Desde el más acá

mientras dioses juegan alain danielou

¡Caramba, caramba, caramba! Estoy abrumado por la cantidad y calidad de las personas, conocidas y desconocidas, que se han dirigido a mí por tierra, mar, aire, teléfono, correo, fax, blog, palomas mensajeras y señales de humo a raíz de la publicación de la penúltima y antepenúltima entrega de Dragolandia (”Morir habemus” y “Con pocos pero doctos libros juntos…“).

Tengo más amigos de lo que creía. A todos agradezco la inquietud, el interés y la convicción proustiana de que no es la identidad de pensamiento, sino la consanguinidad de espíritu lo que une a las personas.

Voy a tranquilizarlos. No me sucede nada especialmente grave. Soy sivaíta (Dionisos), no visnuíta (Apolo). Siempre me ha gustado bailar en el alambre de la muerte como lo hacían Hemingway y Mishima, por poner dos ejemplos que me son caros y cercanos. Eso no significa que desee morir –todo lo contrario– ni que vaya a hacerlo. Lo primero es seguro; lo segundo, volitivo.

A mi padre, a quien no conocí, también le gustaba el funambulismo de Siva, aunque seguramente nunca había oído hablar de ese dios del Olimpo hindú. Por eso se fue hacia Melilla a primera hora del 18 de julio de 1936 (léase mi novela Muertes paralelas. Ahí lo cuento con detalle) y por eso me gustaría a mí ahora estar en Siria y no en Soria. Esas cosas se heredan. Todos los varones se parecen a su padre y todas las mujeres a su madre. Los cónyuges lo descubren cuando ya es demasiado tarde. Y uno mismo, o una misma, también. Conocer a las mamás de las chicas que te gustan es algo que desalienta al más pintado. Entre los bastidores de la condición femenina asoma siempre una futura suegra.

¿Siva? ¿Visnú? Estoy leyendo uno de esos libros que marcan a fuego a las personas que lo sean de verdad: Mientras los dioses juegan, de Alain Daniélou (Atalanta). Es, a decir poco, formidable. Absténganse quienes lean para entretenerse, pues no pasarán de la primera página. Los biempensantes se escandalizarán. Los preciosos ridículos de la corrección política ni les cuento.

¿Padre? ¿Madre? A lo primero obedece el estado de ánimo que me indujo a escribir las dos entregas mencionadas. Lo seré, de nuevo, en el próximo octubre. Eso me inspira sentimientos de piloto kamikaze. Para que la simiente germine es preciso que el fruto caiga del árbol. Cuando se tiene un hijo, la juventud se acaba, y si ese maremoto se produce en la vejez ya no hay margen para reaccionar. Mi padre se fue a Melilla dos meses y medio antes de que yo naciera –los mismos que ahora me separan del alumbramiento del nascituro– y murió cincuenta y cinco días después de emprender esa aventura. ¿Fue un suicidio subliminal? Sostiene Jodorowsky que tendemos a reproducir la conducta de nuestros progenitores. Quizá sea ésa una de las razones por las que quiero irme a Siria. Ins’hallah!

Publicado en Dragolandia, elmundo.es, 28 julio 2012


Publicado en: ...el 06 Febrero 2013 @ 14:43 Comentarios (2)

2 comentarios

  1. A 06 Febrero 2013 @ 17:30 pivodi dijo:

    …repitiendo los mismos errores de los padres, rueda la rueda en generaciones evoluciona, pule y diluye el espíritu en alma. Rueda la rueda del hámster sin poder escapar, cada vez rueda más rápido, y así más, se cierra la salida de esta prisión. Rueda la rueda…

    Me recuerda a la discusión en el parlamento filosofal, mientras las puertas del templo son sacudidas por golpes de mercado de quienes quieren entrar a saquear el templo, mientras en el parlamente se apremia la discusión sobre si los ángeles tienen o no tienen genero… La puerta cae, y el cabeza de puente entra por la brecha ha lidiar en la discusión. Muerto el filosofo se acaba la cuestión. No existen ángeles, solo demonios, y estos si que tienen genero: genero cabrón. Por que así es Shiva, destructor de la ilusión. Parte y reparte cabezas, que por pensar creían escapar de la sinrazón. Shiva siempre vence, por que al final, todos igual, muerte y a rodar. Rueda la rueda una vez más… Veo, leo y observo como ruedan en la rueda, la noria de borricos que hacen girar, y ni escapar quieren pues el sexo de los ángeles es la cuestión principal.

    Sentado en el centro, inmóvil, veo girar la noria. Rueda que rueda sin parar, solo Shiva parece rival. Matar a Shiva ha de ser el final, la salida, escape y liberación de este mundo de Matrix, de la ilusión. Shiva no parece tan fiera, si tuviera cinco minutos más… cainitas que aráis la tierra, no sin pulir la roca, Shiva os invoca, solo toca: luchar.

    En fin, un saludo.

  2. A 06 Febrero 2013 @ 20:31 Pedro Manuel dijo:

    Desde luego,,,menudos sustos nos das.

    Aunque no lo reconozcas, te note triste, y quiero que sepas que nunca dejaremos de lado a aquel que nos hizo descubrir a Hesse, Hemingway o knut.

    Te aprecio mucho cabroncete.