Elogio de la locura

jose tomas locura

Erasmo de Rotterdam no necesitó de la beca que hoy lleva su nombre para escribir el libro que puso la Europa de su época y la España del Siglo de Oro patas por alto. Eso fue en 1509. El ensayo se editó dos años más tarde. Terminó hace unos meses, sin pena ni gloria, el Quinto Centenario de la aparición de esa obra maestra a la que hoy tomo prestado el título de mi columna. ¿Hay que estar loco para atravesar España en plena canícula –yo lo hice desde Soria– con los trenes medio parados por el chantaje sindical? Supongo que sí, pero en esa locura han incurrido todos los que el viernes llegaron a Huelva para presenciar el despliegue de cuatro maneras radicalmente distintas de entender y cultivar la más hermosa de las Bellas Artes: el toreo. ¿Es éste, también, locura en una época tan estúpida como la de hoy, en la que el filósofo holandés ve su nombre convertido en banderín de enganche –las Erasmus– de un sistema docente que sólo busca malcriar a sus pupilos con el biberón de las subvenciones mezcladas al veneno del buenismo y la corrección política? Sí, lo es, y por eso la elogio, aunque sin la ironía de Erasmo, cuya obra se llamaba inicialmente, en latín, Elogio de la estulticia. Ésta no hizo el paseíllo en el coso onubense. Lo que allí vimos fue docencia, decencia, inteligencia, magisterio, valor, honor y arte. No sólo estética, sino ética: la del deber cumplido. No sólo espectáculo, sino lección y cátedra. ¿Están, así mismo, locos los excelentísimos doctores en tauromaquia José Tomás, Morante de la Puebla, El Juli y Talavante? Sí, lo están, tan locos como los seis mil aficionados que los aplaudieron hasta el delirio y las lágrimas, pues locura es plantar capote, muleta, acero, taleguilla y testículos a tres locomotoras (por barba) de cinco quintales provistas de pitones en días de tantas becas, bicocas, mamandurria estulticia y mal crianza como lo son los actuales. Valga para los cuatro lo que Dalí dijo de sí mismo en cierta ocasión: “La única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco”. Un día fue a visitar no sé quien a Hölderlin y el ebanista en cuya casa de Tubinga vivió enclaustrado y en silencio el gran poeta durante siete lustros le explicó que aquel hombre, a su juicio, no estaba loco por los tornillos que le faltaban, sino por los que le sobraban. Sobrados, en efecto, andan Morante, Talavante, Tomás y El Juli de todo lo que convierte en persona al animal humano. ¡Viva la locura de la tauromaquia!

Publicado en la sección “El lobo feroz”, El Mundo, 4 agosto 2012.


Publicado en: ...el 16 Noviembre 2012 @ 12:18 Comentarios (4)

4 comentarios

  1. A 16 Noviembre 2012 @ 12:51 ER MANUÉ dijo:

    EL PESEBRERO, CAZOLERO, SUBVENCIONADO, SÁNCHEZ DRAGÓ EN JAPÓN. GASTÁNDOSE EL DINERO QUE NOS SACA A TODOS LOS ESPAÑOLES.

    ¿SIGUE HABIENDO EN TOKIO PRINCESITAS DE CATORCE Y QUINCE AÑOS QUE POR 15 DÓLARES NO SÓLO TE HACEN UNA FELACIÓN, SINO QUE, TAMBIÉN, TE HACEN LA COLADA Y TE PREPARAN SUSHI?

    ¿SIGUE HABIENDO EN TOKIO PRINCESITAS DE “TRECE AÑOS, COMO MUCHO” EN TOKIO DISPUESTAS A “HACERTE DIABLURAS” POR UN PRECIO MÓDICO?

  2. A 16 Noviembre 2012 @ 13:52 Mariana dijo:

    Cuentan, que Sánchez Dragó, en su época de militante en la clandestinidad del PCE, en los años cincuenta, era un topo de la Brigada Político Social.

  3. A 16 Noviembre 2012 @ 14:30 Cruz de Hierro dijo:

    Vaya chusma de tío.

  4. A 16 Noviembre 2012 @ 18:57 Viejopecero dijo:

    No era un topo. Era un chivato.