EL LOBO FEROZ: Responso

Satisfacción de ver cómo pasa ante mi puerta el cadáver del enemigo. Tardarán en enterrarlo, pero muerto está, que yo lo vi. El 1 de enero de 1986, fecha de nuestra incorporación al Mercado Común, envié un telegrama al Ministerio de Justicia. Solicitaba en él la condición de apátrida. No me sentía ni quería ser europeo. Obtuve la callada por respuesta, pero muchos aplaudieron el desplante. Citaré sólo, por su trapío a dos de ellos: Saramago y Boadella. Fundé entonces la “Agrupación de Comunidades Ibéricas Miguel de Unamuno para la salida de España y Portugal del Mercado Común”. Quedó en nada, pero no antes de que la iniciativa me permitiera difundir y argumentar la convicción de que ese rebaño de churras y merinas también se quedaría, más pronto o más tarde, en lo mismo. Estaba en lo cierto. La Unión Europea se desmorona. Es el lógico corolario de una cadena de disparates: los de la ambición desmedida, el colonialismo solapado, la metástasis generalizada y la paulatina transformación de lo que había nacido como simple y razonable alianza económica en un monstruo de Frankenstein político. La Europa de los Seis se echó a andar en el 57. Llegó luego la de los Diez, la de los Doce, la de los Quince, la de los Veinticinco, la de los Veintisiete y la de los ciento y la madre. Pobres y ricos, latinos y nórdicos, anglosajones y eslavos, liberales y socialistas, católicos y protestantes: todos en el mismo saco y mirándose el ombligo, sin caer en la cuenta de que ya nadie los toma en serio. Washington mira a Pequín, Pequín mira a Washington, la India emerge y el Islam trepa por los muros de Eurabia mientras Zapatero abre los vomitorios del circo de Bruselas a Turquía. ¿Es usted europeo? ¿Viene de esa región del mundo donde la gente vive sin trabajar? Eso es lo que me decían en Estados Unidos y Japón las últimas veces que anduve por allí. Llevaba euros. En Tokio sudé para cambiarlos. No creían (ni creen) en esa moneda. ¡Dólares, dólares! Tuve que aceptar una comisión leonina. El 1 de enero de 2001 la peseta pasó a peor vida y los españoles también: redondeo y subidón de precios. Los ingleses, los daneses y los suecos se libraron de la quema. No es imposible que de aquí a poco nos expulsen de la eurozona a los de siempre: Grecia, Portugal y España. Volveremos a la penumbra del farolillo rojo en el furgón de cola. ¿Bajarán los precios? No. ¡Arríen los botes! Las mujeres y los niños, primero. El capitán, el último. Es de justicia.

Publicado en: ...el 01 Julio 2010 @ 10:23 Comentarios (2)

2 comentarios

  1. A 02 Julio 2010 @ 01:18 Trigolimpio dijo:

    A 01 Julio 2010 @ 10:22 Trigolimpio dijo:

    BUEN DRAGÓ, GRACIAS MIL POR NO HABERNOS OLVIDADO.

    Ya estábamos temblando.

    SOSEKI estará haciendo capriolas de alegría, intentando zarpar a la estrella polar -o a la misma Venus- para jugar con ellas, inundado de luz y de agradecimiento.
    Pues aquí nos reunimos los “SOSEKIANOS”, incluso los que nunca tuvieron gatos ni piensan tenerlos.

    A la Derecha, a la Izquierda, o en el Centro del globo, este mundo es una carpa pobladita de monos y SOSEKI lo sabe . . . y nos mira INDULGENTE.

    Un MIAU agradecido
    Trigolimpio

  2. A 05 Julio 2010 @ 16:24 Театрал dijo:

    хороший пост