ADN

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No sólo las personas… También los pueblos y los países tienen un núcleo duro que los vertebra, un corazón de hierro que los agarrota, un destino psicológico (y a veces psiquiátrico) que los condena a repetirse. Es el uróboros: un dragón que se muerde la cola. Es la cinta de Moebius. Es la imagen helicoidal del ADN colectivo, prehistórico e histórico que parte de un punto, gira y gira, asciende, se ensancha, se reduce, desciende y regresa en espiral al punto de partida. Nada cambia nunca. Todos los esfuerzos son inútiles. En Pequín mandan los mandarines de Mao. La primavera árabe ha entronizado en Egipto a otro Ramsés. Libia vuelve al tribalismo y el Sáhara al bandidaje. Putin es un zar con algo de Iván el Terrible (Koba el Temible llamó Martín Amis a Stalin en una crónica atroz) y mucho de Pedro el Grande. De Gaulle y Mitterrand fueron bonapartistas, y bonapartista, como Sarkozy, aunque de capa raída, es Hollande. Obama parece Lincoln. Fidel y Chávez son tiranos banderas. La Kirchner es Evita -¿será Garzón su Perón?– y Evo se cree Túpac Amaru. En Italia se reestrenan las pantomimas de Roma y los guiñoles de la Comedia del Arte: il Pagliaccio (Grillo), il Cavaliere Inesistente (Berlusconi), Arlecchino, servidor de dos amos (Bersani, ese pan sin sal que tiene el corazón a la izquierda, el hígado a la derecha y los cojones en ninguna parte). ¿Y aquí? Lo de siempre… Un patio de Monipodio: el de la política, las finanzas, las empresas, los sindicatos, los jueces. Una inmensa corrala: la telebasura, tuiter, los sms de los medios audiovisuales. Un enorme café al que día tras día y noche tras noche acuden los tertulianos que sin saber de nada hablan de todo para competir en el deporte preolímpico de arreglar España. Novelas de pícaros, sainetes, astracanadas, esperpentos… Miles de devotos pernoctan al raso, entre cartones, ante paellas precocinadas y haciendo surf sobre una ola de frío siberiano, para besar los pies a una estatua a la que piden que coloque a los parados, que nadie coja la gripe y que haya paz en el mundo. Ese Cristo milagrero atiende una de cada tres peticiones. Está científicamente demostrado, aseguran. ¡Y allá que se van todos, patricios y plebeyos, reinas y marujonas, beatas y putas! ¡Jesús, Jesús!, digo yo, haciéndome cruces. Nunca mejor dicho, nunca mejor hechas. No pataleemos. Nada cambia nunca. Todos los esfuerzos son inútiles. La culpa es del ADN: palabra de Dios.

Publicado en “El Lobo Feroz”, El Mundo, 4 marzo 2013


Publicado en: ...el 05 Marzo 2013 @ 15:01 Comentarios (4)

4 comentarios

  1. A 05 Marzo 2013 @ 17:30 proeresio dijo:

    Decía Tolkien de los hobbits que eran seres bonachones y acomodaticios. Pero impredecibles. La descripción vale también para los bípedos implumes del género homo google.

    Nos acodamos a nuestras costumbres con alma de rebaño hasta que un forastero irrumpe en la taberna del desierto y hace temblar los cimientos del desvencijado local. Entonces todo cambia.

    El forastero interpreta el oráculo y se desvanece, pues es nadie (o mejor, somos cada uno de nosotros pero no lo sabemos).

    ¿A qué viene todo este galimatías? Lea, si le place, “En los oscuros lugares del saber”. Se trata, para mis cortas entendederas, del más importante libro sobre filosofía (y sobre todo sabiduría) que se ha escrito en lo que va de siglo.

    Aum.

  2. A 05 Marzo 2013 @ 18:42 Er Manué dijo:

    Estupendo artículo. Estilisticamente.
    Y totalmente de acuerdo con el fondo.

  3. A 05 Marzo 2013 @ 19:19 pivodi dijo:

    Lo de siempre… Nada cambia nunca. Todos los esfuerzos son inútiles. La perplecia en las costumbres humanas. Extaticidad horizontal en la temporalidad de la vida socializada, superficial y banal, alcanzamos en ella el límite extremo de una verdadera filosfía de la crisis que habríamos podido clasificar pura y simplemente como una variedad del nihilismo moderno. ¿Cuándo se impondrá la vuelta a la sensatez, a la verdad?, que no por ser la de siempre ha dejado de ser válida.

    Las cosas son, para nosotros, lo que nuestro verbo interior les hace ser. Creerse dichoso, es ser dichoso. Lo que se estima se hace precioso en proporción con la estimación misma, he aquí como puede decirse que la magia cambia la naturaleza de las cosas. Centro de gravedad permanente.

    Un saludo.

  4. A 05 Marzo 2013 @ 19:50 Indignado dijo:

    España está tocada de muerte, es verdad, y la han desangrado los camuflados vampiros mentireiros que astutamente tienen la sartén por el mango y al ser humano común esclavizado y engañado.

    España está tocada de muerte, sí. Pero no muerta.

    Lucharemos pacificamente por el bien común, por la verdad, por el ser humano…