Morir habemus

Hamlet y la calavera invertidos

Hay días chungos, días borrosos y emborronados, días en los que las flores del mal abren sus pétalos en las cunetas del alma y difunden su ponzoña en todos los rincones de la conciencia.

Hoy es uno de ellos.

Decía Gil de Biedma, en verso repetido hasta la saciedad de la sociedad, que envejecer y morir es el único argumento de la obra. Si lo segundo es cierto, y lo es, poco importa lo primero.

¿Envejecer? Sea. ¿Morir? ¡Si no hay más remedio! Lo malo es no ser o ser lo que no se es. Quizá sea ése el único argumento de la vida.

Me pongo como ejemplo…

No me gusta ser varón, y lo soy.

No me gusta ser español, y lo soy.

No me gusta la pareja, y voy por la séptima relación conyugal.

No me gusta la paternidad, y estoy a punto de tener mi cuarto hijo.

No me gusta hablar, y lo hago a menudo en público, aunque rara vez en privado.

No me gusta que se hable de mí, y hablan.

No me gusta ser conocido, y lo soy.

No me gusta que me aborden por la calle, y lo hacen.

No me gusta que me saquen fotos, y me las sacan.

No me gusta salir en la tele, y salgo.

No me gusta hablar por la radio, y hablo.

No me gusta dar conferencias, y las doy.

No me gusta la docencia, y he sido profesor durante muchos años.

No me gusta tener dinero, y algo tengo.

No me gustan los bienes inmuebles, y tengo algunos.

No me gusta escribir este blog, y lo escribo.

No me gusta leer novelas, y las escribo.

No me interesa la política, y opino sobre ella.

Me gustaría escribir en inglés, y lo hago en español.

Me gustaría ser un gato, y no lo soy.

Me gustaría vivir oculto, y no hay manera.

Me gustaría ser un don nadie, y soy un don algo.

Me gustaría haber sido cartujo, y no lo fui.

Me gustaría ser monje de clausura, y no lo soy.

Me gustaría haber nacido en la prehistoria, y nací en el 36.

Me gustaría ser inmortal, y voy a morir.

La vida… ¡Qué fracaso!

Y, encima, cree la gente que siempre he hecho lo que me daba la gana.

Crisis exógena (la de España, la de Europa, la del mundo) y crisis endógena: la mía. Creo que fue Woody Allen (cuyas películas no suelo ver) quien dijo aquello de que Dios ha muerto, Marx también y él se encontraba pachucho.

¡Pues anda que yo!

To be or not to be? Lo segundo, lo segundo… That is el desenlace de la tragedia. La vida nunca transcurre bien y siempre termina mal.

Cosas así son, supongo, las que sólo deben susurrarse en la penumbra del confesonario, en el diván del psicólogo o en el trasportín del coach, pero yo no tengo cochero ni psicólogo ni confesor.

¿Quizá al oído de la mujer amada? ¿A mi edad?

-Hermano, morir habemus.

-Hermano, ya lo sabemos.

Publicado en Dragolandia, elmundo.es, 21 julio 2012


Publicado en: ...el 04 Febrero 2013 @ 11:52 Comentarios (4)

4 comentarios

  1. A 04 Febrero 2013 @ 13:10 pivodi dijo:

    La vida es dura y luego te mueres, toda vida es, per se, sufrimiento. Oh! nos es la muerte, es la vida que me mata! El final de un depresivo. El animus ama la vida. El anima busca la muerte. Sólo el desprecio a la muerte da la libertad.

    Un saludo, le deseo una buena muerte.

  2. A 05 Febrero 2013 @ 15:27 Acxhopijo dijo:

    Buen artículo.

    Dragó es un genio o un quejica de múltiples personalidades que luchan entre ellas. Posiblemente ambas cosas.

    ¿Sigue usted durmiendo en un ataud?

  3. A 06 Febrero 2013 @ 23:01 Mariano dijo:

    Nadie muere, ni tan siquiera, un minuto antes de su momento.

  4. A 10 Febrero 2013 @ 14:54 malanguila dijo:

    Hermano, pues ya estás tardando