Bobos patrióticos

¿He dicho bobos? Bonos, quería decir, aunque, bien pensado… Ya decía Freud que los lapsus linguae no son casuales.

Hay que ser eso, bobos, para morder el anzuelo lanzado por los listillos que explotan la estulta fe de sus súbditos aturdiéndolos con el opio del nacionalismo o con el láudano del patriotismo. Éste y aquél no son sólo, como dijo alguien, refugio de canallas, sino también sumidero de quienes gustan de las banderas, las consignas, los himnos, los berridos, las manifestaciones, las caceroladas y todo el muestrario gritón de la chalanería de la política, la chatarrería de los partidos y la charlatanería de los ideólogos.

A ver si pican, se dirán los carotas que con el señuelo del chovinismo expolian los haberes del prójimo al socaire de las autonomías.

¡Y vaya si pican! ¡No iban a picar, bobos de remate como son! Rompen sus huchas, abren el grifo del sudor de sus frentes y corren desalados, y desolados por la aflicción de la patria, grande o chica que ésta sea, hacia las ventanillas donde los descuideros despachan bonos que a la vuelta de unos meses sólo servirán para limpiarse el culo. Llevarán éste, por cierto, al aire y tan pelón como el de los bonobos, pues así se lo habrán dejado, lo que les ahorrará el bochorno de tener que bajarse los pantalones.

Bobos de distinta aunque consanguínea especie son también los fariseos que amonestan a quienes, temerosos por la suerte que su patrimonio pueda correr en la quiebra del país, el naufragio del euro y la defunción de Europa, intentan ponerlo a salvo llevándoselo con todas las de la ley a refugios del extrarradio. Eso, hipócritas de las tertulias, no es evasión de capitales, pues éstos, estén donde estén, lo están con conocimiento del Banco de España y sometidos a control y fiscalidad idénticos a la de los que siguen en las sentinas del barco que se va a pique.

Ocioso es añadir que no me refiero a los paraísos opacos en los que el parné, según dicen, desaparece por arte de birlibirloque, aunque me pregunte cómo diablos se hace eso si no tienes dinero negro y corres el albur de sacarlo en un hatillo. O ni aun así, porque raros son los bancos de cualquier parte del orbe dispuestos a aceptar fondos que carezcan de trazabilidad. Muy bobo sin patriotismo hay que ser para agarrarse a ese clavo ardiente en un mundo como el de hoy. Yo, que de patriota tengo poco y de peculio oculto nada, nunca lo haría, pero lo otro, sí. Defiendo lo mío y a los míos. Mi patria es la sensatez.

Publicado en “El lobo feroz”, El Mundo, 17 septiembre 2012.


Publicado en: ...el 01 Noviembre 2012 @ 14:21 Comentarios (1)

One Comment

  1. A 02 Noviembre 2012 @ 10:50 ER MANUE dijo:

    LA LUMBRERA A TOPE: NACIONALISTA IBERICO, LLAMANDOSE A SI MISMO ANTINACIONALISTA.
    PATRIOTERO A LO BESTIA. PATRIOTA CERO. ESO SI.