DRAGOLANDIA: Sin novedad

Hoy es lunes, pero podría ser cualquier otro día de la semana, del mes, del año y de la centuria. Todos, en el mundo de hoy, son idénticos, clónicos, intercambiables… O, al menos, lo parecen a los ojos de quien tiene la ocurrencia, como yo la he tenido hoy, de prestar distraída atención, mientras desayuna, al telediario de las ocho de la mañana. Ahora son casi las nueve. Estoy en Barcelona, ciudad amabilísima, hospitalaria, abierta, bien educada. Su reverso es Madrid: todo lo contrario. La una lleva la fama, la otra carda la lana. Suele suceder. Pero a lo que iba: el telediario. La información se ha convertido, por obra y desgracia de quienes los hacen, en crónica de sucesos, ecos de sociedad, tráileres de películas recién estrenadas y noticias de fútbol. Lo mismo, más o menos, que en vida de Franco. Había entonces en el Nodo glamurosos desfiles de modelos, paradas militares y muchos pantanos. Ahora también los hay. Vivir, decía Azorín, es ver volver. Nos dan la brasa, como me la dieron en mi niñez, con la guerra de Independencia. ¿Incluirán en la Ley de Memoria Histórica sus fastos, sus tumbas, sus chekas, sus bandoleros disfrazados de guerrilleros y sus gritos de ritual? ¡Por Dios, por la Patria y el Rey! gritaban aquellos héroes teñidos de sangre. Seguimos haciéndolo. Marró Neruda: nosotros, los de entonces, somos los mismos. Rojigualda, señera o ikurriña: tanto montan. Las tres desgarran el lomo del toro de Tartessos que campea en la portada de mi último libro. Telediario, decía… Es el de la Uno, pero todos son iguales. Rajoy sigue presumiendo de lo que no tiene y Esperanza observa el ir y venir del toro desde el burladero. Muerde el capote. Su adversario da cornadas al aire. Pasa la tele a otra cosa: dos incendios —uno en Madrid y otro en Écija— y dieciséis muertos, casi todos finlandeses, en un accidente de tráfico. ¡Qué novedad! Tampoco lo es la actitud violenta de los ecijanos, que querían alguacilar a los alguaciles, quemar a los bomberos. Si no hay agua para beber, ¿cómo va a haberla para llenar los tanques de sus camiones? Si la corrección política de las hermanas de la caridad que nos gobiernan (o que nos gobernarían si Rajoy mandase) obliga a las fuerzas del orden a tolerar el desorden, ¿por qué no va a volver el señor Lynch? Así andamos. La guerra del agua será ley de la jungla, homo homini lupus, y lo será no sólo en España. ¿Que no? Al tiempo. Seremos leyenda, como el de la película, en un mundo de vampiros. Ya hay, de hecho, piratas en los mares que otrora surcaron los bajeles del islam: un yate francés y un pesquero español capturados en las costas de Somalia. El multiculturalismo al abordaje. Regresa Sandokan y el mundo vuelve a ser novela de Salgari. Tranquilos todos: el Madrid ganará la liga y la antorcha de los Juegos que son fuegos en el Tibet flambeará el césped del estadio de Pequín. Los deportistas papalamas han puesto un huevo, han puesto dos, han puesto tres. Llegan los anuncios. Apago la tele. Escribo esta columna. Lo es de humo para los sioux que ya no existen. El Quinto de Caballería avanza.

Publicado en: ...el 26 Abril 2008 @ 13:40 Comentarios desactivados

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