Carta con dos estrambotes a José Tomás
Mi querido José: esta carta va a extrañarte. Cojo el toro por los cuernos…
El próximo 12 de marzo sale el libro Pacto de sangre, escrito a medias por mi hija Ayanta y por mí, y el 14, a las siete y media, hará el paseíllo de presentación en el Círculo de Lectores. Lo edita temas de Hoy. Aitana Sánchez-Gijón será la tercera en concordia de ese bautizo.
Seguramente sabes que estaba yo en Nimes, prometiéndomelas muy felices, cuando Naoko, a la que conoces, se puso, en el mejor sentido de la palabra, a parir y tuve que salir de estampida hacia Madrid horas antes de que tú hicieras lo que hiciste. Esa espantada saltó, de mil modos, a la prensa y fue emotivamente contada por mí en una breve crónica (“Midnight in Nimes”), que apareció en El Mundo. Supongo que la leíste.
De no haberlo hecho, podrás hacerlo ahora, porque se reproduce en el libro del que te hablo. Tú lo sobrevuelas. Me atrevo a enviarte las galeradas, unidas a un cuadernillo que recoge las páginas en las que con el afecto que imaginas te menciono. Así no tienes que leerlo entero, aunque me agradaría, como es lógico, que lo hicieses.
El libro trata de mi hijo Akela y consta de tres partes: una (la más larga) escrita por mí; otra, por mi hija Ayanta; la tercera es un apéndice en la que se transcribe una conversación con la madre.
Lo mío es una carta-cuento enviada al niño que acaba de nacer –lo hizo el 16 de septiembre– y en la que intento transmitirle las enseñanzas que, por cuestión de edad (tengo setenta y seis años), no podré darle de viva voz durante tanto tiempo como quisiera. El texto de Ayanta es una carta a su padre y una crónica familiar de alta tensión literaria y filial. Estoy seguro de que el libro, si lo lees, te conmoverá y te divertirá: en él hay sonrisas, emoción, ternura, luces, sombras y lágrimas. Tanto más si se considera tu reciente paternidad.
Lo que aquí viene a continuación es, José, un brindis al sol. Decía un filósofo que siempre hay que intentar lo difícil (¡a quién se lo digo!). Quizá era Séneca, pero no estoy seguro. ¿O sería Nietzsche?
Te propongo, y de sobra sé que tengo muy pocas posibilidades de éxito, si alguna hay, que acudas a la presentación del libro. Con tu presencia bastaría, pero si encima te prestases a hacer un quite de palabras… Bueno, eso ya sería el acabose. Tienes fama de ser parco en ese tipo de suertes, pero aún recuerdo el extraordinario discurso con el que embarcaste el último premio Paquiro en el vuelo de tu oratoria. Nos deslumbraste a todos. No es coba. Lo dije, entonces, por escrito, y yo nunca, cuando escribo (mi forma de torear), miento.
El no ya lo tengo, y ni siquiera espero respuesta. Entenderé que no me la des, entenderé tu silencio, entenderé tu negativa, entenderé cualquier reacción que en ti genere el atrevimiento de estas líneas y seguiré, sobra decirlo, apreciándote y admirándote como te admiro y aprecio.
Y, tanto si vienes como si no, serás, José, padrino honorario y acaso involuntario del joven Akela. Así lo quiso el destino aquel 16 de septiembre en dos ruedos concéntricos y consanguíneos. Si lees el libro, sabrás por qué lo digo.
Es todo, maestro. Disculpa mi osadía y deja que te envíe un abrazo por derecho y al encuentro.
PRIMER ESTRAMBOTE – Envié esta carta el 19 de febrero y, como me temía, pinchó en hueso, aunque el 2 de marzo hubo respuesta, razonada, razonable, amable y cariñosa. José está en el campo, preparándose para torear cuatreños: palabras mayores, pocas bromas. Mi cachorrillo es lechal: no llega a añojo. ¡Qué le vamos a hacer! Era, ya lo dije, un brindis al sol y el sol siguió, inmutable, su curso. Los toreros son así y yo celebro que así sean. ¡Olé!
SEGUNDO ESTRAMBOTE – En el ínterin ha aparecido en la prensa la noticia de que no torearás en Aguascalientes, como estaba previsto, por un problema de honorarios. Pides –aseguran– cien millones de pesetas… Pesetas, digo, y digo bien, porque los toros no han entrado en el euro. A mí, José, no me parece mucho. Si yo fuese empresario, te las daría. Cuentan que a Clinton, que no tiene gastos de cuadrilla, llegaron a abonarle veinticinco millones por conferencia, y no se jugaba la vida ni peroraba delante de miles de personas. Hay directivos y consejeros delegados de grandes empresas que cobran más. Ya lo decía Machado: todo necio confunde valor y precio. Tu precio es menos alto que tu valor.
Publicado en Dragolandia, elmundo.es, 10 marzo 2013
Cien millones de pesetas de caché, en el caso de José Tomás, es totalmente razonable.
José Tomás es Teseo redivivo. No hay dinero en el mundo para pagar un cartel con él.
Dragó, eres el ser humano más contradictorio del planeta. Has tenido experiencias de ser rio, flor, cocodrilo, etc., con tu edad y la ansia con lo que lo cuentas, supongo que más de una y dos, es decir, que las tienes regularmente, y…
bah, lo dejo. Lo tuyo no tiene remedio. Da igual, nadie es perfecto. No se te puede juxgar por ello (yo, desde luego, no lo haré) me limito a leerte en las facetas que me gustan, que no son muchas, pero sí mucho.
Saludos.
Dragó, el día que nos cuentes que se siente en la piel de un toro en la plaza, en el trance de muerte, te consideraré por encima del resto, casi santo. De los pocos que han habido. Hasta entonces solo eres otro humano más, eso sí: buen escritor. Tienes tu mérito, yo no te lo niego, eh. Pero humano y pecador. Egoista, rudo y grotesco como el que más. Sorry.
Perdón, al final hice algo así como juzgarte, bueno, te califiqué, pero viene a ser lo mismo. ¿Veis? yo también me contradigo, por eso digo que hay que ser benevolente, lo cual no quita para pensar que Dragó se quedó a un paso de la santidad y es una auténtica pena y desperdicio espiritual y social. ¡Falto tan poco!