DRAGOLANDIA: Hijo y nieto de Camborios

Trastorno bipolar. Paso, sin correa de transmisión, sin apeadero de trasbordo, del África negra ―más negra que nunca― a una ciudad tan luminosa como lo es Sevilla en su semana grande de abril. Llegué el jueves, con una vara de mimbre, y seguiré aquí, cortando limones redondos para que las tapas de pescaíto parezcan charcos de oro, hasta los miuras del próximo domingo. Las ciudades, cuando se abate sobre ellas la desdicha de una olimpiada o de una expo, suelen perder el alma. Pasó, por ejemplo, en Barcelona, que era un trueno, una bacanal, un bosque animado de Gaudí, y hoy es un parque temático de hormigón y rascaleches para guiris en chancletas. En Madrid, si el delirio faraónico de Ramsés Gallardón se torna realidad ―los dioses de la Hélade no lo quieran― y el kilómetro cero de Esperanza Aguirre se convierte en podio, dará lo mismo, porque la Villa y Corte se quedó sin alma y sin árboles cuando dejó de ser poblachón manchego. Tampoco Pequín la tiene. El maoísmo se la arrebató, y allí sigue, tan pancha, la momia de quien lo trujo. ¿Momificarán también al alcalde de Madrid si se sale con la suya y consigue que los madrileños pasen por el quíntuple aro del cataclismo olímpico? ¿Expondrán su sarcófago de tapa abierta en alguno de los túneles de Keops, Kefrén y Micerinos con los que ha rendido sórdido homenaje desarrollista a quienes con su voto lo hicieron corregidor? ¿Qué Faro de Alejandría, qué Coloso de Rodas, qué Mausoleo de Halicarnaso plantará entre las Torres Kío si las primeras olimpiadas del siglo XXII ―antes no creo― se celebran en Madrid? ¿Le darán por ello buen galardón? ¿Será secreto de estado pepeísta el emplazamiento de su tumba en el dédalo de galerías del Valle de los Reyes del Foro para que los palanquistas y garduños de Zapatero y Miguel Sebastián no la profanen ni la expolien? ¿Llegará a secretario general de los hititas ligures, amazonas persas y jóvenes turcos de Rajoy el Horemheb que ha obrado el prodigio de transformar a golpe de tuneladora el disneymadrid de Tierno Galván y Álvarez del Manzano en megaqueso de gruyer?

Vuelvo de África, aunque no de Zimbabue, donde está a punto de abrir sus puertas una carnicería antropofágica, y me topo con lo mismo que dejé: guiris en Barcelona, guirigay en Madrid, pirañas y piratas de bajura en Génova, ladrones de tumbas en la Moncloa y una patulea de desalmados y asesinos de monjes con alma en Pequín.

Allá penas. Sólo la ciudad en la que estoy sobrevivió a su expo. Azoto el aire con mi vara de mimbre y de palabras, echo desde la Torre del Oro limones al Guadalquivir, voy todas las tardes a la Maestranza, me inclino en su glorieta ante la estatua del académico Curro Romero y me siento gitano de verde luna. Siempre nos quedará Sevilla.

Publicado en: ...el 10 Abril 2008 @ 11:51 Comentarios desactivados

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