resultado en palabras de un comentarista a este articulo en otro medio es: “Mi vida es un erial, flor que toco se deshoja. Que en mi camino fatal alguien va sembrando el mal para que yo lo recoja”. Parece la letra de alguna canción protesta en que la culpa es de la sociedad, nunca de mi.

    En torno a los inventores de nuevos valores gira el mundo, gira de modo invisible. Sin embargo, en torno a los comediantes giran y se retuercen el pueblo y la fama; y así marcha el mundo. El culto al éxito (la incondicional sumisión a las mieles de la notoriedad), el culto al dinero (como único Dios verdadero) y a la competitividad, mediante la patraña esa de que cuanto más ambicioso, codicioso y egoísta sea mejor para mi, incluso tengo la coartada de que una “mano invisible” convertirá mi avaricia en beneficio para los demás sin que yo tenga que hacer nada para compensar a los otros, ni por supuesto tenga remordimientos… y así nos podríamos perder en retorica sofista por otros cien años mas.

  2. A 02 Febrero 2013 @ 15:21 pivodi dijo:

    Solamente puede uno sentirse orgulloso de su pueblo cuando ya no tenga que avergonzarse de ninguna de las clases sociales que lo forman. Pero cuando una mitad de él vive en, condiciones miserables e incluso se ha depravado, el cuadro es tan triste que no hay razón para sentir orgullo. El Estado es el recipiente; el pueblo es el contenido. El Estado tiene su razón de ser sólo cuando abarca y protege el contenido. El Estado no es un fin en sí mismo. La nación no es la simple suma de los individuos vivientes ni el instrumento de los fines de los partidos, sino un organismo que comprende la serie indefinida de las generaciones de las que los individuos son los elementos pasajeros, es la síntesis suprema de todos los valores materiales y espirituales del pueblo, por que todo es pueblo.

    El pueblo en un primer momento, tan sólo cuenta con su trabajo e innata capacidad de ingenio para salir adelante. El líder es la encarnación supraindividual de la Nación, el pueblo así se ve completado… (que con su ejemplo deberán guiar a la nación y ser complemento del pueblo) …las revoluciones expresan el hecho de que las élites son ineficaces.

    Bueno, otro comentarista de otro medio también dijo: “No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo”. Un saludo.

  3. A 02 Febrero 2013 @ 21:20 Acxhopijo dijo:

    ¿Qué opina de la corrupción de PP y Rajao? mójese de una vez!!! No, no lo hará, no dirá lo que piensa de la gentuza que juega a ser jefes y “gobernarnos”. NO dirá nada, porque está en juego el vil dinero. Que bajo has caido, Dragó.

  4. A 03 Febrero 2013 @ 19:32 Acxhopijo dijo:

    Los políticos no nos gobiernan, NOS PARASITAN Y NOS ENGAÑAN. NOS TOMAN POR TONTOS!