DRAGOLANDIA: Cachivaches


Atasco en una calle de Madrid

Hace veinte años tomé una decisión que cambió mi vida. Ésta, desde aquel momento, mejoró vertiginosamente, se ensanchó, se enriqueció, se intensificó y, al mismo tiempo, se relajó. Fue mano de santo y, además, instantánea. La purga de Benito. Pis pas, y ya está. Ni la Virgen de Lourdes lo habría hecho mejor.

¿Qué fue lo que hice? Renuncié a utilizar el coche dentro de las ciudades de por vida. Lo metí en un garaje y, desde entonces, en efecto, sólo ha salido de él para recorrer carreteras. Nunca calles. Gané dos o tres horas de tiempo al día. Evité el estrés de los embotellamientos y, sobre todo, el de los aparcamientos. Zanjé para siempre el problema de las multas, de los pequeños accidentes, de los roces de la carrocería, de los hurtos y de los demás alifafes del automovilismo urbano. Ahorré, y sigo ahorrando, muchísimo dinero. A menudo voy a pie, hago ejercicio y veo escaparates, chicas, escenas de la vida cotidiana, episodios mínimos y máximos que parecen cuentos de O’Henry, de Chejov o de Maupassant. Cojo taxis: son mucho más baratos que ir en el coche propio. Viajo en metro, llego enseguida a todas partes y, por añadidura, leo mientras me desplazo, lo que es para mí placer de dioses.

Fue, como digo, una de las decisiones más acertadas de mi vida. Se la aconsejo a todo el mundo. Ya va siendo hora de que en Madrid hagan lo que ya han hecho en Londres, en Roma, en Milán y en muchas otras grandes ciudades de la tierra: acotar el territorio puesto a disposición de los automóviles privados, cobrar por el acceso al centro, disuadir al usuario, prohibir a rajatabla que se aparque en las calles, no construir estacionamientos…

En Japón, por ejemplo, nadie puede comprar un coche si no demuestra, con un contrato de propiedad o de alquiler en la mano, que dispone de un aparcamiento propio a menos de quinientos metros de su domicilio. Algunas empresas prohíben a sus empleados que vayan en su coche a la oficina.

Claro que esto es España y no hay en ella un solo alcalde con cojones suficientes para tomar medidas como las que acabo de mencionar, y conste que no son todas las que en el mundo civilizado se han puesto en marcha. Tienen miedo de que, si lo hacen, perderán las elecciones. Y lo grave es que, probablemente, llevan razón

Madrid, cuando llega agosto, vuelve a ser una ciudad habitable. Durante el resto del año es un infierno.

Eso, por no decir nada de la contaminación, las enfermedades pulmonares y el famoso cambio climático.

Hoy es miércoles. El martes de la semana pasada me dejé el teléfono móvil en un taxi y aún no he conseguido recuperarlo. Hasta enero de 2007 no lo tuve. Cuando empecé a trabajar en Diario de la Noche me lo dieron, lo acepté con reticencias, y hasta ahora. Había desarrollado cierta adicción, no mucha, la verdad, pero la suficiente para que el otro día, al quedarme sin él, me inquietase un poco. El teléfono fijo ya casi no suena. ¿Qué sería de mí, de mi trabajo, de mis compromisos, de mis relaciones con el resto del mundo?

No ha pasado nada. Miento: sí que ha pasado. Desde el miércoles vivo mucho mejor que antes. Estoy más tranquilo. Soy más feliz. Me siento más libre. Tengo más tiempo para todo. El teléfono fijo sigue mudo. Miel sobre hojuelas.

Lo malo es que el cachivache en cuestión, sustituto de lo que en los siglos de la esclavitud era el grillete en el tobillo de quienes la padecían, ha aparecido. El taxista en cuyo vehículo lo olvidé ha tenido la amabilidad de depositarlo en Onda Cero, adonde iré dentro de unos días para intervenir en el debate del programa Las tardes con Julia. ¿Tendré los cojones de los que carecen los alcaldes de mi país y seré capaz de tirar el móvil a la papelera?

Es lo que me pide el cuerpo y lo que me exige el alma, pero estoy casi seguro de que no lo haré.

Soy un castrado, soy un gilipollas. En cuanto llegue a casa me encasquetaré las orejas de burro que en cierta ocasión me puse.

Las merezco, las merecen los alcaldes, las merecen quienes siguen utilizando el coche para ir a comprar el periódico en el quiosco de la esquina.

