‘Kaliyuga’

Unidad 3 central nuclear Fukushima tsunamiUnidad 3 de la central nuclear de Fukushima un mes después del tsunami

Nada hay tan eficaz para la reactivación de la economía en años de vacas flacas como las catástrofes y las guerras. Será triste, pero es cierto. El terremoto de Fukushima y la necesidad de reconstruir la zona ha generado en términos de inversión, ilusión, trabajo, crecimiento y consumo una prosperidad como desde hace mucho tiempo no se conocía en Japón. Brahma, según el hinduismo, crea el universo, Visnú lo conserva y Siva lo destruye para que Brahma vuelva a crearlo. Ese vaivén cosmogónico produce vitalidad y riqueza. Tan inevitable es destruir como necesario es reconstruir. En los Vedas se describe con pasmosa exactitud lo que hoy sucede en el mundo. Lo llaman Kaliyuga o era de la degradación generalizada: materialismo, codicia, violencia, frivolidad…

Dicen los politólogos que en Israel todo está preparado para mojar la oreja de Irán y añaden que la ofensiva, por algún motivo que desconozco, tiene que desencadenarse antes de que Obama ratifique su mandato (¡Ojalá no lo haga! Yo soy de Ryan).

Tiremos de ese hilo: el Islam se une frente al adversario común, los suníes y los chiíes olvidan sus diferencias, Al Qaeda controla Siria tras el triunfo de los rebeldes, los muyaidines vuelven al poder en Kabul, en Islamabad hay un golpe de estado integrista, el ejército cruza la frontera de Cachemira y larga un pepinazo atómico sobre Delhi, la India responde, China interviene para garantizar el suministro de petróleo iraní, Corea del Norte aprovecha el follón y desencadena el infierno nuclear en Tokio, el Pentágono no puede cruzarse de brazos y pierde la guerra, Putin observa con fríos ojos de pantocrátor la kermesse heroica, la actividad de los mercados se dispara, los especuladores medran, hay que reconstruirlo todo, emerge un nuevo orden mundial, Estados Unidos se arropa en la doctrina Monroe, América es para los americanos, China, Rusia y la Media Luna se reparten Europa, vuelven los velos a las aljamas de Andalucía y el muecín a los minaretes de la mezquita de Córdoba, el cadáver de Boabdil enjuga sus lágrimas y Mohamed se arrellana en el Patio de los Leones, idénticos éstos, tras su reciente restauración, a como los veían los nazaríes…

No digo que todo eso sea probable. Digo sólo que es posible. Lean los Vedas y, por si acaso, corran al búnker. Un ciclo llega a su fin. Delenda est democratia. Sospecho que la historia no va a repetirse en esta ocasión como sainete, sino, por enésima vez, como tragedia. Será entretenida.

Publicado en “El lobo feroz”, El Mundo, 10 septiembre 2012.


Publicado en: ...el 05 Noviembre 2012 @ 01:02 Comentarios desactivados

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