DRAGOLANDIA: La terra trema

¡Atiza! No se vive para sustos, aunque éstos sean viciosa descarga de adrenalina para quien ama el peligro.

Me desayuno hoy, sábado, con la noticia de que en Chile, con epicentro a noventa kilómetros de la ciudad de Concepción, en la que dormí a pierna suelta hace cosa de un par de meses, los dioses misteriosos y coléricos del centro de la tierra han desencadenado un terremoto que en la escala de Richter, individuo que se está haciendo famoso, deja chiquito al de Haití.

Iba hoy, precisamente, a reanudar la crónica de aquel viaje, interrumpida el día de Nochebuena en Puerto Montt. ¿Se habrá notado el tantarantán allí? Nada dice la prensa, por ahora, al respecto.

Los terremotos me persiguen. He conocido ya muchos. Los primeros de esa ristra me alcanzaron en 1967, cuando yo vivía en Japón, donde los temblores de la tierra son tan numerosos como las flores de los cerezos en el mes de abril. Hay, incluso, un hotel en Osaka donde invitan a cerveza a los huéspedes si el sismo es de fuerza inferior a cinco, a una buena comida si no supera el siete y a todo, menos las geishas, si se dispara por encima de ese índice.

Mis gatos japoneses salían zumbando hacia los armarios y se escondían en ellos un par de minutos antes de que el terremoto llegara.

Una vez, en el Distrito Federal, me pilló el mayor que hasta ahora he conocido. Los sismógrafos marcaron siete puntos y tres décimas. No está mal. Fue curioso, porque era de madrugada, me alojaba yo en una habitación del décimo cuarto piso del Sheraton, en plena Zona Rosa, y… Sea: lo diré. Compartía mi lecho con una antigua novia, periodista muy conocida y mujer casada, por lo que no puedo decir su nombre, y la furia de los elementos nos alcanzó cuando la de nuestros cuerpos estaba a punto de llegar al clímax.

Fue fantástico. Un polvo telúrico. La madre tierra y el anima mundi vinieron en nuestra ayuda. Así cualquiera. Cosas que no se olvidan ni, por desgracia, se repiten. Todo tiene su lado bueno. Folleu, folleu, pensé en aquel instante, que el mon s’acaba. Era, literalmente, así.

El día de Navidad cogí, en Puerto Montt, el barco que durante tres días me condujo, de glaciar en glaciar, de fiordo en fiordo, de mar gruesa en mar gruesa, hasta Puerto Natales. Imagino lo que habría sido un maremoto (decir tsunami es una cursilada) encajonado entre aquellos farallones de hielo.

Todo tiene su lado bueno, decía, a condición de que no haya víctimas, añado. Aquel día, en México, no las hubo, me parece. En Haití ha habido muchas, y eso maldita la gracia que tiene. En Chile van ya unas cuantas. Los chilenos me gustan. Son buena gente. Me gustaría estar hoy en Puerto Montt para echarles una mano.

En Madrid, sin embargo, reina la calma mientras tecleo estas líneas. Nos habían anunciado la madre de todas las tormentas. ¿Será eso cierto? Yo, en Vandalia, ya no me fío ni siquiera de los partes meteorológicos.

Publicado en: ...el 01 Julio 2010 @ 10:18 Comentarios (5)

5 comentarios

  1. A 01 Julio 2010 @ 10:23 Dirty dijo:

    El Milenarismo no llego.
    Ya lo decia un amigo mio hace veinte anyos: “las tres cosas que mas me dan por culo en este mundo son UGT, Comisiones Obreras y el agujero de la capa de ozono”.

    Que lo del cambio climatico sea una patranya no significa que no haya que controlar la contaminacion, la tala de arboles, etc. Hagamos “la parte de las cosas” como dicen en Francia.

    Me he quedado sorprendido con lo de la Legion. uno de los requisitos es no tener antecedentes penales. Pero no decia el himno de la Legion: “Cada uno sera lo que sea… nada importa su vida anterior”.
    Todo se pierde.

  2. A 01 Julio 2010 @ 10:34 Dirty dijo:

    Drago
    Pero esa mujer estaba casada ENTONCES? o esta casada ahora? Si es ahora, no hay problema en decir el nombre. Desde un punto de vista teorico no hay ninguno pero siempre hay que velar por la reputacion de las damas con las que uno a estado, asi que mejor no decirlo. Pero alguna pistita….

    Habia oido alguna historia de fornicios bajo bombardeos de la Luftwaffe, en Londres, en los cuarenta. Pero no en el metro sino en la superficie. Con todas las luces de la ciudad apagadas, excepto los proyectores de luz para localizar a los Heinkel enemigos y el ruido de las sirenas, las bombas y los canyones antiaereos.
    En alguna serie de la BBC se mostraba esto. Un polvo de la actriz Patsy Kensit con un afortunado cuyo nombre no recuerdo ahora. Y claro, dificilmente puede haber un polvo mejor que ese en la historia de nuestra especie.

  3. A 01 Julio 2010 @ 10:42 Dirty dijo:

    Ya casi nadie utiliza expresiones como “el rincon de Ordonyez”. Da gusto leerlas o escucharlas.
    Nada de que nos gobiernen las grandes empresas. Vamos a hacer una aristocracia DE VERDAD. Ni partidos ni historias. Seleccionar las mejores cabezas del pais (zurdos, diestros, mediopensionistas) y ponerlos a gobernar. Y Rodrigo Rato estaria entre ellas, por supuesto.

  4. A 01 Julio 2010 @ 10:43 Dirty dijo:

    Y, naturalmente, el maestro Espla.

  5. A 02 Julio 2010 @ 01:22 Trigolimpio dijo:

    A 01 Julio 2010 @ 10:22 Trigolimpio dijo:

    BUEN DRAGÓ, GRACIAS MIL POR NO HABERNOS OLVIDADO.

    Ya estábamos temblando.

    SOSEKI estará haciendo capriolas de alegría, intentando zarpar a la estrella polar -o a la misma Venus- para jugar con ellas, inundado de luz y de agradecimiento.
    Pues aquí nos reunimos los “SOSEKIANOS”, incluso los que nunca tuvieron gatos ni piensan tenerlos.

    A la Derecha, a la Izquierda, o en el Centro del globo, este mundo es una carpa pobladita de monos y SOSEKI lo sabe . . . y nos mira INDULGENTE.

    Un MIAU agradecido
    Trigolimpio