A mi gata muerta

dragó gato bufa
Dragó y Bufa (Propiedad de Guadalupe de la Vallina para Jot Down Magazine)

El poeta Alejandro López Andrada ha colgado en su blog lo que aquí transcribo

“No sé si hallaré las palabras suficientes para expresar lo que has dejado en mí durante los años que me has acompañado, centinela de los crepúsculos, caricia de músculo aéreo, círculo de paz girando a mi alrededor cuando llegaba cansado a la casa en las tardes de verano y tu presencia era la humanidad, la ternura felina que en el aire se hacía amor, la suave reverberación de la quietud sobre la que aleteaban los gorriones.

“Nunca será la Colina sin tus pasos el silvestre jardín perfumado de silencio donde la esquina del mundo se alargaba y, a veces, tocaba las barbas del Creador, la túnica alta y celeste de la Luz. Tú, gata dulce, Michu, conseguías levantar mi tristeza y alejarla entre las alas de los pájaros lentos que habitan la dehesa, esos que, a veces, jugaban con el viento escondido en la oscuridad de las encinas a las que tú subías muchas noches para tocar la luna y esconder un trocito de cuarzo dentro de tu lomo gris. No sabes cómo me duele, gata azul, que te hayas marchado, al final, sin despedirte, sin preguntarme si te necesitábamos, dejando el hueco insondable de tu ausencia clavado en el centro de nuestro corazón.

“Si, al menos, me hubieras dicho que te ibas, que estabas cansada de hollar el campo triste buscando ratones y erizos de cristal, yo te habría preparado un hueco algodonado aquí, en la inocencia blanda de mi pecho, donde hoy la amargura toca su tambor. Gata de los crepúsculos, sirena de las retamas besadas por el céfiro, domesticada jineta de vapor, hoy eres etérea, pura y esencial como la luz de la nieve en los cercados sembrados por la sonrisa del Creador. En tu ausencia he dejado un pedazo de mi espíritu, dos peces de mi alma, el lago de la luz donde ahora se baña mi desolación. Fueron tantas las horas que jugué con tu alegría que ni siquiera tu muerte puede arrancar las guirnaldas que adornan mi tristeza, porque en ella aún sigues paseando, siempre viva, como una princesa de aire luminoso bailando con los ratones transparentes que hay en el palacio de la eternidad.

“Seguiría hilvanando rincones de tu nombre, diminuto, aunque hondo, Michu, pero es tarde para cubrir el hueco de tu muerte con mis torpes palabras llenas de barrancos en los que no acaba jamás de oscurecer. Me duermo en tus ojos tiernos, transparentes, hilados por las adelfas y los lentiscos, en los que ya nunca faltará la luz licuada por el resplandor de mi dolor que, al recordarte, se hace gratitud, alameda con nieve, huerto de arco iris, lágrima custodiada por el sol.

“Hoy, esta tarde, cuando te encontré sin vida a los pies del asfalto, cerca de la puerta que conduce a la esquina del mundo, sentí un aire de claveles dormidos perforándome el espíritu y lloré como un niño al que han deshabitado y han arrojado en medio de un zarzal. Te cogí, sin embargo, y acunándote en mis brazos -tu cuerpo era un monte de acero- te dejé, ya era casi de noche, tendida entre los juncos para que esta noche bajen las estrellas con su altísimo aliento a rozar tu muerte blanca. Gata de los crepúsculos sagrados, mañana me acercaré y en una tumba cavada en la luz de la Esquina dejaré tus huesos pequeños, la cumbre de tu lomo, el círculo de tu cabeza matutina, para que mi dolor florezca limpio sobre el centeno de la primavera, cuando en la tierra, Michu, sea tu muerte la reverberación de esa alegría que, al amanecer, deja el silbo de los mirlos abriendo las puertas del campo hecho inocencia, lápida luminosa de tus huesos que en mí abren la espita de esa honda eternidad en la que algún día, sin duda, te hallaré.”

Alejandro López Andrada

dragó gato dami bufa Sé muy bien lo que es eso: el dolor y la esperanza que refleja tan hermoso texto. No en balde es su autor poeta de vocablo y venablo certeros.

Tengo setenta y seis años…

Teseo, el mayor de mis gatos, tiene ya cinco; Sensei, el hermanillo de Soseki, uno o dos menos; Bufanda y Damisela no llegan a tres. Son edades aproximadas. La mía, no.

