Guiñol

La rentrée… Burdos títeres de cachiporra y marionetas movidas por los hilos de la estupidez reinante en un país que se va a pique. Nada cabe esperar de este desollado apéndice de Europa en el que todo el mundo hace cola para ver el Ecce homo y festeja con una sonrisilla cómplice espectáculos tan degradantes como la tomatina de Buñol. Pasó ya esa mamarrachada, bien lo sé, pero volverá a representarse, y también sé que a su reclamo han acudido y acudirán galopines y borrachines procedentes de lugares muy alejados de Cigarria. Triste consuelo es comprobar que en todas partes hay tontos de a puño por más que en ese deporte, como en los de la prostitución, el monipodio, la cucaña, la timba, el vandalismo, el caballo, la farlopa y el arte de empinar el codo, llevemos la iniciativa. Acaba el verano, mientras la siesta interminable de Zangania sigue sin que la Merkel se entere, y es hora de pasar lista a algunos de los monigotes que al hilo de la molicie estival han taconeado y exhibido las bragas. Hay muchos. La elección es difícil. Me ceñiré a algunos. Son nuestras medallas y diplomas olímpicos en los Juegos de la Cutrez, nuestros enanos y cabezudos, nuestros adefesios, nuestras majorettes, el símbolo y el muestrario de lo que somos. Encabeza la comitiva, pues nadie le discutirá tal mérito, el cacique barbudo de Marinaleda. Asombrosas son sus hazañas. Ha convertido el país en sucursal del Lejano Oeste. Sabina le compondrá un romance y Willy el Niño lo encarnará en la pantalla. ¡Tiemblen los supermercados! ¡Escóndanse los banqueros! ¡Llévense los de la troika las manos a los testículos! ¡Defiéndalo Garzón el Justiciero cuando sus antiguos colegas lo enchironen! Así, tras lo de Assange, volverá a copar la tele, así sea la de Colombia, y quizá consiga que la Curia lo contrate como abogado del diablo con exención fiscal. Ya puesto, ¿por qué ese rey Midas no asume la defensa de Urdangarin, Ruiz-Mateos, el Bigotes, Bretón, el descuidero del Codex Calixtinus, la Pantoja, la concejala de Los Yébenes y doña Cecilia, brillante émula del aborrecible Tapiès? Casting al completo. Apaguen los móviles. Salgan a escena los adefesios, los títeres, los polichinelas, los monicacos. ¡Música, maestro! La del Chiquilicuatre. Maneje Bolinaga la cachiporra. ¿Dije algunos? Los hay a miles. No somos la sal de la tierra. Somos el hazmerreír del mundo, que nos mira estupefacto. ¿España?, preguntó Cernuda. Un nombre, dijo. España ha muerto. Nos queda sólo la cañí.

Publicado en “El lobo feroz”, El Mundo, 24 septiembre 2012.


Publicado en: ...el 29 Octubre 2012 @ 00:41 Comentarios desactivados

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