DRAGOLANDIA: Al tercer día resucitó (primera entrega)
Recibo un correo anónimo -supongo que es el bueno de Arrabal quien me lo envía, a juzgar por lo que en las últimas líneas se dice a propósito de él, pero no me consta- con ruego de difusión, y me avengo a ello por razones que solas se alaban y que el lector entenderá al repasar el texto. Divido éste en dos entregas, por ser su longitud excesiva para lo que el laconismo de los blogs exige, aunque no sea yo el más indicado para presumir de brevedad.
Oído al parche…
“¡Cuánta razón tenía Garzón, nuestro famosísimo juez internacional e interespacial, en pedir el certificado de defunción de Franco!
“¡Gracias a Garzón los españoles hemos podido descubrir que Franco no ha muerto, solo estaba en coma!
“Franco despierta del coma y pregunta:
- Franco (poniéndose al día): Srta. ¿Quién se halla ahora ocupando la Vicepresidencia del Gobierno de la Nación, sustituyendo a mi querido Arias Navarro?
-Enfermera: Teresita Fernández de la Vega.
-Franco (sorprendido): ¿Teresita, la hija de Wenceslao, el falangista camisa vieja, alto cargo del Ministerio de Trabajo y fiel ayudante de Girón, el más falangista de mis ministros?
-Enfermera (titubeante): La misma, Excelencia.
- Franco: ¿Y de Ministro de la Gobernación?
-Enfermera: Bueno, Excelencia, ahora se llama Ministro de Interior y está Alfredito Pérez Rubalcaba, el hijo de uno de vuestros militares más fieles al Régimen, suboficial de aviación.
-Franco (incrédulo): ¡Qué me dice! ¿No estará usted intentando engañarme para no darme un disgusto verdad?
-Enfermera: ¡Excelencia, por Dios!
-Franco: ¿Y quién está ahora al frente de los medios informativos del Régimen?
-Enfermera: Ehhhh… ¿De los informativos del Régimen, dice su Excelencia? Pues de los informativos del Régimen diría yo que sigue Juan Luis Cebrián, tal y como su Excelencia lo dejó, el hijo del falangista Vicente Cebrián, su Jefe de Prensa del Movimiento.
-Franco (complacido): ¿Todavía le dura a Cebrianito el cargo que le concedí de Director de los Servicios Informativos? ¡Qué tío, cómo se agarran algunos a los cargos!
-Enfermera: Sí, Excelencia, Cebrianito, el mismo, el que dirigió Pueblo y Arriba.
-Franco: ¿Y de Presidente de las Cortes?
-Enfermera: Bueno, Excelencia, ahora se llama Presidente del Congreso de los Diputados y hasta hace poco estuvo ahí Manuel Marín, hijo de Marín, el aguerrido falangista de Ciudad Real y Presidente de la Hermandad de Alféreces Provisionales, pero lo ha sustituido José Bono, también hijo de falangista.
-Franco (aliviado): Veo que por fin se ha resuelto la pugna entre el Opus y la Falange, y que ganan estos últimos por goleada. ¿Y qué ha sido de Martín Villa, mi Ministro y Jefe Provincial del Movimiento?
-Enfermera: Ahora está en PRISA.
-Franco : ¿Qué es eso de PRISA? ¿Algo parecido al SEU o a la Prensa del Movimiento?
-Enfermera: No se le escapa una, Excelencia.
-Franco: ¿Y en el Ministerio de Justicia?
-Enfermera: Lo acaba de dejar Marianito Fernández Bermejo, el hijo del alcalde y Jefe Local del Movimiento de Arenas de San Pedro de Ávila.
-Franco (perplejo): ¿Y por qué lo ha dejado?
-Enfermera: Por afición desmedida a las cacerías, Excelencia.
-Franco (encantado): ¡Ahhh! ¡Veo que no han cambiado las buenas costumbres de antaño! ¿Y sigue habiendo buenos cotos de caza en La Mancha?
-Enfermera: Sí, Excelencia. Ya se ha cuidado mucho y bien de ello durante muchos años José Bono, el actual Presidente del Congreso de los Diputados, y ahora lo ha relevado y se encarga de ello José María Barreda.
-Franco: ¿Barreda, de los Barreda terratenientes y aristócratas manchegos descendientes del Marqués de Treviño, fusilado, el pobre, por los rojos?
-Enfermera: Sí, Excelencia.
-Franco (contento): ¡Qué bien, qué bien! Y en la tele, ¿qué? ¿Quién sigue?
-Enfermera: Pues los de siempre: Carmen Sevilla, Massiel, Conchita Velasco, Matías Prat, Víctor Manuel, que sigue cantando a la patria…
-Franco (asintiendo): ¡Hombre, el Víctor ése! ¡Pobre rapaz, siempre tan triste! Ni la del Zampo y yo ha conseguido alegrarle… ¡Con tanto diente! Recuerdo el empeño que ponía en ir con mis nietas al corrillo de Serrano, y luego las convidaba a comer paella en Riesgo. ¿Cómo era?… ¿Cómo era la estrofa de aquella canción que me dedicó? Cántela, si es tan amable…
-Enfermera (entonando): “Otros vendrán que el camino más limpio hallarán. Deben seguir por la senda que aquél nos marcó. No han de ocultar, hacia el hombre que trajo esta paz, su admiración. Y, por favor, pido que siga esta paz.”
-Franco (sonriendo): Sí esa era, esa era. Un poquito pesado el pobre, un coñazo, como decían mis nietas, pero en fin… A Carmen le daba mucha pena. Y el Presidente del Gobierno de la Nación, ése de ahora, el de las cejas arqueadas, ¿quién es?
-Enfermera: Es el nieto del capitán Lozano, el que sirvió en Asturias a vuestras órdenes y aplastó la revuelta de los mineros insurgentes.
-Franco (encantado): ¡Qué me dice! ¡El nieto del capitán Lozano! ¿Y qué tal Presidente es? ¿Está a la altura de la memoria de su antepasado?”
Quede la respuesta en el aire. Dentro de unos días, si los del Movimiento no me la censuran, la próxima entrega.