Elixir (XII): Cafeína
¿Tengo algún secreto? Eso me preguntan muchos lectores aludiendo, por una parte, a mi avanzada edad y, por otra, a la profusa y, a veces, difusa actividad que despliego en no pocos frentes profesionales o vocacionales, consanguíneos todos, y en horizontes geográficos muy distintos y distantes entre sí.
Sí, claro, tengo mil secretos –los que poco a poco voy revelando aquí–, aunque de nada me servirían si no contara con el respaldo de una sólida estructura genética.
-Ya, ya, Dragó, pero déjese de vaguedades, porque una cosa es la salud y otra su energía de rabo lagartijero. Seguro que todas las mañanas se atiza usted algún estimulante…
-¡Vaya, hombre! Me ha pillado. Pues sí, le confieso que nada más despertarme tomo doscientos gramos de cafeína y alrededor de una hora después ya circulo por las curvas a toda mecha.
-¿Cafeína? ¡Querrá usted decir café!
-Pues no… Donde digo digo no digo Diego. Tomo cafeína made in USA, porque la que venden en España, en vez de espabilarme, me aturde.
-¿Y eso no es malo?
-Cuando me operaron de las coronarias pregunté al cardiólogo lo que usted acaba de preguntarme y me dijo: Mira, Fernando, nadie ha conseguido demostrar nunca que la cafeína tenga efectos nocivos. Cierto es que a algunas personas les sube la tensión o les provoca taquicardia, pero…
Le interrumpí. No era ni es mi caso. Efecto paradójico. Diría, incluso, que me baja la primera y no dispara la segunda. Acabo, una vez más, de comprobarlo. Son las 11 de la mañana. A las 8 tomé una pastilla de Nodoz –es mi marca preferida. La venden en todos los drugstores de Estados Unidos– y tengo en este preciso instante 123/70 de tensión y 62 pulsaciones.
Verdad es que acabo de acariciar la barriga de uno de mis cinco gatos, tendido junto al ordenador, y eso ayuda…Ya hablé aquí, en otra ocasión de ese milagro felino.
Publicado en La Razón, enero 2011
Buenos días, señor Dragó. Estaba viendo un vídeo de YouTube sobre la entrevista que realizo usted, señor Dragó, a Günter Grass, bueno, dice lo de siempre, pero me he fijado en la pipa que usa Günter Grass. Queda bien, le da un aire muy interesante, igual me compro una pipa de esas, para parecerme a él. Mi pipa y mi café, hablando de literatura, que imagen!, precioso. Si, me voy a comprar una pipa de esas. Bueno, ahí andaba yo cavilando sobre la pipa de Günter Grass y me he acordado de este su elixir. Que tal quedaría sustituir el café por una píldora de cafeína, de estas que habla usted, y la pipa puede bien ser sustituida por un parche de nicotina, no se. Parche de nicotina y pastilla de cafeína, es mas moderno. Me recuerda a una escena de una película que vi hace tiempo donde un espécimen humano, visionario, decía algo así: “Yo he visto el futuro ¿y sabéis lo que es? Es una virgen de 47 años con un pijama color beis que se toma un batido de pera y canta: soy una salchicha Oscar Mayer”, bueno. Quizás es demasiado moderno.
Por otro lado, ayer, mientras leía un texto literario me ocurrió una sincronicidad, le explico, por que también esta usted implicado en relación a uno de sus anteriores artículos, el titulado “La más inicua historia jamás contada”, en el hay una frase interesante, dice así: “Séneca y san Pablo tenían la misma edad. ¿Cómo pudo ser que triunfaran las ideas del loco”, bueno. El caso es que ayer en un texto leí esta otra frase: “La mayoría no quiere conocer la verdad: que habitan un gigantesco manicomio ideado y controlado por el Loco Supremo”, bueno. Esto me dejo un poco intrigado pues no se si la sincronicidad era para mi o para usted, pues yo solo soy el medio, el instrumento, el vinculo, el nexo.
En fin, millones de millones de paginas en internet y ninguna tiene nada interesante que leer, que paradoja.
Un saludo.
Pero te ha quedado, creo yo, una cosa importante sin aclarar: ¿Cual es la diferencia entre ingerir una pastilla de esas (los 200 gramos que dices, supongo) y tomarse un café solo, o dos, o tres, los que sean necesarios para alcanzar la dosis de cafeina ingerida via pastillas made in USA. Da la impresión de que la única diferencia es que el café es de pobres. Aunque bien puede ser que tenga efectos dañinos -el café- en la salud. Tiene sus detractores, aunque en esto no se ponen de acuerdo, pues también hay quién dice que es bueno para la salud. Vaya lio!