A nous la liberté!

calle preciados centro madrid

Uno de cada tres españoles, si las matemáticas no mienten, es tonto de remate. Así no hay modo de salir de la crisis.

Libertad de horario comercial en Madrid y su provincia. ¡Por fin! Llevo años, lustros, décadas, soñando con esa medida que lo es de puro sentido común.

Beneficia a todos: a quien vende y a quien compra, a quien busca trabajo y a quien aspira a no perder el que tiene, a quien vive en la ciudad y a quien la visita, al dueño del negocio y a sus dependientes, a quien curra de lunes a viernes y a quien no da golpe, a quien trasnocha y a quien madruga, al consumo (suponiendo que eso sea un beneficio) y a las arcas públicas, al hambriento y al sediento, al solitario, al promiscuo, al insomne, al caprichoso, al lujurioso, al enfermo, al que rebosa salud…

Da vidilla, de paso, a las calles y entorpece el trajín de los malhechores.

Estimula la economía, sanea el fisco y homologa el país (o la región) con lo que sucede en la mayor parte del mundo civilizado o por civilizar.

¿Qué derecho tienen los políticos y sus adláteres en lo concerniente a decidir a qué hora del día (o de la noche) y en qué días de la semana (o el mes) levanta el cierre o lo echa el dueño de un establecimiento comercial? Ese liberticidio clama al cielo. Una tienda, de puertas adentro, es propiedad privada o alquilada en la que el propietario o el arrendatario hace, sin molestar al vecino ni conculcar las normas de la convivencia, lo que le viene en gana. Imponerle lo contrario es como impedir que reciba en su domicilio fuera del horario laboral a un amigo, a un amante o al fontanero que viene a arreglar la cisterna del retrete.

Pues bien, y a eso iba… Este periódico preguntaba el otro día a sus lectores si estaban de acuerdo o no con la reforma del reglamento comercial a la que aludo. Resultado: uno de cada tres está en contra. Ese porcentaje a cuento de algo que la lógica más elemental respalda es como para salir corriendo. Épocas hubo en las que los comerciantes se negaban a admitir la evidencia de que peatonalizar las calles redunda en su beneficio. Ahora ya lo saben, pero siguen tropezando en la piedra del gremialismo. ¡Partida de cobardes! Así nunca saldremos de la crisis.

Publicado en Dragolandia, elmundo.es, 19 julio 2012


Publicado en: ...el 17 Febrero 2013 @ 17:32 Comentarios (4)

4 comentarios

  1. A 17 Febrero 2013 @ 20:49 pivodi dijo:

    Lo primero es lo primero: la crisis no se va a acabar nunca, es terminal, sistémica, en España y en Europa. Si lo prefiere, y a modo de consuelo, puede imaginar que lo mejor de la crisis es lo que hemos vivido hasta ahora, es decir: lo peor aun esta por venir.

    Lo segundo es que la posibilidad de realizar negocio en un espacio más amplio de tiempo, no aumenta el volumen del negocio sino que lo distribuye en el espacio de tiempo mayor, es decir, que a más amplio horario comercial las ventas serán las mismas, solo que más repartidas, ya que el volumen de negocio va determinado por el volumen de la demanda y el de la oferta, y siendo la oferta casi ilimitada, solo la demanda limita la cantidad. Más tiempo significa más despacio.

    Con respecto a la libertad de, de lo que sea, la libertad siempre es buena. Con respecto a la libertad de horarios pues que decirle, muy acertado su articulo, cargado de su personal retórica, me ha gustado. El Estado es como una ilusión compartida, como una religión. El estado como autoridad coercitiva sobre los demás, en vez de ser su apoyo y respaldo, se comporta como el matón de barrio que decide quien puede, y quien no puede, hacer negocio, o vender mercancías, o incluso, que se puede o no se puede hacer en casa propia.

    Como ya le dije anteriormente, el Estado no es un fin en sí mismo para la Nación, solo es, o debe de ser, un medio para el beneficio del pueblo. Si es malo, se comporta malamente, o simplemente, no ofrece mejora sobre su ausencia, es mejor no tenerlo. Para otros temas relacionados con la representación del pueblo, y llegados a este punto, el pueblo mismo puede hacerse cargo de sus asuntos sin intermediarios, es mas barato y… más democrático.

  2. A 18 Febrero 2013 @ 00:09 proeresio dijo:

    No estoy de acuerdo con usted, señor Dragó. La libertad de horarios sólo beneficia a las grandes superficies, que son las que pueden permitirse contratar al personal suficiente para cubrir todo el espectro horario.

    Se lo dice un liberal. El capitalismo se basa en la libre competencia. Esa ley que usted comenta, aparentemente la promueve. Pero sólo servirá para favorecer el monipolio u oligopolio y ahogar a los ya muy castigados pequeños comercios. Que son, dicho sea de paso, los que más cotizan para el estado (para todos) a diferencia de otros que sólo vienen a Madrid y a España para hacer saltar la banca.

  3. A 18 Febrero 2013 @ 00:12 proeresio dijo:

    Disculpe lo de “monipolio”, me ha salido un híbrido entre monopolio y monipodio. El inconsciente habla por sí solo.

  4. A 18 Febrero 2013 @ 00:23 Indignado dijo:

    Es decir: a trabajar como cabrones por cuatro duros, para que burgueses caprichosos como usted encuentren lo que buscan cuando lo buscan. Solo una palabra: NO