Los seres humanos no tenemos arreglo.

Publicado en: ...el 10 Octubre 2008 @ 12:59 Comentarios (11)

11 comentarios

  1. A 10 Octubre 2008 @ 17:30 Nico dijo:

    Dragó:

    no, los seres humanos no tenemos arreglo.

    lo del coche, es una excelente idea, y bueno, por comodidad, mejor dicho ” comodidad ” la gente no deja de utilizarlo y como bien has dicho, se ahorra mucho tiempo sin el, mas alla de la posible caminata, menos estres, etc etc.

    lo del movil te comprendo perfectamente, hace unos meses deje de usarlo y al principio provoca cierto desconcierto pero despues uno se termina acostumbrando y es verdad que la gente llama menos, pero todo eso tambien da mas tiempo para todo.

    sigo leyendolo,
    saludos

  2. A 10 Octubre 2008 @ 17:52 rictus dijo:

    Aún soy joven, señor Dragó, y tengo la sensación de haber llegado ya tarde a una conclusión que debería haber sido más temprana, así que corríjame si me equivoco: ser crítico con lo vulgar es la más vulgar de las costumbres.

  3. A 11 Octubre 2008 @ 11:35 Iker dijo:

    Amén. Día que me quedo sin dinero en el móvil o sin batería, día que respiro hondo, día que no me enfado, día que sonrío a todo quisqui que me encuentro, que no me siento preocupado por posibles llamadas inoportunas, día de libertad en definitiva. Idea para una novela de Saramago, Ensayo sobre la superlucidez: ¿qué pasaría si un día los ciudadanos de un país tirasen el móvil por el retrete?
    Como diría el Joker de la última de Batman, todo lo que no se ajusta al “plan” hará volverse loco a todo el mundo. Introduce un poco de caos…

  4. A 11 Octubre 2008 @ 17:55 Jacobus Nipponicus dijo:

    ¡Qué cosas! Tantos lustros en Japón y me entero precisamente por Vd. de que hay empresas que prohiben a sus empleados usar el auto particular. Yo pensaba que eso sólo era cosa de la Embajada de España en la fiesta del Doce de Octubre (por cierto, este año, con muy mala leche, nos la han adelantado al diez para ahorrarse a la plebe urbana, amarrada al duro banco de la galera curresa). En fin, voy a ver si el lunes convenzo a mi jefe para que cunda el ejemplo y convierta el aparcamiento de la parte de atrás en un campo de futbito o algo así.

    Con respecto al keitai, tuve uno hace diez años más o menos, pero un día, en Kamakura, se me calló en una pileta de un templo, hice caso al aviso de la divinidad y no lo volví a usar hasta que en la guardería de mi hijo me lo exigieron para caso de emergencia. Que ya se sabe: no hace falta ser personaje de un heródoto para sufrir la envidia de los dioses.

  5. A 11 Octubre 2008 @ 18:00 Jacobus Nipponicus dijo:

    P.S. Digo que el teléfono se me calló porque con el remojón obviamente no volvió a decir ni pio. Ya lo decía el otro: jodío mandarín…

  6. A 11 Octubre 2008 @ 21:49 El pornógrafo dijo:

    No, sin duda no tenemos arreglo. Es curiosa la dependecia que desarrollamos con lo inútil.
    SAludos

  7. A 11 Octubre 2008 @ 22:42 Nico dijo:

    Dragó:

    no hace ni dos minutos que la noria esta en anuncios, y te acabo de ver ahi. estaba viendo uan pelicula y cambiaron de canal, etnocnes escuche tuv oz y volvi.

    me parece perfecto que te negaras a hablar del caso neira. es algo que todos deberian hacer, de verdad.

    saludos

  8. A 12 Octubre 2008 @ 02:58 Bestiario dijo:

    Buenas tardes, noches o mañanas,

    Recién he descubierto tu cuaderno de bitácora, y como eres alguien al que me gusta escuchar siempre que apareces en los medios de comunicación, voy a tratar de seguir tus publicaciones en este pequeño rincón. Aunque a veces no esté de acuerdo con tus ideas (en la mayoría de ellas sí ) siempre me resulta interesante tu visión, tu perspectiva personal mediante la observación del mundo y de lo que le rodea. Me gusta la gente que cultiva una realidad aparte.

