Asalto a la razón

Rubert de Ventós fue en 1974 a la tertulia ácrata que presidía en La Boule d’Or Agustín García Calvo y se asustó ante el entusiasmo con el que hablaban de cómo linchar a los polis en apuros. Lo cuenta en su último libro (Demonios íntimos) y añade que Simone Weil había experimentado un desasosiego similar después de asistir a una reunión de la CNT en 1936.

Algo parecido me sucede ahora a mí cuando veo en la tele, cuyos informativos son instrumentos de agitprop al servicio de los sediciosos, las manifestaciones orquestadas por quienes creen que con gritos, pancartas y piedras se arreglan las cosas. ¿Sabrán esas gentes que soviet, en ruso, significa asamblea y que desde la cicuta de Sócrates, pasando por la guillotina de los jacobinos, la Comuna de París, la revolución bolchevique, la Marcha sobre Roma, el Tercer Reich, los alborotos y quemas de iglesias que precedieron a nuestra guerra civil y el frenesí destructor de los Guardias Rojos, por poner unos cuantos ejemplos, estremecedores todos, el asambleísmo ha sido una y otra vez la antesala de lo que Lukács, filósofo marxista y, por ello, nada sospechoso, llamó en su día “asalto a la razón”?

Cuentan que el 15 de abril de 1936 todos los comunistas de Sevilla, que era la ciudad española en la que el papaíto Stalin contaba con más seguidores, se subieron a una camioneta –cabían… Eran once– y recorrieron las calles reclamando a gritos “todo el poder para los soviets”. Puede que el episodio, chusco a más no poder, sea sólo leyenda sin fundamento, pero no carece de pedagogía. Yo, en días tan injustos para las fuerzas del orden como los que ahora corren, lo rememoro mientras retrocedo con una sonrisilla entre nostálgica e irónica a los años en los que asistí a asambleas, encabecé manifestaciones, okupé las calles, coreé gritos subversivos y tiré piedras a los grises.

No sirvió de nada. Decíamos nosotros, los de entonces, refiriéndonos a la inminente caída del Caudillo, en las celdas de Carabanchel: “de Nochebuena no pasa”. Pero pasó, ¡vaya si pasó!, hasta sumar cuatro lustros. Entré en el Partido Comunista en 1955. Franco murió de viejo en el 75.

Será que yo también envejezco, pero mentiría por omisión si no dejase aquí constancia de que suscribo cuanto piensa y dice al respecto Cristina Cifuentes. Soviets, no, por favor. Discútanse las cosas en el Congreso, que para eso está, y no en sus aledaños. No me gusta lo que pasa en la calle. Sospecho que a Juan de Mairena tampoco le gustaría.

Publicado en “El lobo feroz”, El Mundo, 15 octubre 2012.


Publicado en: ...el 24 Octubre 2012 @ 00:59 Comentarios (4)

4 comentarios

  1. A 24 Octubre 2012 @ 08:37 ER MANUE dijo:

    OTRA REDUCTIO AD HITLERUM. Y VAN…

  2. A 24 Octubre 2012 @ 08:52 ER MANUE dijo:

    AHORA ESTA EN LA FASE DE BUENISMO CATOLICO Y MARUJA DE MISA DIARIA TEMEROSO DE LAS HORDAS ROJAS. CUANDO VEA UNA DESOBEDIENCIA CIVIL PACIFICA ENTONCES LE SALDRA EL MALOTE NEOLIBERAL DE LECTURAS DE NIETZSCHE MAL DIGERIDAS Y LES PONDRA VERDES POR “PACIFISTAS”.

  3. A 24 Octubre 2012 @ 09:45 ER MANUE dijo:

    DE HECHO, HASTA AHORA HAN SIDO PROTESTAS PACIFICAS. LOS QUE HAN ESCENIFICADO “ASALTOS” HAN SIDO POLICIAS INFILTRADOS.

    ASI QUE EN REALIDAD SON “MAMARRACHOS PACIFISTAS” SEGUN LA LOGICA DE LA LUMBRERA.

  4. A 24 Octubre 2012 @ 15:27 ER MANUE dijo:

    LA LUMBRERA PODRIA EXPLICAR POR QUE HABIENDO TAN POCOS COMUNISTAS EN SEVILLA, SU ADMIRADO QUEIPO DE LLANO PERPETRO SEMEJANTE MASACRE EN LA CIUDAD.
    QUIZA ES PORQUE PARA QUE TE FUSILARAN BASTABA CON SER MODERADISIMAMENTE DE IZQUIERDAS.