No sé si soportaría la muerte de alguno de esos príncipes de la libertad, la dignidad, la inteligencia, el cariño y la elegancia. Con Soseki ya tuve bastante. Casi besé la lona. Se calcula en veinte años la edad que, si todo va bien, puede alcanzar un gato. Confío en morir yo antes de que su tránsito ocurra y en que sean ellos quienes se acurruquen contra mi cuerpo, aún caliente, monten guardia de eternidad alrededor de mi féretro y consuelen a mi mujer, a mis hijos, a mis nietos, a mis hermanos…

Y a los amigos que no hayan tomado la delantera en el salto al más allá. Ya van quedando pocos.

¿Se quiere igual a todo el mundo? Eso dice la gente a cuento de los hijos y de los padres, pero no es verdad. Depende, depende… Hay diferencias y preferencias. Son inevitables.

Todos mis gatos tienen cojín mullido en mi corazón, pero hay uno que, además, me ha sorbido el alma… Es el de la foto. Su bondad es infinita. He llegado a pensar que es la reencarnación de Francisco de Asís.

dragó gato dami bufa
Bufa y Dami enroscados: yin y yang

Publicado en Dragolandia, elmundo.es, 21 febrero 2013


Publicado en: ...el 24 Febrero 2013 @ 03:12 Comentarios (3)

3 comentarios

  1. A 24 Febrero 2013 @ 11:30 pivodi dijo:

    Este ultimo gato que tuve se murió de viejo, vivió diecisiete años. Un día dejo de comer, se situaba frente a su bandeja, donde el comedero, la miraba pero no comía. Lo lleva al veterinario por si tuviera una bola de pelo, lo normal, pero no era el caso, la radiografía estaba correcta por lo que optemos por químicos, vitaminas para abrir el apetito, tampoco surtieron efecto. El gato no quería comer y no quería estar con nadie, solo quería estar solo. Ante la situación de ver al gato como se quedaba esquelético y apático decidí ponerle sondas de suero fisiológico, para al menos, hidratarlo y simultaneamente por vía nasogastrica inyectarle alimento en el estomago. Tampoco sirvió de nada, vomitaba el alimento y el suero solo prolongaba su agonía. Era tal el ensañamiento medico que al final, para no hacerlo sufrir más, preferí dejarlo a su aire, que no era otro que meterse en su cojín y dormir. Una mañana dejo de respirar y murió. Es el gato que mas tiempo me ha durado.

    Anterior a este tuve otro que era muy aventurero, siempre se escapaba en busca de amistades. A este no lo cape, grabe error, un día empezó a orinar sangre, lo lleve al veterinario y le diagnosticó una enfermedad similar al “sida”, murió a las pocas semanas tras un tratamiento de antibióticos. Murió por las malas amistades, era muy bonito, negro completamente, casi azul, que pena.

    Anterior a ese tuve otro, también negro aunque con manchas marrones, gordito, era un gato muy de tejados. Se escapaba siempre que podía, por la puerta, por las ventanas, saltando desde el balcón, incontrolable. Gustaba ese gato de buscar pelea entre otros gatos o incluso perros. Si se escuchaba en el barrio algún escándalo de gatos allí estaba él peleando con algún congénere, y allí tenia que ir yo a separarlos. Recuerdo un día que se escuchaba un jaleo de perros que para qué, salí, y en la calle de atrás vi un montón de perros ladrando agresivamente. Cuando me acerque tenían rodeado al gato, y éste se defendía arranando los hocicos de los perros. Que miedo pasé, eran muchos perros, incluso para mí, pero al final pudimos salir de allí, mi gato y yo. Ese gato murió al caer del tejado mientras estaba enzarzado con otro gato, en una disputa por una gata cercana. Fue una pena su muerte pero la verdad, y con la perspectiva que dan los años, fue lo mejor, era puro veneno, era un buen gato.

    Haciendo memoria, si mal no recuerdo, una de las gatas que tuve una vez, la tuerta, aquella si que era cariñosa. Era azul, ya sabe, de ese negro azulado que tienen algunos gatos. Era muy atlética y delgada. Siempre dormía con migo en la cama, para calentarnos, que suave era aquella gata… en fin, lo dejo aquí.

    Un saludo.

  2. A 24 Febrero 2013 @ 21:15 Indignado dijo:

    pi: ábrete un blog, so cansino

    P.D: que conste que no escribe mal, pero escribes unos ladrillacos que cada día te pareces más a tu ídolo

  3. A 25 Febrero 2013 @ 21:48 Rocigalgo dijo:

    Ya escribí algo cuando Soseki murió. Salió del corazón, pues no se puede escribir de otra manera cuando has tenido trato con estos animales. La comunicación va más alla de los sentidos y de los sentimientos. No todo el mundo lo experimenta. En este caso, igual que pasa entre entre los hombres, también entre felino y humano existe la consanguinidad de espíritu.