    Aunque todavía soy muy joven, tengo el proyecto de escribir un libro, una crítica a la sociedad y a su “enfermedad hereditaria” Supongo que llama la atención cuando digo que la sociedad está enferma, pero nos educan cultivando esa enfermedad que de mayores repercuten negativamente en nosotros mismos y a los demás, por cuestiones hereditarias, costumbres, tradiciones, religiones, educaciones, culturas. Tengo pensado comenzar el libro con un artículo que hable sobre el prejuicio y terminarlo con el despertar de la libertad. Si usted se hace una ligera idea de lo que hablo, me gustaría que me recomendara algunos libros para leer y orientarme en mi ensayo. Dejé mi e-mail.

  9. A 12 Octubre 2008 @ 18:00 Fernan_14 dijo:

    Un pequeño apunte más,en relación a Japón y sus sistemas de transporte.Por ejemplo,en cualquier estrecha calle circulan bicicletas y peatones como si tal cosa.Y se dejan aparcadas las bicicletas en plena calle. Y los conductores no pitan e insultan. Y en el metro no se escuchan sonidos de teléfonos móviles. Y …bueno,es otra filosofía.

  10. A 15 Octubre 2008 @ 03:01 Sredni Vashatar dijo:

    Estimado señor Sánchez Dragó, si bien tengo por costumbre el discrepar con Vd en gran parte de sus opiniones sobre asuntos mundanos varios, no obstante subscribo sus vehementes apreciaciones en relación a los horrendos vehículos motorizados de uso particular. Es más, le conmino a que haga uso de la bicicleta que, incluso en un lugar tan hostil e inhóspito como Madrid, le sorprendería lo agradable que llega a ser su conducción, especialmente por las callejas del centro (por la zona del Barrio de las Letras o el Madrid de los Austrias resulta especialmente placentero). Tranquilo, no tema Vd el ser acusado o señalado como ‘progre’, ya que al menos yo no asocio ningún ‘perfil político’ al lógico uso utilitario de la bicicleta como medio de transporte rápido y cómodo.

    Le adjunto a continuación unas instantáneas tomadas en Milán que demuestran como la clase y la buena presencia no están en absoluto reñidas con el sano pedaleo (como comprobará en una de las fotos, incluso el fumar sobre una bicicleta transmite una estampa de salubridad y ‘joie de vivre’):

    http://bp3.blogger.com/_qjpwnPW4c1o/RfVbCiYWY8I/AAAAAAAAAek/2×64oOnag38/s1600-h/ADBike.jpg

    http://bp2.blogger.com/_qjpwnPW4c1o/ReFsRadWuII/AAAAAAAAATs/Dv1TtQYDlrA/s1600-h/BikeMagenta.jpg

    http://photos1.blogger.com/blogger/4686/1648/1600/Bikingandsmoking.jpg

    http://bp1.blogger.com/_qjpwnPW4c1o/RlQydxLQn1I/AAAAAAAABQ8/vwRygmfq0m4/s1600-h/Bikeman.jpg

    Ya cambiando de tercio algunas apreciaciones por mi parte. Si bien en su etapa de presentador de noticieros me resultaba Vd un tanto cargante, he de confesar que suelo seguir con cierta asiduidad su programa bibliófilo en el que obviamente le veo a Vd como pez en el agua y más en su salsa. Por último felicitarle por tener una hija tan hermosa como atractiva, amén de excelente tertuliana, a la sazón de lo visto en su último programa.

  11. A 27 Octubre 2008 @ 23:43 Liberatrix dijo:

    Yo tampoco conduzco en ciudad, es para masoquistas, ni siquiera tengo ya coche desde hace 10 años porque vivo en una gran urbe y el coche añadiría una inconveniencia más a mi rutina diaria; si salgo fuera me gusta viajar en tren mirando el paisaje y-o leyendo, es un vicio. En la ciudad me muevo mayormente a pie, en bus y metro que es donde más concentro mi atención en la lectura evitando así mirar al de al lado o enfrente. Para que engañarnos, si me lo pudiese permitir viajaría en taxi siempre, o mejor con chofer. Me repatean las autoridades y celebridades varias que le recomiendan a uno viajar en bus cuando ni siquiera saben el precio actual de un billete, ellos se pierden la odisea…y la apatía depresiva que le produce a una descubrir las insignificantes vidas de la gente através de sus anondinas conversaciones telefónicas.